martes, 24 de mayo de 2011

Comprensión, prontitud, capacidad de sufrir, comunicarse

La Virgen nos muestra en el Evangelio algunas virtudes dignas de consideración. Nos detenemos en cuatro de ellas:

1) La contundencia con que responde al Ángel que le informa sobre el nacimiento del Mesías. No duda de que Dios pueda hacer que el Verbo de Dios nazca, como Zacarías dudó del poder de Dios. Ella pregunta al Ángel para informarse de cómo iba a realizarse su anuncio, porque tenía un compromiso previo con Dios. Y ese compromiso lo había hecho inspirada por Dios y Dios no se contradice. Por eso, pregunta cómo iba a ser. Se le responde que va a ser obra del Espíritu Santo y acepta con toda radicalidad, saliéndole del alma:  -Hágase en mí según tu palabra.
También nosotros hemos de ver lo que Dios nos pide y responderle sin vacilaciones, de una vez por todas:   -hágase según tu palabra. Las consecuencias, las dificultades y las alegrías constituirán nuestra historia personal, que habrá de ser rotunda y fiel.

2) La prontitud para reaccionar. -Tu prima espera un hijo... Y la Virgen, una vez que el Ángel desparece se dispone a ir a ver a Isabel, por si necesita algo. Tiene cierta edad y, además, tendrá una gran alegría que María quiere compartir. Diligencia para todo, para lo grande y para lo pequeño.

3) Sin miedo al dolor, y al peligro. Se lo dice el anciano Simeón, su Hijo va a ser signo de contradicción, y a Ella una espada le va a atravesar el corazón. Y ahí está en la huída a Egipto, las calles del Via Crucis, el Gólgota. Quien ama, no tiene miedo. Está en las manos de Dios.

4) Su diálogo con Jesús es verdaderamente envidiable. Desde que lo concibe en su seno hasta la Cruz, habla con Él continuamente, con toda naturalidad, a diario, en cada momento. Dios está con nosotros, cada una de las personas divinas. Estamos en su presencia. Por tanto, no tenemos mayor dificultad que María para hablar con cualquiera de las divinas personas. ¿Por qué no lo hacemos? Qué fácil era para la Virgen porque, sabiendo que Jesús estaba a su lado, todo lo comentaba con Él, lo digno de risa y lo amargo.

Cuatro virtudes que nos gustaría tener nosotros. Madre, que nos parezcamos cada vez más a Ti.

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