lunes, 8 de junio de 2015

Unión de hecho y Matrimonio

   Me escribe un buen catequista a propósito de un comentario:

    -A una pareja de novios que viven juntos, les comenté en una catequesis los mandamientos y les dije que tener una convivencia prematrimonial era una ofensa a Dios. El chico me dijo, de forma bromista, que eso no lo dice la Palabra de Dios, que eso se lo ha inventado la Iglesia y los curas. ¿Qué les puedo contestar?

Un camino de amor hacia la Luz
    Respondo que la mayoría de las preguntas no son simples, aunque las más simples a veces simplifican la realidad de manera abusiva. Se les podría contestar varias cosas:

1) Quizás lo primero es aclarar es que la Iglesia católica no es fundamentalista, es decir, su fundamento no es la literalidad de uno o varios textos sagrados. La Sagrada Escritura no es el origen de la Religión, sino comentarios a aspectos humanos y divinos de la vida del hombre. Y éste, por ser inteligente, ha de entender los mensajes basado en su propia experiencia de la realidad.  

2) Por otra parte, el pueblo de Dios, tanto en la antigüedad como en la actualidad, siempre ha estado jerarquizado, como sucede en cualquier asociación incluso espontánea de sujetos. La Sagrada Escritura lo refrenda presentándonos a los patriarcas, los guías posteriores como Moisés, y los profetas.

3) En el Génesis se lee -Gen 1, 26-28-,que Dios hizo al hombre (a la especie humana), hombre y mujer (dos personas con diferente personalidad capaces de procrear mediante su unión sexual). La unión de los cuerpos solo se consigue mediante la unión previa de las almas. Poco más adelante se lee en el Génesis 2,24: que dejaran al padre y a la madre, se unirán y serán una sola carne. La permanencia en esa unión solo será posible si la aceptan y la conservan libremente. Jesucristo se referirá a estos párrafos del Génesis en Mateo 19, 4-6, al contestar a una pregunta sobre la licitud del divorcio. Por tanto, algo sí que dice la Escritura.

4) La Iglesia entiende que es tan importante la misión de las familias en la educación de los hijos y en la formación del futuro social, que merece la pena prestar especial atención al momento inicial de todo matrimonio: hombre y mujer –de ese tipo de matrimonio hablamos-, han de ser conscientes de que se entregan y aceptan mutuamente con consciencia plena  de lo que hacen, constituyendo una relación única y para siempre, y que acepta con responsabilidad los hijos que normalmente lleva consigo ese tipo de relación. Unidad, indisolubilidad y apertura a la fecundidad que han de expresar ante testigos, uno de ellos especialmente cualificado como representante de la Iglesia, ya que se inicia una institución con repercusiones sociales. Cuando todo ocurre dentro de esta formalidad, entonces es cuando comienza el matrimonio como una institución personal y socialmente reconocida.

5) Ese matrimonio así constituido es, además, sacramento. Siendo los sacramentos el cauce por el que nos llegan los frutos de la muerte y resurrección de Jesucristo, por ellos morimos al pecado y comenzamos una vida que nos abre a la ayuda divina de la gracia y a la vida futura. (Ref. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1076 y ss)

   He procurado abreviar. La convivencia marital es muy buena para las personas que se casan, para los hijos que vengan y para toda la sociedad. Pero lo será, sobre todo, si los que se unen son conscientes de la importancia de sus actos.     

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