¡Cuándo esmero puso el papa Juan Pablo II en hablar llanamente de Dios!
Dios es el nombre común a las tres Personas divinas. Pero no es puro nombre, sino que se refiere a la Esencia divina, a ese núcleo real, por el que de cada Persona puede decirse que es Dios. De modo que la unidad de las Tres Personas divinas es enormemente sólida, solidaria. La unidad de Dios es ejemplo de unidad para los hombres. También nosotros somos personas, pero nuestra común esencia no llega a fortalecer la unidad espiritual, solo llega a la física, a la corporal. La unidad espiritual hemos de conseguirla entre todos y ahí, hemos de reconocerlo, apenas llegamos a conseguir algo. Con la ayuda de Dios insistimos en ello, pero es muy poco lo que conseguimos.
En cambio, ¡qué maravilla la unión de las Personas divinas! "Mi Padre y yo estamos totalmente unidos", "Yo solo hago la voluntad de mi Padre". "Recibid el Espíritu Santo" activo a los largo de la vida de los hombres, haciendo llegar mi Palabra a los hombres y publicándola en la Biblia para que quede para siempre y tengan acceso a ella todos los hombres de todas las épocas.
La fiesta es de Familia, de la Familia de la Trinidad. Pero estamos integrados en la celebración, porque a esa famila pertenecemos. El Hijo nos ha llamado de parte del Padre, y el Espíritu nos inspira que no dejemos de intentarlo continuamente.
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