viernes, 16 de noviembre de 2012

¿Cómo se transmite la fe?

Creemos que la fe se transmite con el ejemplo, yendo a Misa, rezando el Rosario, siendo cofrade o acudiendo a romerías marianas multitudinarias en mayo... Modos externos de devoción, muy laudables, pero que transmiten costumbres originadas en algún momento por la fe, pero que pueden reducirse
con el tiempo a meras costumbres practicadas sin fe.

Quizás podría introducirse el tema de la siguiente manera: todo hombre necesita algún tipo de fe para vivir, actuar o no actuar. Hay que tener una fe, una convicción, de que la postura que se adopta es la mejor. 'Me quedo, porque no hace ninguna falta ir', o 'me voy, porque creo que hay que hacer algo'. Lo mismo se podría decir respecto al hablar o callarse, escribir o no, denunciar o dejarlo pasar, etc. etc. Todo hombre que trabaja ha de creer en lo que hace, porque si no se desanimará y dejará de realizarlo, hasta dejarlo. 

Todo hombre utiliza la fe. El problema es si versa sobre un motivo importante o si es superficial, si es pasajera o estable. Y aquí es donde entra en juego la importancia y la profundidad de la fe cristiana: Jesucristo es Dios, ha venido a invitarnos a estar junto a Él en la vida futura, el modo de merecerla es escucharle y obrar como nos vaya diciendo, porque Dios habla a la conciencia personal de cada uno si nos callamos nosotros y le escuchamos. Entonces aflora toda la bondad, toda la verdad, lo mejor que podemos hacer por otros.

Según el Papa -tomamos sus propuestas de aquí y de allí-, de tres modos se transmite la fe:

Primero, haciendo oración y enseñando a hacerla; sabiendo que Jesús ha de guiarnos con su palabra, con su ejemplo, en el momento actual y vivo de la oración. Una oración que nos lleva a practicar nuestros propósitos.

Segundo, estimulando el bien que encontremos en el corazón de quien tratamos, esposa, hijos, amigos. No afear lo malo, reñir apenas, viendo el bien que se puede hacer, porque están dispuestos a ello, y animándoles, acompañándolos, siguiéndoles.

Tercero, promoviendo acciones voluntarias que les lleguen al corazón. Recordaba a quien movía una decena de chavales amigos para llevar a los ancianos de una residencia en sus sillas de ruedas por la ciudad en Navidad, para que viesen los adornos y la iluminación de las calles principales. Se trata, por tanto, de ir a ver, o a cantarle a los abuelos ya mayores, o a visitar amigos enfermos, o prestarles algún favor, a propósito de la llegada del adviento, la navidad, la cuaresma, la pascua o el mes de mayo o el verano. O porque ha habido inundaciones, o chapapote, o porque hay que hacer arreglos en unas casas desvencijadas en algún barrio. En definitiva, que dejen de pensar en lo que a ellos les gusta, y piensen en lo que les puede gustar, alegrar, ser necesario, a los demás. 

Prueba, a ver.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Seguiremos probando y ejercitando con más fuerza estas tres indicaciones. Magníficas lecciones o recordatorios los suyos. Enhorabuena.

Francisco Molina dijo...

He sido el primer sorprendido, una vez más, ante la claridad mental que muestra el Papa. La verdad es que los 3 consejos me parecen inmejorables.

Anónimo dijo...

Esos tres modos de transmitir la fe son tan simples y sencillos que muchas veces nos complicamos la vida intentándolo de otras formas. Gracias por aportar el artículo. Un saludo Y FELIZ NAVIDAD. Alex