Se trata de un himno de la Liturgia de las horas. Quizás no lo conozcas. La luz del sol figura la luz divina, y los efectos de aquel, los efectos más eficaces y profundos de la iluminación divina.
Creador eterno del Universo, que rigiendo el día y la noche,
señalas a los tiempos su tiempo, con el fin de aliviar el cansancio.
Suena ya el canto temprano del gallo, centinela fiel de la noche;
ya despierta la luz para los caminantes, distinguiendo entre sí cada vigilia.
Despertado por él, un astro matutino despeja la niebla del cielo;
por él, la cuadrilla de vagabundos abandona la calle.
Por él, el marino recobra sus fuerzas, y el mar suaviza sus olas;
con este canto, incluso Pedro, Piedra de la Iglesia, repara, llorando, su culpa.
Míranos, Señor, vacilantes, y que tu mirar nos conforte:
pues a tu vista se evitan los pecados, y se borran con lágrimas las culpas.
Brille, Señor, tu luz sobre nosotros, para que se desvanezca nuestro sueño interior,
y, conforme a lo que Te prometimos,
resuenen ya para Ti, nuestras voces de alabanza.
(Himno Æterne rerum)
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