domingo, 15 de septiembre de 2013

Elevar el nivel

Parece ser que hay diversos tipos de vida. Tradicionalmente se habla de la mineral, la vegetal, la animal y, con un poco de suerte, se habla también de la vida humana. No parece que diga mucho de sí mismo quien se atreve a no hacer esta última distinción.

"Yo he venido para que tenga vida, y la tengan en abundancia". Según estas palabras de Jesús, también la vida humana tiene sus niveles: puede ser más o menos elevada, más o menos intensa. Jesús quiere ambas cosas: elevar e intensificar. ¿Quién no? No parece que diga cosas dignas de admiración quien no procure elevar su vida e intensificarla, es decir, vivirla con mayor dignidad. Es decir, vivirla en toda su realidad posible.

La gente se avisa cuando Jesús iba a pasar por sus aldeas o iba de paso. No parece que sus palabras fueran vulgares. No ya mal sonantes, sino como las de todos: que si la pesca, que si la recolección, que si los impuestos, que si la familia... No, Jesús recuerda la tradición de los padres, la Revelación que Dios les había hecho, y añadía muchas cosas de su propia cosecha: -Recordáis que se os dijo..., pero yo os digo...

Eran palabras que entusiasmaban. ¿Por que se oían por primera vez, o porque encerraban en sí un contenido que merecía la pena saberse y practicarse? La verdad es que hay muchas cosas que no porque se oigan por primera vez pongan en pie a la gente. Ponen en pie palabras que llaman a la acción. Se podría objetar que algunas palabras llaman al botellón, a la algarada. Pues sí, ponen en pie, pero son palabras sin gran proyección. Se terminan un día y una hora. Quizás se terminan el mismo día, o a la semana siguiente, o al mes, o después de un año. Pero se acabó. Se terminó su eficacia.

"-Y a quien iremos, si solo tú tienes palabras de vida eterna", frase de su discípulo Pedro cuando ante una parrafada difícil de entender la gente opta por retirarse del Señor. Él les invita: -"¿También vosotros os queréis ir?" Como diciendo que solo la gente libre, la gente que quiere, se queda conmigo. Y si no entiende, pues ya les explicaré.

Palabras de vida eterna, palabras válidas para siempre. Palabras que al realizarlas se convierten en camino, un camino que lleva nada menos que hasta Dios. Palabras y realidades que Dios quiere. Que elevan y que intensifican la vida si se toman como orientación para lo que se va a hacer.

Y tú, ¿elevas también el nivel en tu familia, en tu trabajo, con tus clientes y con tus compañeros? ¿Lo elevas en el deporte, en los momentos de descanso, cuando ves la televisión o lees una revista? ¿Elevas el nivel intelectual y moral de tus hijos? ¿A qué te dedicas si no, a vivir una vida vulgar? ¡Sube el nivel!

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