sábado, 16 de julio de 2022

Contemplativos

 Comentario a los textos del domingo XVI del tiempo ordinario. 

Empezamos por Génesis 18,1: Se presentan a tres personajes bajo la encina de Mambré, ante la tienda de Abraham. Estamos un poco al norte de Hebrón. Lot se ha separado de su tío por motivo de los pastos de los rebaños y se ha ido hacia el SE de ese lugar, hacia Sodoma y Gomorra. Ha tenido problemas pero su tío ha aparecido con fuerzas que le han liberado. 

Nos admira la agilidad de Abraham para ofrecerse a los recién llegados: está claro, son peregrinos y hay que facilitarles lavarse, comer, beber. Da igual quienes sean, aunque posteriormente se va viendo que es Yavé con dos ángeles. Parece que les traen a aquellos lugares dos misiones: la primera, tras comer preguntan por Sara y le anuncian un hijo para dentro de muy poco. Sara lo oye y se ríe. ¡No te rías!, le dice con seguridad Yavé. Segunda misión, se quieren acercar a Sodoma y Gomorra porque tienen noticias del pésimo comportamiento de sus habitantes. Yavé abre su corazón a Abraham: están corrompidos y vamos a destruir las ciudades. Dios quiere la conversión, pero hay momentos en que las personas se cierran  y el querer de Dios no entra en ellos. Abraham intercede: -Lejos de ti condenar inocentes por pecadores. Es verdad, Yavé estaría dispuesto a salvar a todos si hubiese diez justos, pero no los hay. 

Vemos como el corazón de Dios se abre y Abraham se introduce en él, en sus reducidas luces. Dios cierra la conversación y decide qué hacer.

Saltamos al evangelio de Lucas 10,38: Jesús va a Betania: María se coloca en la primera fila, dispuesta a no perder ni un gesto, ni una palabra. Hace bien, es Jesús quien viene a su casa en un momento de intimidad con un buen grupo de personas. Marta entiende que debe obsequiar al Señor y a los asistentes mínimamente; leche, agua, algún bocado. Es una manera distinta de acercarse al corazón de Jesús, seguro que a Jesús le gustará ese detalle. María es más directa, luego se verá si hay que preparar algo, ahora hay que estar junto a Jesús. Y Jesús no puede decir que es mala su elección. Le indica a Marta que primero es la palabra de Dios, y luego vendrá todo lo demás. No le riñe, le señala la prioridad. .

Contemplar, hay varias maneras de contemplar. Pero, ¿qué es contemplar? En sus orígenes, el templum es el lugar o ¡, si se quiere la plataforma, desde la que el augur se dispone a ver, oir, comprender lo que ocurre en un espacio de cielo y de paisaje para intentar comprender lo que la divinidad desea respecto a la pregunta que le han hecho al augur y él tiene que responder en nombre de la divinidad. Ha de esta atento a cuanto pasa pero con la atención de quien intenta comprender el querer de la divinidad. María en el templo cuando Jesús se queda tres día y le pregunta angustiada, ¿entiende o no entiende la respuesta de Jesús? No entiende, dice el evangelista. Sí entiende, porque ese suceso no iba dirigida a Ella sino a Jesús, quizás a alguien más, y parece que Jesús lo ha entendido. Pues ya está, entiende que no tiene por qué entenderlo, pero que está bien así. .

-Contemplativos. Santo Tomás: simplex intuitus veritatis ex caritate procedens (II-II 180, a. 1; a. 2 ad 1.).  Es un saber de Dios, movidos por el amor divino. -Intus ire: ir al meollo, al fondo para ver el chispazo orientador. Quizás no se entiende mucho, pero sí que Dios está ahí, que Él se entera y acepta lo que ocurre. Y nosotros estamos en sus manos.

-C. 319: “Recógete. Busca a Dios en ti y escúchale”. Introdúcete en la intimidad de la Trinidad porque eres hijo y puedes, debes, hacerlo. La vida de Dios es también la nuestra.

En nuestros día, con nuestra gente, en nuestra época, ¿qué hay que entender? Qué Dios está presente, que lo ve todo, e incluso entendemos un poquito su juicio, su aprobación o no. Nos ponemos en sus manos y seguimos nuestro camino bajo su protección. Al contemplar, iremos comprendiendo y orientándonos.

-Guardar el recogimiento. Acoger y proteger grupos de personas de buena voluntad que dependen de nosotros. Enseñarle lo que hemos aprendido, iniciarlos en la contemplación. María lo guardaba todo en su corazón. ¿Guardar? Guardaba sus contactos íntimos con Dios y se dejaba guiar por ellos. 

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