Me escribe un buen catequista a propósito de un comentario:
-A una pareja de novios que viven juntos,
les comenté en una catequesis los mandamientos y les dije que tener una
convivencia prematrimonial era una ofensa a Dios. El chico me dijo, de forma bromista,
que eso no lo dice la Palabra de Dios, que eso se lo ha inventado la Iglesia y
los curas. ¿Qué les puedo contestar?
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Un camino de amor hacia la Luz |
Respondo que la mayoría de las preguntas no
son simples, aunque las más simples a veces simplifican la realidad de manera
abusiva. Se les podría contestar varias cosas:
1) Quizás lo
primero es aclarar es que la Iglesia católica no es fundamentalista, es decir,
su fundamento no es la literalidad de uno o varios textos sagrados. La Sagrada
Escritura no es el origen de la Religión, sino comentarios a aspectos humanos y
divinos de la vida del hombre. Y éste, por ser inteligente, ha de entender los
mensajes basado en su propia experiencia de la realidad.
2) Por otra
parte, el pueblo de Dios, tanto en la antigüedad como en la actualidad, siempre
ha estado jerarquizado, como sucede en cualquier asociación incluso espontánea
de sujetos. La Sagrada Escritura lo refrenda presentándonos a los patriarcas,
los guías posteriores como Moisés, y los profetas.
3) En el Génesis se lee -Gen 1, 26-28-,que Dios hizo al hombre (a la
especie humana), hombre y mujer (dos personas con diferente personalidad
capaces de procrear mediante su unión sexual). La unión de los cuerpos solo se
consigue mediante la unión previa de las almas. Poco más adelante se lee en el
Génesis 2,24: que dejaran al padre y a la madre, se unirán y serán una sola
carne. La permanencia en esa unión solo será posible si la aceptan y la
conservan libremente. Jesucristo se referirá a estos párrafos del Génesis en
Mateo 19, 4-6, al contestar a una pregunta sobre la licitud del divorcio. Por
tanto, algo sí que dice la Escritura.
4) La Iglesia
entiende que es tan importante la misión de las familias en la educación de los
hijos y en la formación del futuro social, que merece la pena prestar especial
atención al momento inicial de todo matrimonio: hombre y mujer –de ese tipo de
matrimonio hablamos-, han de ser conscientes de que se entregan y aceptan mutuamente
con consciencia plena de lo que hacen,
constituyendo una relación única y para siempre, y que acepta con responsabilidad los
hijos que normalmente lleva consigo ese tipo de relación. Unidad, indisolubilidad
y apertura a la fecundidad que han de expresar ante testigos, uno de ellos
especialmente cualificado como representante de la Iglesia, ya que se inicia una
institución con repercusiones sociales. Cuando todo ocurre dentro de esta formalidad,
entonces es cuando comienza el matrimonio como una institución personal y
socialmente reconocida.
5) Ese matrimonio
así constituido es, además, sacramento. Siendo los sacramentos el cauce por el
que nos llegan los frutos de la muerte y resurrección de Jesucristo, por ellos
morimos al pecado y comenzamos una vida que nos abre a la ayuda divina de la
gracia y a la vida futura. (Ref. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1076 y ss)
He procurado abreviar. La convivencia
marital es muy buena para las personas que se casan, para los hijos que vengan
y para toda la sociedad. Pero lo será, sobre todo, si los que se unen son
conscientes de la importancia de sus actos.
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