"Soñad y os quedaréis cortos", decía san Josemaría. "Soñad", ¿que quiere decir? Los caminos de los sueños siempre son imprecisos, pero el sueño predispone. Quedémonos con los buenos sueños: predisponen a realizar cosas improbables pero posibles. Posibles no al pie de la letra, pero sí de modo parecido. Aventuras, hazañas, logros, éxitos...
Siempre hay caminos por recorrer |
desempeñar su función ni tendría ánimos para ello. No condenemos demasiado pronto a la gente, no nos hundamos en el pesimismo.
A nosotros nos toca intentar, por un sitio y por otro, llegar a las personas, sencillamente. A su intimidad, para removerlas con la gracia del Espíritu Santo. Es verdad que se ofende mucho al Señor: "Hijos míos, nos daremos cuenta de la continuidad y urgencia de ese desagravio, precisamente, por el apostolado personal que realicemos". Al acercarnos a los ambientes en los que otros viven, quizás toquemos mala intención y maldad, aunque muchas veces realizada por ignorancia, porque no saben otra cosa. No les han enseñado nada mejor. También nosotros podemos cometer errores y ofensas al Señor y a los demás. No somos mejores que otros... ¡pero, hoy por hoy estamos cogidos a la mano del Señor!
"Rechacemos toda posibilidad de permanecer inactivos", cada uno en su puesto, en su ambiente, acudamos a difundir la fe. Como los primeros cristianos, hagámoslo de la mano de la Virgen, la primera cristiana, la primera persona transformada por la fe, la persona más cercana a Dios a través de Jesús, realizadora de la voluntad de Dios. "Bienaventurados quienes oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica." Es la alabanza a la Madre, ojalá sea también la alabanza a sus hijos, a nosotros.
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