Varias mujeres y discípulos van al sepulcro el día de la resurrección y nada encuentran. María Magdalena vuelve desconsolada. Y Jesús, en correspondencia a su fe y a su cariño, se le aparece antes que a Pedro. Pero no quiere sentimentalismos, sino realidades. Quizás por eso le da un encargo para que lo cumpla enseguida: -Ve a tus hermanos y diles...
Los discípulos de Emaús no le buscaban a Él precisamente, sino que, más bien, le huyen. Pero Jesús lamenta esa deserción y, como ya intentó con Judas, hace lo posible para que vuelvan a creer en Él, de modo que les alcanza por el camino y les habla. Posiblemente por el mismo motivo, está con ellos lo imprescindible.
Sin embargo, san Pablo nos dice: "Tened los mismos sentimientos que Cristo Jesús". Pero han de ser sentimientos fruto de profundas convicciones: como lo fueron los Zaqueo o los de la samaritana, después de su conversióm; o los sentimientos de los tullidos curados, o de la viuda de Naim al recibir a su hijo resucitado y los de las hermanas de Lázaro.
¿Cómo podemos tener esos mismos sentimientois de Cristo? Identificándonos con Él. Veamos cómo:
-primero, con la lectura del Evangelio, leyendo el comportamiento de Jesucristo y procurando reaccionar con cuanto dice y con cuanto hace;
-segundo, con la recepción de los sacramentos, bautismo, penitencia, eucaristía. Todo ello es muy deseable, y el comienzo de esa identificación, aunque no sean su punto final;
-tercero, identíficándonos con su misión: vino a salvar a todos los hombres. Si queremos lo mismo, el afán de Cristo aparecerá en nuestro comportamiento, en nuestro trato con los demás. Será el fin prioritario de todas nuestras acciones:
-el trabajo no será solo un modo de cumplir un trámite para conseguir un sueldo; ni siquiera un deseo de ser un gran profesional, excelente en el cumplimiento del deber; el trabajo será afán por salvar a compañeros y clientes, será apostolado cristiano.
-se querrá mejorar la sociedad, pero no solo económicamente, materialmente, sino a través de la mejora espiritual de sus miembros. Sin esa mejora, la crisis será permanente en todas las facetas de la vida.
-por último, se querrá que la mujer, los hijos, los amigos, 'nos echen una mano' en esa identificación con el deseo salvador de Jesucristo. Ser cristiano no es como mirarse en un espejo. No, solo se es cristiano al final de la vida, al final de esa carrera que san Pablo quería ganar.
2 comentarios:
Me parece una manera práctica de concretar las cosas. Estoy de acuerdo.
Es muy 'deseable' recibir los sacramentos, es verdad. Pero como es deseable comer o beber agua, que no son los bienes últimos pero que, ahora mismo, son bienes porque los necesito para seguir el camino.
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