A veces, al transmitir la necesidad de que el Señor venga a estar con nosotros, me asaltaba la preocupación de cómo ver yo, y hacer ver a los demás, la necesidad de que esté con nosotros. Si vino una vez, y sigue vieniendo en la Misa, y sabemos que está con nosotros siempre: ¡para qué insistir más! Parece reiterativo.
El Señor viene, pero ha de venir con mayor conocimiento por nuestra parte, con más comprensión, siéndonos patente la necesidad de que esté con nosotros. Su venida ha de ser, siendo la misma, subjetivamente más intensiva, para que sea más plena. No ha de mejorar por su parte la entrega, somos nosotros los que hemos de entenderla mejor.
Un ejemplo al que he acudido en estos días me vino hace solo unas pocas semanas. Un alumno de un centro educativo se había hecho un esguince el día anterior e iba cojeando dolorosamente apoyado en una muleta. Sin embargo se agarraba a un compañero casi constantemente porque se veía que el dolor era grande. Entonces me vino la imagen del "Ven, Señor, porque te necesitamos".
Cuando el que cojea necesita la ayuda de alguien para apoyarse. Aquél chico necesitaba apoyarse constantemente, una y otra vez, casi a cada paso. Si el otro se separaba, o él se soltaba del brazo, de nuevo volvía a buscar la ayuda, porque experimentaba que solo no podía seguir, aunque le gustaría. Esa es la idea que el "Ven, Jesús" quiere expresar. ¿Por qué ha de venir una y otra vez? Porque solos no podemos andar, ni movernos, ni resolver nada.
Quizás ahí reside nuestra falta de comprensión, entender el "Ven, Jesús", como un deseo indeterminado, cierto pero sin comprensión. ¡Podemos resolver tantas cosas por nosotros mismos! Está claro, somos nosotros mismos los que hemos de realizar nuestros asuntos. Pero entonces, la ayuda del Señor la entendemos como una inspiración pero no como una necesidad apremiante. La cojera de aquel chaval quizás lo explique mejor: es que no podemos andar derechos, ni nos sentidos animados a hacerlo, sin el apoyo constante de alguien que generosamente nos acompañe. "Jesús, no te vayas de mi lado, déjame que me apoye en Tí, ¡ven Señor Jesús!"
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