viernes, 17 de febrero de 2023

La vida del hombre ha de ir a más

Luz

La etimología de la palabra ‘dios’ proviene del indoeuropeo, y es semejante a ‘día’= luz.

Dios es Luz originaria, toda otra luz es creada, derivada. Y es tan maravillosa la luz, que Dios crea la luz y lo inunda todo de luz, para que el hombre vea, y realice su tarea, que es trabajar, vivir.

Hay luz en el mundo, en la inteligencia, y se necesita más luz para ver lo escondido (rayos X, ecografía).

Pero el hombre se cansa de la luz creada, y ha de apagar, ha de dormir. Se tiene que llenar de energía y duerme y come.

Pero Dios es Luz permanente, fuente de ser y energía. ‘Mi Padre obra continuamente y Yo con Él.’

Si durante el día estamos con Dios también por la noche lo estaremos, si tenemos intención (in tendere). La intención atraviesa la acción y el descanso haya llegar al final. 

Vida recibida, vida añadida

Quizás sea conocida esta expresión empleada por el filósofo Leonardo Polo. La vida del hombre comienza porque a las células aportadas por sus padres se le añade un plus: una existencia propia. A veces los padres quieren un hijo, pero a su aportación no se le añade la nueva vida. Cuando la nueva existencia llega, hay vida nueva. El embrión recibe la vida, una vida que comienza a tener una dinámica propia creciente, porque el embrión comienza a desarrollarse. 

Pero esos añadidos no son aún voluntarios. De aquí parte la confusión sobre la identidad de la nueva vida, si es humana o no. Pero debería estar claro, si el desarrollo termina en un ser humano, el embrión es de un ser humano desde el principio. Salvo que se desarrolle un lagarto o una rata. Pero como no tiene actividad intelectual ni volitiva, algunos dudan de si es humano. Entre otros Tomás de Aquino y algunos más, allá por el siglo XIII . Hace ¡900 años! aproximadamente. Y aún el Derecho, hoy día, considera personas a quien nace o incluso al que es inscrito en el Registro Civil. 

Pero la civilización ha cambiado, mediante la ecografía, por ejemplo, El doctor Jeròme Lejeune, por ejemplo, pudo interpretar el comportamiento del embrión humano, al que llamamos feto después de 10 semanas. Se pueden mirar sus reacciones sensibles ante estímulos a partir de lsos 3 meses, y con 5 meses lo es a las voces, a las canciones y a la música. A los 7 meses presta atención a la voz de su madre especialmente porque la distingue. Aún pesa 1 kg. pero empieza a crecer de manera considerable hasta llegar a sus 3 kg. sobrados y a partir de los 8 meses podría sobrevivir si naciera, aunque aún ha de esperar un poco. 

Bien, es verdad que la vida que él añade es voluntaria más adelante, a partir de los 4 o 5 años, cuando comienza una forma personal de vida. 


Libertad, el yo

La libertad humana es muy particular, porque no solo trata, como en el caso de los animales, a elegir entre diversas posibilidades, sino que él mismo crea esas posibilidades, las inventa, las continúa, las desarrolla. Realiza una cultura subjetiva, e incluso puede intervenir en el progreso de la cultura y la civilización colectiva. 

Posee una libertad abierta al futuro y su Yo la dirige del modo que le parece más conveniente. Se dota de una ética, de un comportamiento que, si se dirige al bien, será muy de agradecer por todos. Pero que también puede dirigir a un bien exclusivo, o partidario, sin importarle mucho las repercusiones que pueda tener entre lo que no pertenecen a su grupo. Entonces será poco o nada ético, porque el bien que se ha de buscar el bien de cada uno haciéndolo compatible con el de todos los demás. 

Por tanto, habrá de buscar el bien verdadero, o la verdad sobre el bien común que, por tanto, interesa a todos los demás. 

  

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