domingo, 23 de junio de 2013

Ir con decisión por la vida

"¿Tengo un corazón cansado o un corazón inquieto?" (Papa Francisco, 21.VI.13)

Los santos han procurado amar a Dios con todas sus fuerzas. Y han sentido interiormente la tentación de aflojar, de no ser tan estrictos, de descansar un poco. Pero si han llegado a santos es porque no han cedido y han querido seguir dando a Dios toda la gloria. Han aprendido de Jesús a no ceder, a ser fieles siempre y querer serlo hasta el final.

Y han visto a su alrededor que otros se quedaban atrás, que perdían las ganas, el interés. Que se volvían comodones, indiferentes, perezosos y luego sensuales.

Perezoso sin culpa propia
"Eres tibio si haces perezosamente y de mala gana las cosas que se refieren al Señor; si buscas con cálculo o "cuquería" el modo de disminuir tus deberes; si no piensas más que en ti y en tu comodidad; si tus conversaciones son ociosas y vanas; si no aborreces el pecado venial; si obras por motivos humanos". (Camino 331)

La edad, y ahora el momento cultural, parece que vienen a apoyar la postura flácida. Estamos en un tiempo de bajo perfil. Parece que la atención más generalizada consiste en mirar para abajo, para lo inmediato, para lo placentero. 'Señoritos de la mirada baja', llamaba sanJosemaría a los chanchos, que solo buscan cualquier cosa comestible -para ellos casi todo-, revolcarse un rato en un buen fango, y seguir comiendo. Una de las consecuencias de la negación de Dios en el Paraíso fue, precisamente, mirar para abajo, no ver el cielo, ver solo la tierra, los intereses y los atractivos mundanos.

"¡Qué pena me das mientras no sientas dolor de tus pecados veniales! -Porque, hasta entonces, no habrás comenzado a tener verdadera vida interior" (Camino 330)

¿Pecados veniales, qué es eso? No servir a Dios con pensamiento, palabra y obra; no servirlo por omisión, por falta de atención, por desinterés.

¿Cómo ayudar a reaccionar a la gente de nuestra época, a las personas que nos rodean, a nuestra familia, a nuestros hijos, a nuestros amigos? ¿No es verdad que tendríamos que volver la mirada a Dios? Y leer para empaparnos de pensamientos y de ejemplos de quienes han vivido santamente su vida. Y hablar con Dios, hacer oración, pidiéndole que no permita que nos hagamos flojos, a base de no exigirnos en nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si, hay muchos perezosos por su propia culpa. El animal 'perezoso' tiene su gracia. El hombre al que puede aplicársele ese nombre, no tiene ninguna