viernes, 9 de septiembre de 2011

El Papa, los jóvenes y todos nosotros

El periodo de días del 18 al 21 de agosto, ya ha pasado. La JMJ queda en el recuerdo, pero en un recuerdo verdaderamente vivo. No sólo en impresiones, sensaciones, emociones, etc., sino en experiencias reales y profundas.

Me contaban dos sacerdotes jóvenes las hora que han pasado en el confesionario. Han venido con un grupo de unos ciento cincuenta jóvenes, que intentaron atender los días anteriores, por aquello de que estuvieran bien dispuestos y dispuestas a participar apropiadamente a los actos de tipo cristiano que se avecinaban. Lo que no contaron es con las repeticiones no ya de confesiones, sino de dirección espiritual. Quien pasaba, volvía a pasar para preguntar, para comentar, para concretar.

Lo más notable es que no solo en la capilla de los alojamientos eran requeridos sus servicios, por los de su grupo y por otros grupos cercanos, sino que cuando terminaban en los confesionarios, por cierre de la sesión, otras personas le pedían que les atendieran en plena calle. Sobre todo en los últimos días, bastantes madrileños se lanzaron a aprovechar las facilidades que en esta materia ofrecía la JMJ.

A algunos les pareció asombroso poder conocer a gente de tantas razas y paises. Un grupo de gente joven, para distraerse un poco, se lanzaron a recorrer el recinto de Cuatro vientos en busca de gente éxotica, por el modo de vestir, por las canciones, por el comportamiento en general, para participar en su divertimento, hablar con ellos y fotografiarse. Les dio para mucho, dedicaron horas.

Están siendo muchos, muchas personas, los que están repasando los textos del que se consideran un Papa sabio, en el más completo alcance del término. Desde su llegada al aeropuerto ("¿Para qué y por qué ha venido esta multitud de jóvenes a Madrid?... Muchos de ellos han oido la voz de Dios, tal vez solo como un leve susurro, que los ha impulsado a buscarlo más diligentemente y a compartir con otros la experiencia de su fuerza en la vida"), a la acogida de Cibeles ("Él es el único que conoce el camino del hombre hacia Dios, Porque es Él quien lo ha abierto para nosotros"), al encuentro con religiosas y profesores en dos momentos distinto, en El Escorial ("Nos sentimos unidos a esa cadena de hombres y mujeres que se han entregado a proponer y acreditar la fe ante la inteligencia de los hombres"), el Via Crucis de Cibeles-Recoletos ("La pasión de Cristo nos impulsa a cargar sobre nuestros hombros el sufrimiento del mundo"), los seminaristas ("Nosotros debemos ser santos para no crear una contradicción entre el signo que somos y la realidad que rqueremos significar"), la visita a la Fundación Instituto San José con discapacitados ("Su presencia suscita en nuestros corazones, frecuentemente endurecidos, una ternura que nos abre a la salvación"), la vigilia de oración ("No tengáis miedo al mundo, ni al futuro ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra"), la homilía de la Misa en Cuatro vientos ("No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir "por su cuenta" o de vivir la fe según la mentalidad individualista que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo"), o a los voluntarios ("Ofrecéos como voluntarios al servicio de Aquél que "no ha venido a ser servido sino a servir" Mt 10,45), o hasta su despedida en el aeropuerto ("Esto, es obra del Espíritu Santo, que hace presente a Jesucristo en los corazones de los jóvenes de cada época").

Hemos de tener "mucha confianza en la Providencia, que guía a la Iglesia por los mares de la historia. Algunos se quejan de nuestro tiempo, ¿por qué? ¿Es eso lo que hay que hacer, lo más apropiado? Aceptemos nuestro tiempo y aprestémonos a trabajar bajo la guía de ese Espíritu, que es el mismo Espíritu de Jesucristo.

1 comentario:

María José dijo...

FUERON UNOS DIAS PARA RECORDAR. HE HECHO EL PROPÓSITO DE COMENTARLO CUANDO LLEGUEN CADA AÑO ESAS FECHAS. PORQUE SOS SUCESOS VIVIDOS QUE NADIE COMO NOSOTROS PODREMOS COMENTAR.