sábado, 12 de noviembre de 2016

¿Recibir un encargo? Depende del encargo

Todos hemos recibido encargos, bastantes encargos. De pequeños los hemos recibido. De adolescentes, hemos protestado o los hemos rechazado. De casados, los hemos tenido que volver a aceptar llevados por la necesidad y el cariño.

Entender el universo es tan complicado como entender
la convivencia humana, por lo menos. Pero ambas cosas
son apasionantes, merecen la pena,
y es necesario abordarlas.
Pero todos tenemos un encargo primordial, de nacimiento. La Biblia nos dice que Dios dio a Adán y Eva varios encargos: el primero, unirse en matrimonio, tener hijos y fundar una buena familia.El segundo, cuidar la tierra, trabajarla, que es tanto como recibir el de atender a las necesidades del universo. Y cuidar también del ambiente de convivencia entre los demás hombres, tal y como queda reflejado en los temas de sus conversaciones con los hombres. Más tarde quedaría fijado en los mandamientos.

Es importante entender que nuestro quehacer en la tierra es fruto de un encargo. Un encargo que marca el sentido de cuanto debemos hacer a lo largo de nuestra vida. Es un encargo verdaderamente abarcante, y aclara toda la actividad a desplegar en el futuro: tenemos tema para rato, no vamos a quedarnos parados. Los santos aceptaron muy bien su encargo, teniendo como ejemplo a Jesucristo y a María su Madre, que también los tuvieron y fueron ejemplares al cumplirlos.

La diferencia entre hacerse cargo del encargo o rechazarle es tremenda. El que lo recibe a conciencia, se pone a trabajar siguiendo unas normas elementales. Quien lo rechaza, rechaza a quien se lo da, y a la vez rechaza toda norma y pretender ser él el que se marca lo que tiene que hacer en la vida, o lo que nunca va a hacer con seriedad. El caos le domina.

La historia, las biografías, están cargadas de los comportamientos de unos y de otros. Son muy diferentes las huellas que dejan en la historia: la gente que se marca metas generosas y que se dedican a ellas, suelen tener resultados que hacen progresar la cultura y el estilo de vida en beneficio de todos. Otros, organizan unos conflictos que hay que reparar después de muchos años de empeño.

A mí no me causa problema el recibir un encargo o no. Si es superior en cuanto que interpreta muy bien la realidad y el modo de actuar en ella en beneficio de todos, no hay inconveniente en asimilarlo. Sobre todo si es superior a loq ue a mi se me ha ocurrido. Y he de reconocer que eso de cuidar del progreso de la tierra y de las personas, es insuperable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Leí el comentario de un filósofo. al cuento de Caperucita Roja, y destacaba precisamente que la protagonista recibía un mensaje. Quería ser como el resumen de lo que es la vida, la recepción de un mensaje. Caperucita se retrasa, se entretiene, y el lobo -los inconvenientes de la vida-, se adelantan a la niña por no ser diligente.
No sé si lo ha leído, pero su artículo me lo ha recordado. Me parece una idea sencillísima pero muy certera para resumir el mensaje de la vida.