lunes, 8 de febrero de 2010

Una oración al comenzar el día

Se trata de un himno de la Liturgia de las horas. Quizás no lo conozcas. La luz del sol figura la luz divina, y los efectos de aquel, los efectos más eficaces y profundos de la iluminación divina.

Creador eterno del Universo, que rigiendo el día y la noche,
señalas a los tiempos su tiempo, con el fin de aliviar el cansancio.
 Suena ya el canto temprano del gallo, centinela fiel de la noche;
ya despierta la luz para los caminantes, distinguiendo entre sí cada vigilia.
 Despertado por él, un astro matutino despeja la niebla del cielo;
por él, la cuadrilla de vagabundos abandona la calle.
 Por él, el marino recobra sus fuerzas, y el mar suaviza sus olas;
con este canto, incluso Pedro, Piedra de la Iglesia, repara, llorando, su culpa.
 Míranos, Señor, vacilantes, y que tu mirar nos conforte:
pues a tu vista se evitan los pecados, y se borran con lágrimas las culpas.
 Brille, Señor, tu luz sobre nosotros, para que se desvanezca nuestro sueño interior,
y, conforme a lo que Te prometimos,
resuenen ya para Ti, nuestras voces de alabanza.
(Himno Æterne rerum)

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