Los Novísimos aluden al final de los tiempos. El nombre de Novísimo les viene muy bien, porque son de plena actualidad.
Decía Tomás de Aquino que el fin al que se quiere llegar en toda acción, es el que organiza los medios con los que se puede llegar a ella. Quizás nuestra falta de meditación sobre nuestro destino final (la verdadera Patria, como la llamaban los Padres) hace que nuestras obras "mediales" en esta vida sean tan desconcertantes. Los medios son tan poderosos que llaman a nuestra atención: tener dinero, aparatos, coches, viajes, etc. no se sabe exactamente para qué; y si sabe, los objetivos que se cubren con ellos son muy pequeños, muy pobres, caducos, no definitivos. Y el fin último no lo consideramos y no lo ponemos los medios para conseguirlo. Se desprecia, no cuenta. No vemos que todos los momentos del día, todas nuestras actuaciones deberíamos realizarlas apuntando hacia su auténtico destino, hacia el último fin de nuestra vida.
El Señor es muy amable. Nos recuerda en los Evangelios: debes venir hasta mí, a la vida eterna.
Pero añade: para que no te sea tan costoso, si quieres, Yo estaré contigo desde hoy mismo hasta el final de los tiempos. Y viene a través de la Eucaristía, para que lo recibamos y nos acompañe, y para que podamos meditar en su presencia.
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