domingo, 25 de diciembre de 2016

Feliz día de Navidad

   Me gustan las palabras escritas por Enrique Monasterio en su pequeño libro El belén que puso Dios. Son éstas:

   "Al principio Dios quiso poner un belén y creo el universo para crear la cuna.

   Primero invento el tiempo, y lo dividió en meses, en. semanas, en días. Los días estaban formados por millones de años, que son como instantes para Dios.

   Y empezó su trabajo.

   Hizo el cielo y lo llenó de estrellas y de pájaros.

   Hizo la luz y luego el sol (así lo cuenta la Biblia aunque parezca raro), y encendió una lámpara blanca en la noche para que se viera bien la cara de Jesús; no fuesen a equivocarse los ángeles en la Nochebuena.

   Hizo las montañas, tan auténticas que parecía de corcho,y las coronó de àguilas y de nieve.

   Hizo martes y océanos de papel de playa,y grandes desiertos de arena dorada para los camellos de los Reyes Magos.

  Después llamó a la más pequeña de todas las estrellas (apenas tenía 6 millones de hipermegavatios), y la llevó hasta la otra punta del universo. Allí, con mucho cuidado, le dió un empujoncito con el dedo, con la fuerza justa para que, miles de siglos más tarde, parpadeara sobre las playas de Arabia a la vista de los Magos de Oriente.

   Todo esto no fue muy difícil para Yavé. Con sólo su mirada coloreó todas las especies de flores que había creado, y alfombró de musgo las orillas de los ríos. También hizo crecer los árboles que, al desesperezarse, agotaron el aire y formaron la brisa y los ventanales. Ahora dicen que es el viento el que mueve los árboles y no al revés, pero esto habría que demostrarlo.

   Del viento nacieron las dunas y la música primera del campo.

   Luego, Dios hizo una pausa y pensó dónde poner su belèn. Y decidió que en Belén. Imaginó las figuras: el buey, la mula, las lavanderas, los pastores... Y como no tenía prisa, les dio una estirpe: padres, abuelos, bisabuelos... Cientos de vidas para crear una vida; centenares de amores para conseguir el gesto, el tono de voz, la mano extendida en la postura exacta del belén de Dios.

   Pensó en su Madre: toda la eternidad soñó con Ella. Añorando sus caricias, fue dibujando en los antepasados de María como esbozos de esa flor que había de brotar a su tiempo.

   Igual que un artista que persiguiera tenazmente la pincelada perfecta, Dios pintó miles de sonrisas en otros tantos labios. Y ensayó en otros ojos la mirada limpísima que tendría su Madre. Hasta que un día nació la Virgen, su Hija predilecta, su Esposa Inmaculada, su obra maestra.Y la colocó en el belén junto a la cuna, con Jesús, que por ser sólo de María, era su vivo retrato.

Está en mi belén
   Y vio Dios lo que había hecho y era muy bueno, más aún, estupendo. Tanto le gustó que decidió transmitir en directo el nacimiento de su Hijo a todos los diciembre de la historia, y a todos los corazones que tuvieran sitio para un belén.


   La Navidad no es un aniversario, ni un recuerdo.Tampoco es un sentimiento. Es el día en que Dios pone un belén en cada alma. A nosotros sólo nos pide que le reservamos un rincón limpio; que nos lavemos las orejas para oír el villancico de los ángeles en la Nochebuena; que nos quitemos la roña acumulada, acudiendo al estupendo detergente de la Penitencia; que abramos las ventanas y miremos al cielo por si pasaran de nuevo los Magos, que son verdad, que existen,y vienen siguiendo la estela de entonces, camino del mismo portal."  (p. 9-11)

1 comentario:

Lola dijo...

Leí el libro y me pareció una preciosidad. Además, parece escrito para niños pero ni hablar. Me parece un libro que dice cosas muy serias. Eso sí, las verán los mayores, pero lo pueden leer todos.