
El domingo once nos pusimos en movimiento algunas familias que frecuentamos Maynagua. No éramos
muchos, este mes los compromisos familiares y de amigos abundan, pero no íbamos para batir un record de asistencia. Íbamos a rezar a la Virgen, Nuestra Señora del Rosario patrona de Villanueva de ese mismo nombre, y fuimos de un puntual asombroso. Antes de las doce ya estábamos allí, incluido el jovencisimo Abraham, con sus tres meses. Llenamos los bancos de la ermita, limpia y cuidada, rezamos el Rosario y nos despedimos subiendo, los más pequeños y algún mayor, por unos escalones laterales hasta la imagen a decirle que le queríamos y a besar su manto.
Después, subimos al Mirados de las Palomas y establecimos -nunca mejor dicho- nuestras tiendas o carpas. Todos fuimos previsores a la hora de aportar sillas, comida y detalles muy apreciables. Pepe derrochó generosidad y profesionalidad en la barbacoa.
¡Qué sencillo todo y que paz! Esto hay que repetirlo.
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A la salida |
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Para dar una idea de una de las carpas |
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Los que andamos un poco |
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Ferratistas arriba, mirones abajo, en la mismísima Bola |
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