lunes, 17 de septiembre de 2012

Soy, somos, inteligentes

Puedo constatar que soy inteligente, porque me doy cuenta de ello. Puedo entender cosas, a personas, sucesos. Hay quien no me entiende, o no me conoce, o no quiere hablar conmigo. Pero yo, de todo lo que me entero, siento repetir que me entero.

Puedo entender el futuro, o al menos puedo proponerme cosas. Puedo decidirme por cosas absurdas, pero ya me cuido de que tengan algún sentido. Más aún, puedo proponerme objetivos a largo plazo, e incluso puedo fijar algunos objetivos que voy a cuidar a lo largo de mi vida. Es decir, puedo elegir destino global, final: por ejemplo, puedo optar por la vida; puedo procurar ser optimista siempre; puedo querer ayudar, puedo perdonar, puedo buscar colaborar.

Es decir, puedo dialogar, puedo hablar con otros. Y, como no soy origen de la capacidad de mi entender, ni de mi existencia como inteligente, creo que quien me haya hecho así, es inteligente y quiere hablar conmigo. Debo poder hablar con él, si no, yo no sería inteligente ni querría hablar con alguien.

Más aún, encuentro que las cosas son inteligibles y eso significa que alguien las ha hecho queriendo. Es decir, las ha entendido y ha querido que realicen su modo de ser entendidas. Yo 'me cuelo' en esa comprensión. No soy creador, por tanto, otro las ha hecho y me deja asomarme. Por tanto, puedo contrastar mis opiniones con sus modos de ver. Por supuesto con ánimo de aprender, porque si hay una hegemonía en el entender le pertenece al creador: yo solo aprendo en la medida en que me asomo a su entender, o a lo entendido por él.

Puedo progresar en mi entender. Puedo no hacerlo pero, hay tantas cosas que aprender, y es tan emocionante hacerlo. Gusta entender, y se termina amando lo que se conoce. Es una actividad libre que llena a uno de amor por las cosas.

Ese amor ha de estar en el autor de todo porque si no, no lo habría en mí, ni en las personas que participan en mis conocimientos, ni entre nosotros.

(A propósito de un artículo de Polo, "Dios y la infinitud de la intelección", comentado con un amigo)

1 comentario:

Isaías dijo...

no puedo evitar seguir deduciendo que: el que el Creador me haya hecho capaz de Amar y que me llene de dicha, gozo y Paz, las “sensaciones” más sublimes, al hacerlo es porque ese es el motivo más perfecto de existencia. También por eso infiero que una/la clave de su existir debe ser estar “llenísimo” de Amor ágape o incluso que debe formar parte fundamental de su esencia. Es tan maravilloso dar ese Amor como recibirlo, así que tengo la casi certeza de que Él ha querido ser Padre de todos para Amarnos y para que nos Amemos y lo Amemos a Él con toda la mente, alma y corazón por lo que le queda de existencia (que es muy probable que sea eterna). Gloria infinita al Creador por esta inmejorable buena nueva.