-¿Qué significa "inmaculada"?
Silencio.
-Algunas mujeres tienen ese nombre.
Un dedo inmediato y muy alto pidiendo la palabra, pero que no espera la venia para intervenir:
-¡Mi tía se llama Inma!
¡Qué buena idea tomar este calificativo de la Virgen María como nombre! A todos nos parece que el nombre que nos imponen o que adjudicamos a los hijos, ha de ser bonito, que suene bien. Pero está claro que debe tener un contenido, una razón de ser. De siempre se ha buscado a la Virgen o a una santa como intercesoras de la niña, a quien se le pueda rezar pidiéndole que la proteja y ayude.
¡La Virgen se apropia de tantos calificativos! ¡Todos los hace suyos! Y es que toda la creación se le rinde para homenajearla. Todos los nombres los llena de sentido y los hace bellos: Camino, Peña, Valle, Monte; Rocío; de la Cinta, de la Victoria, del Mayor Dolor, de las Angustias, de la Merced; y de tantos lugares geográficos como Begoña, Guadalupe, Monserrat, Linares.
Para San Josemaría, el mayor piropo que puede decírsele a la Virgen es que es Madre de Dios. Pero antes de ello, recordemos, fue hecha Inmaculada, limpia de todo pecado, de toda mala inclinación y de todo afecto desordenado.
Han tenido éxito figuras literarias como Blancanieves, Heidi, niñas buenas, inocentes, aún cuando fueran un tanto negligentes como Caperucita roja. Todas ellas reflejaban bondad. Pero se quedan atrás todas ellas, nos dicen muy poco en relación a la bondad de María, Virgen y Madre, Inmaculada para poder acoger dignamente al Hijo de Dios cuando viniese a la tierra.
Una Virgen buena y bella, con un Niño que descansa en un sencillo pesebre, que ha tenido que limpiar antes para hacerlo más presentable y confortable. Es esta una imagen de bondad que necesitamos mirar y admirar.
A una persona buena se puede acudir en petición de ayuda porque sabemos que nos escuchará, sobre todo si nuestra necesidad es apremiante, o nos encoge el corazón una la angustia. ¡Si Ella también las tuvo, como no nos va a comprender!
Esta fiesta es el pórtico de la Navidad, la Inmaculada que recibe la inmaculada concepción del Hijo. ¡Qué bien, qué bonito! ¡Qué escena más necesaria de contemplar siendo nuestra vida manchada y errónea, horrorosa!
Santa Madre de Dios, Inmaculada, ruega por nosotros.
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