Los doctores de la Ley, los fariseos y saduceos, son incansables en su empeño de dar con una pregunta complicada que ponga en algún aprieto a Jesucristo.
Este domingo hemos leído Lucas 20, 27 y ss. Los saduceos se adelantan con una pregunta bien elaborada: si una mujer se casa nada menos que con siete hermanos después de morir los anteriores, e incluso el último de ellos, ¿de quién será esposa en la resurrección?
Los saduceos no creen en la resurrección, de modo que ahí queda el problema.
Jesús lo desarma en un momento: el casamiento es algo propio de este mundo, luego quedan los lazos personales pero no las obligaciones de pertenencia. Y añade que Dios es un Dios de vivos.
Maravillosa respuesta: en el cielo todos están vivos, en el purgatorio también, y además los que estamos en la tierra también estamos vivos. Tanto por los difuntos como por los vivos -que estamos en la tierra-, se puede rezar para beneficiarlos espiritualmente, Hay una solidaridad entre los vivos que tienen su centro neurálgico en Cristo.
Los que estamos en esta vida tenemos muchos problemas. Entre otros, superar el resentimiento, el odio, el guardar las ofensas para vengarse de ellas en cuanto se pueda. Perdonar las ofensas es una obra de misericordia bien anunciada por Jesús, que debemos captar y asimilar debidamente. Hemos de perdonar, nos dice en el padrenuestro, como somos perdonados, de modo total. ¿Y si vuelven a ofendernos, cuánta veces más, hasta siete? Jesús responde setenta veces siete, lo cual hace cuatrocientas noventa veces. Ya podemos ir contando.
Pedir por los vivos, ¿bienes materiales hemos de pedir? Materiales y espirituales, pero tienen ventaja los espirituales, porque traen consigo los materiales. Y si no fuera así, a pesar de los esfuerzos que se pongan, también se pueden pedir los materiales. Pero hay que evitar que se pidan como golosinas para consumir y disfrutar más que como bienes para mejorar en nuestro empeño.
Pedir a Dios por los vivos y difuntos, dice la última obra de misericordia espiritual. Todos estamos necesitados, a todos hemos de ayudar, en la medida de lo posible. No lo olvidemos. Y así, siempre, aunque pase el mes de noviembre y el año de la misericordia.
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