sábado, 26 de mayo de 2012

Nuestra libertad potenciada

 Un texto de S. Cirilo de Alejandría nos habla del Espíritu Santo en su Catequesis: "El agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna. Una nueva clase de agua que corre y salta; pero que salta en los que son dignos de ella.

 ¿Por qué motivo se sirvió del término agua, para denominar la gracia del Espíritu? Pues, porque el agua lo sostiene todo; porque es imprescindible para la hierba y los animales; porque el agua de la lluvia desciende del cielo, y, además, porque desciende siempre de la misma forma y, sin embargo, produce efectos diferentes: Unos en las palmeras, otros en las vides, todo en todas las cosas. De por sí, el agua no tiene más que un único modo de ser; por eso, la lluvia no transforma su naturaleza propia para descender en modos distintos, sino que se acomoda a las exigencias de los seres que la reciben y da a cada cosa lo que le corresponde."

 Como vemos, Dios -su Espíritu- respeta siempre el ser que de Él hemos recibido, que consta íntimamente de libertad. El hombre es libertad, es libre. Es libre para buscar la verdad y entender, y es libre para ponerla por obra de la manera que vea conveniente, según su estilo de conducir su vida. El Espíritu Santo, recibido en el Bautismo y más propia e intensamente en la Confirmación, nos potencia la libertad y cuanto con ella decidamos hacer.

 Es cierto que podemos no pensar, no hacer. Pero entonces el uso que damos a nuestra libertad es verdaderamente penoso, pobre, improductivo. Impropio de un ser creado para ejercer su libertad.
¿Cómo ejercerla, cómo hacer el bien? ¿Con quien, cuando? Con cuantos tenemos a nuestro lado y en todo momento. La libertad de hacer el bien lleva consigo la capacidad de pensar libremente que puede convenir a cada persona para hacerles crecer en el conocimiento y en la puesta por obra de lo que, por ser bueno, agrada a Dios.

 "Para ganar el cielo hemos de empeñarnos libremente, con una plena, constante y voluntaria decisión." Ahora bien, advierte este autor, "No podrá hacer nunca recto uso de la inteligencia y de la liberta ... quien carezca de suficiente formación cristiana". Se ha de conocer la voluntad de Dios en general, pero hay que ver en la oración, en concreto, cual es su voluntad en este momento, en estas circunstancia, para estas personas.

Hemos de pedir frecuentemente: Ven, Espíritu Santo, llena con tu gracia los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor.

1 comentario:

Isaías dijo...

Libres para que el Reino avance al paso de nuestros pies o que "no vuelva a crecer la hierba donde pisemos". Pero no nos engañemos, Dios no puede ser burlado, y todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

¡Vengan a tomar agua, todos los sedientos,
y el que no tenga dinero, venga también!
Coman gratuitamente su ración de trigo,
y sin pagar, tomen vino y leche.
¿Por qué gastan dinero en algo que no alimenta
y sus ganancias, en algo que no sacia?
Háganme caso, y comerán buena comida,
se deleitarán con sabrosos manjares.
(Is 55,1-2)