jueves, 15 de octubre de 2015

La Carta Magna de la Iglesia

Muchas cosas se dicen y se dirán a propósito del Sínodo sobre las familias. Pero la en la Audiencia del día 7 de octubre, el Papa dijo unas palabras que me parecen importantes. Enmarcan todo cuanto se pueda decir sobre este tema y dan razón de su importancia.

El Papa comenzaba diciendo que "una mirada atenta a la vida cotidiana de los hombres y de las mujeres de hoy, muestra inmediatamente la necesidades que hay en todas partes de una robusta inyección de espíritu familiar". Qué sea este espíritu familiar lo explica luego: "la familia introduce a la necesidad de vínculos de fidelidad, sinceridad, confianza, cooperación, respeto; anima a proyectar un mundo habitable y a creer en las relaciones de confianza también en las situaciones difíciles; enseña a honrar la palabra da, el respeto a las personas particulares, el compartir incluso las limitaciones personales", etc.

Recordaba algunas situaciones que he vivido y que muchas otras personas seguro que han vivido mucho más veces que yo. Se trataba de una cola en un banco. Se estaba en pleno horario de atención al cliente. Lo atendían dos empleados, pero uno u otra iban abandonando su puesto y volvían a ultimar algún asunto que había surgido al margen de los intereses de 'la cola'. Recibían llamadas de la calle, algún compañero o compañera se acercaba y comentaban simpáticas anécdotas vividas ese fin de semana, o que habían visto a fulanita o fulanito y que bla, bla, bla. En tres cuartos de hora atendieron a tres de la cola. Los que llegaban no se iban, a pesar de las quince personas que aproximadamente nos manteníamos en ella, gracias a que la cola 'avanzaba'. Sí, avanzaba porque la gente iban abandonando la espera y se iban a la calle. Pero cuando faltaban pocos puestos, ya nadie abandonaba, y pasaban los minutos. Este comportamiento nos puede servir de ejemplo como evidente desprecio hacia las personas que esperan, por el tiempo que pierden, por las necesidades que les han llevado al banco, etc. Tengo más ejemplos propios, pero este es el más reciente. 

De modo que una 'robusta inyección de espíritu familiar'. En la familia se protesta, tiran de la falda de la madre, se enfurruñan. Hay que atenderles, aunque sea con un grito destemplado, pero no se les ignora. 

"Y todos somos conscientes de lo insustituible que es la atención familiar a los miembros más pequeños, más vulnerables, más heridos, y aún los que más están sufriendo las conductas de sus vidas." Y afirma: "En la sociedad, quien practica estas actitudes las ha asimilado del espíritu familiar y no de la competencia y del deseo de autorrealización", que llevan al egoísmo, a la indiferencia a los demás. 

"Y bien -continuaba diciendo-, aún sabiendo todo esto, no se da a la familia el peso debido -y reconocimiento, y apoyo-, en la organización política y económica de la sociedad contemporánea. Quisiera decir más: la familia no solo no tiene reconocimiento adecuado, sino que ¡no genera ningún aprendizaje!"

Hagamos un inciso. El Papa ya ha hecho notar que Dios creó el universo, dentro de él creó el mundo, y a continuación creó la familia humana con un cómpito muy particular: vivir unidos sin separarse como una sola carne, engendrar hijos y trabajar y organizar el trabajo, las relaciones humanas desde el espíritu familiar. Era ese espíritu familiar, al que hemos hecho alusión, el que debía estar presente en el trabajo y en las relaciones laborales. ¿Y por qué no es así? Porque el hombre falló pronto: hubo infidelidad, odio, un asesinato y comenzó la dispersión huyendo unos de otros. Entre las actividades más destacadas está también la ruptura de relaciones familiares, el repudio del cónyuge, el asesinato de recién nacidos. Hoy día todo ello perfectamente legalizado y atendido por los servicios jurídicos y médicos oficiales. 

Añadamos que cuando Dios consideró que había que restaurar la situación primitiva, mandó a su Hijo que llegó al mundo al seno de una familia. Jesús vivió el espíritu familiar durante treinta años aproximados, antes de lanzarse a decir a los hombres cómo debían comportarse. 

"El 'espíritu familiar'es una carta constitucional para la Iglesia". Sí, la Iglesia es la familia de Dios en el mundo, a imitación -lo mejor que puede- de las relaciones familiares íntimas de la Trinidad divina. De modo que hay razones de pesos para afirmar que ese 'espíritu de familia' es la Carta Magna, que orienta, legaliza y defiende la vida secular de la Iglesia y de las sociedad políticas y civiles, del tipo que sean: un ministerio, una farmacia, una droguería de barrio.

El Papa insiste en esta última idea de una manera incisiva: -Jesús, viene a decir, dijo a Pedro que en adelante sería pescador de hombres. Los hombres no son peces, ¿qué redes emplear para este nuevo tipo de pesca? El Papa explica que las redes empleadas para los peces oprimen, encierran, matan. ¿Qué redes utilizar para los hombres? Tendrían que ser redes que protejan pero que enseñan a abrirse a las relaciones con los demás, redes para la libertad. "Las familias son unas de las redes más importantes para la misión de Pedro y de la Iglesia. ¡No es una red que hace prisioneros! Al contrario, libera de las aguas malas del abandono y de la indiferencia que ahogan muchos seres humanos en el mar de la soledad y la indiferencia. Las familias saben bien qué es la dignidad de sentirse hijos, y no esclavos o extraños o sólo un número del documento de identidad". Y termina diciendo: "Que el entusiasmo de los Padre sinodales, animados por el Espíritu Santo, fomenten el impulso de una Iglesia que abandona las redes viejas y vuelve a ponerse a pescar confiando en la palabra del Señor".

2 comentarios:

Unknown dijo...

Fantástico artículo. Pienso que estamos en un momento importante de cambio y que debemos luchar para que la familia se convierta en verdadero motor de la sociedad.

Unknown dijo...

Es cierto, comportamientos de desidia, ignorancia, en definitiva preocupación por los demás son aprendidos en la familia. Este artículo refleja bastante bien el estado que se encuentra hoy la institución familiar. Artículo bordado.