viernes, 29 de enero de 2016

LA SITUACIÓN CULTURAL CONTEMPORÁNEA


1. Crisis de la modernidad y situación posmoderna; actual crisis de sentido.-

Se entiende por cultura el ‘cultivo’ de una manera de pensar, de sentir, de actuar de manera colectiva que se hace dominante. La época moderna se ha forjado entre los siglos XV a XVIII, desde el descubrimiento de América en 1492, a la revolución francesa de 1789. Aunque se va forjando poco a poco, se distingue por estas características:

-uso exclusivo de la razón, sin apoyarse en tradiciones ni autoridades, incluida la Iglesia;

-exclusión de Dios, se intenta comprender el universo con la hipótesis de que todo existía desde siempre o bien se ha creado solo;
René Descartes, ferviente
creyente, iniciador del
racionalismo moderno.

-el conocimiento debe partir de la materia, que es la única mensurable; la psique se estudia desde sus orígenes o sus efectos materiales;

-la libertad del hombre es absoluta, nada debe limitarla;

-todo lo que es posible hacer con la ciencia, debe ser posible hacerse con libertad;

-la felicidad consiste en el bienestar corporal;

-la muerte es el fin de la existencia humana, no debe esperarse otra cosa de la que no hay experiencia;

-igualdad entre los sexos, incluso entre los géneros (relaciones heterosexuales o polisexuales);

-tener hijos es una fuente de desigualdad, en todo caso tener una experiencia y basta;

-se debe seguir la democracia, la mayoría, pero sin líderes: el líder debe seguir a la mayoría; etc.

                                                                   *   *   *

Ahora estamos en la cultura de la posmodernidad. La modernidad ha entrado en crisis porque es imposible construir algo con sus premisas:

a) de hecho querer educar, llevar a cabo una política, alcanzar unas metas familiares o sociales, seguir un comportamiento moral, va contra la libertad;

b) pero incluso si la razón sigue como pauta la libertad, no es posible ejercerla, porque ejercer la libertad en algún sentido supone privarse de libertad.

La posmodernidad propone el ‘relativismo’, pero como no puede ser impuesto tiene dos posibilidades: primera, seguir un relativismo individual, que nadie puede criticar, porque soy libre; segunda, no seguirlo porque es contradictorio consigo mismo: ese relativismo no ejercerse, como hemos dicho, porque habría que renovarlo continuamente para que triunfe la libertad.

 2. ¿Cómo reaccionar frente a esa cultura?

-postulando que la realidad existente supera el conocimiento que el hombre pueda adquirir sobre ella, sea el universo o Dios su creador (de hecho la modernidad se imaginó que el conocimiento humano podría ser total, pero cuanto más se conoce, mucha más se desconoce);

-por tanto el hombre conoce la verdad y el bien, pero de manera progresiva, poco a poco;

-el hombre es libre pero no para elegir los fines: cómo ha de ser un elefante, el hombre, o a qué temperatura ha de hervir el agua. El hombre es libre respecto a los medios, al modo cómo puede utilizar para su servicio de todas las cosas;

-ello hace que cada hombre deba estar abierto al conocimiento y a la experiencia de los otros, por lo que debe reconocer una tradición y autoridades con prestigio anteriores a él;

-por supuesto, deberá estar abierto al conocimiento que Dios pueda comunicarle, en caso de que se produzca; con su razón el hombre puede analizar su veracidad y su conveniencia.

-sigue en vigor la grandeza de una entrega directa a Dios, de modo que las virtudes, incluida la obediencia inteligente, mantengan todo su sentido de manera constante: se busca a Dios y se pone uno en sus manos, incluso obedeciendo. ¿Y quien puede mandar? Quien procure interpretar la voluntad de Dios manifestada a otros, a la tradición. Pero es necesario que Dios mismo asista la marcha del espíritu del hombre con el Espíritu Santo.

3. Además, hay que reconocer

-los contactos multiculturales que se producen como consecuencia de la facilidad de transporte;

-la revolución informática que nos pone en una comunicación inmediata;

-la renovación tecnológica que estamos viviendo;

-la globalización de los problemas a los que nos enfrentamos;

-también la necesidad de llegar a acuerdos globales.

4. Todo ello requiere una formación abierta a la complejidad de nuestro tiempo, que ayude a entenderlo. De modo que superemos la fragmentación del pensamiento, el relativismo y la confusión moral.

No es solución mantenerse en la ignorancia; ni tampoco seguir un fundamentalismo  que se base en principios simples, rígidos, porque serán arbitrarios. Hemos de estar abiertos a la manifestación de toda la realidad y de cada uno de sus aspectos, y analizarla al modo científico. Es decir, no con la ideología científica, sino con su método racional de análisis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La verdad es que hay distintos modos de plantear la cosa. Este me parece convincente.