Porque, desde el momento en que ha amanecido para nosotros la luz del Unigénito, somos transformados en la misma Palabra que da vida a todas las cosas. Y, si bien es verdad que cuando reinaba el pecado estábamos sujetos por los lazos de la muerte, al introducirse en el mundo."
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Estas palabras del Padre de la Iglesia San Cirilo de Alejandría, son muy claras. Todos los problemas y dificultades que Jesucristo tuvo en la tierra, quedaron terrados en el sepulcro. Cuando Él resucitó, su resurrección no solo hizo factible nuestra propia resurrección y la vida limpia junto a Dios en el futuro, sino que nos dió la posibilidad de dejar enterrados ahora, ya, nuestros propios problemas y dificultades y liberarnos espiritualmente de ellos. Las dificultades perdurarán mientras estemos en la tierra, pero nuestro espíritu puede elevarse y estar junto a Cristo, facilitando un enfoque nuevo y distinto de ellas. ¡Pídelo, pide esa gracia al Espíritu Santo! ¡Prueba a hacerlo, porque es factible!
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