martes, 10 de junio de 2014

Preparar la beatificación de don Álvaro

El 27 de septiembre se celebrará en Madrid la beatificación de don Álvaro del Portillo. Se han tenido algunas exposiciones con paneles, vídeos y explicaciones orales en algunas ciudades. Pero lo importante es la preparación espiritual que hemos de procurar ante ese acontecimiento.

Su importancia se deriva de la llamada universal a la santidad, de la que se quieren hacer eco muchas de las personas que han conocido el Opus Dei. En 1928 san Josemaría Escrivá entendió que Dios quería difundir en todo el mundo su deseo de que los hombres viviesen con plenitud su vida humana y la mejor forma es buscar a Dios en todo momento, también en la calle, en el trabajo, en la familia, en la diversión.

Don Álvaro, sacerdote joven en los tiempos de la celebración del Concilio Vaticano II, tuvo un papel discreto pero importante en la promulgación de algunos documentos que dieron un vuelco al modo teológico de presentar la Iglesia Católica, concretamente la Constitución Lumen gentium y otros documentos sobre el apostolado de los laicos y sobre el sacerdocio. Destacaban que la Iglesia está compuesta por la totalidad de los fieles -bautizados en la fe en Jesucristo-, entre los que se cuentan los ministros sagrados -obispos y sacerdotes-, para atenderlos en su formación doctrinal y apostólica.
El día de la beatificación de
 san Josemaría, en la plaza de san Pedro

A la muerte de san Josemaría, don Álvaro continuó trabajando para que el Opus Dei fuese reconocido jurídicamente de una manera adecuada. Además impulsó el apostolado de los fieles de la Obra por nuevas partes del mundo, promoviendo actividades colectivas de carácter social y educativo en general. Fue importante entre ellas la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, que ha impulsado los estudios teológicos de estudiantes, seminaristas y sacerdotes de todos los continentes, gracias a una Fundación que procura los medios económicos necesarios.

La beatificación de don Álvaro conlleva recordar, o conocer, estas realidades. Si espiritualmente se profundiza en ese mensaje divino, la santificación del quehacer ordinario, viviremos mejor estos momentos y contribuiremos a que otros los conozcan y lo vivan.

Para ello el Prelado pide que, libremente, vivamos algunos detalles entre los que podemos escoger: rezar cada día una parte más del santo Rosario, o bien detenernos ante una imagen de la Virgen que tengamos en casa y rezarle una oración vocal con alguna frecuencia, o acudir a alguna iglesia o ermita, o bien cualquier otra iniciativa que se nos ocurra según nuestra situación y la oportunidad que se nos brinde. Nos pide que nos acordemos de pedir por la Iglesia, por el Papa y también por sus intenciones, que son muchas. Y que no seamos tacaños al concretar, hasta fin de año, lo que vamos a hacer, sino más bien generosos.

1 comentario:

Carlos dijo...

Me he puesto en contacto con Maynagua y pienso ir con mi familia. Hasta a los pequeños les ha parecido muy bien el viaje, a pesar de ir en autobús y con más gente. Se portarán bien.