tag:blogger.com,1999:blog-88451152439312572552024-03-19T11:38:52.283+01:00Dios me importaAunque lo definitivo es que yo le importo a Dios. ¿Cuál es la única riqueza de un recién nacido, de un niño? El amor que le tienen sus padres. Dios me importa porque es mi Padre. Él es mi única esperanza en la vida.Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.comBlogger243125tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-83056045986296614732023-11-02T18:15:00.000+01:002023-11-02T18:15:05.472+01:00El poder<p style="text-align: justify;"> Según Álvaro D’Ors es la capacidad de disponer los medios necesarios para organizar con eficiencia la convivencia de un grupo social. </p><p style="text-align: justify;">Polo indica que se han querido absolutizar, en la historia, tanto la voluntad como la razón. La voluntad de poder, en Nietzsche, es pura voluntad. Por tanto, irracionalidad pura. En todo caso capricho y arbitrariedad. </p><p style="text-align: justify;">La absolutización de la razón es una propuesta de Hegel. Ahora bien, una vez que la propone, y una vez conseguida, no hay más futuro. Por complejo que resulte su logro, una vez conseguido no hay más. </p><p style="text-align: justify;">Y advierte que hoy se da un afán desmedido de producir medios, cada vez más perfectos, en el sentido que ellos mismos sean capaces de sugerir otros medios más perfectos. Hay un afán grande por admirar los nuevos logros y por hacerlos deseables e imprescindibles. Esta carrera se ha convertido en tan complicada que se espera los mismos medios analicen y decidan las medidas que ha de tomar la acción humana. Se pide progreso y equilibrio, en la medida de lo posible. De ese modo se piensa que la vida es sostenible. </p><p style="text-align: justify;">Se quiere que estos medios hagan novedosa la vida y placentera. Que satisfagan los sentidos de manera intensa, aunque sin peligro. Pero todo esto conlleva límite. No hay otro fin, y así quedan al margen la verdad y el bien. La voluntad y la razón requieren el bien y la verdad de las personas y de la realidad material, el mundo, sobre la que se han de aplicar los medios. </p><p style="text-align: justify;">La sugerencia de Álvaro D’Ors queda corta: los medios son para las personas, y hay que averiguar qué interesa verdaderamente al bien de las personas, para poder organizar los medios. Los proyectos requieren leyes generales y, estas, principios que a su vez necesitan verdades y bienes apropiados al ser humano. </p><p style="text-align: justify;">Por tanto, ha de haber una jerarquía. Y esta se remonta a la verdad de Dios. Y la verdad primera es que Dios es amor, y que las personas han de amar a Dios y a todos los seres con primacía de los humanos. ¿Cómo amar? ¿Qué medios tomar? </p><p style="text-align: justify;">Se les ama cuando se cuida su formación, su educación y su enseñanza. Cuando, según la capacidad de los mejores, se investiga y se sigue la verdad práctica de manera coherente, lo cual supone la ética. Cuando se escucha y se toman las mejores decisiones entre todos. </p><p style="text-align: justify;">Se podría decir que el poder está en todo esto. Requiere estudio teórico y práctico de la realidad. Y entonces se podrán buscar los mejores recursos para sacar adelantes los mejores medios posibles. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-16428782723928899282023-10-08T13:00:00.000+02:002023-10-08T13:00:03.901+02:00DAR GRACIAS<p> -Col 3,15: La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados (Jaculatorias, Oraciones). Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.</p><p>La gracia es un don, nos dan algo que no teníamos y, si es valioso, es agradable, útil. Se recibe con alegría: nos hace gracia. Y al dador, le damos gracias con entusiasmo. Dios es el creador de toda gracia. Todo lo bueno es obra suya. Hay cosas malas, pero son debidas a desviaciones nuestras, porque nos apartamos de hacer el bien. </p><p>Hay dones que recibimos y son desagradables; hay reveses, enfermedades, personas que obran intencionadamente mal o con indiferencia. ¿Y por qué obran así conmigo? Yo soy bueno, lo lógico es que lo malo le pase a los demás, a los que no son buenos. El Señor lo dice en la Escritura: al que obra el mal no le irá bien. Aunque quizás le divierta, no produce nada bueno, como puede ser destruir, arrasar, causar estragos.</p><p>El inocente hereda las consecuencias de los que obran mal. Aunque sería bueno reconocer que no siempre él mismo lo hace todo bien. ¿Por qué se produce el mal? Primera respuesta: porque hay muchas cosas pequeñas que no se hacen bien. Segunda respuesta, Tomás de Aquino: si no hubiera males, se quedarían muchos bienes sin hacer. Pensemos en la infinidad de favores, en las obras de caridad. Tercera respuesta: se hace eco S. Agustín: Dios saca de los males bienes. Y los que los sufren, también. Jesús en la Cruz será siempre nuestro ejemplo. </p><p>¿Qué hacer con el mal que se nos viene encima? San Josemaría Escrivá aconsejaba no exagerar, porque los problemas suelen ser del tamaño que nosotros queremos que sean. Mejor aceptar lo que hay, o lo que viene, ser realistas, partir de lo que tenemos. Hodie et nunc, tiene escrito en Camino, acepta lo que tienes delante, empieza con el hoy, ahora. Haz el trabajo que hay que hacer, sin inquirir demasiado, con espíritu de sacrificio.</p><p>De modo que, dar gracias es reconocer el don que recibimos y al que nos lo otorga. Es muy bueno reconocer las cosas que los demás hacen bien y que nos transmiten. </p><p>Pero lo que proviene de Dios, sin duda, es todo bueno. Y si el don es mucho y continuo, el reconocimiento ha de ser intenso y frecuente. Hay que contemplar el conjunto de los bienes que tenemos: toda la creación del universo y la de nuestra persona. Los padres, toda la gente que ha intervenido en nuestra vida ayudándonos, nuestra capacidad y el uso que hacemos de ella, siempre con la gracia de Dios, sobre todo si se lo pedimos. </p><p>Gracias por la meta alta que Dios nos ha otorgado. el Cielo, al final de la vida, y los medios que nos ha conseguido Jesucristo en la Cruz: la confesión, la comunión, la dirección espiritual con otras personas llamadas a ayudarnos. Por poder hablar con el mismo Dios, con la Virgen, los santos, los ángeles, nuestros familiares de los que nos consta su valía espiritual. Agradecimiento por la gracia santificante del bautismo, por la sacramental y las gracias actuales.</p><p>“Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (Sal 118,1). El sentido de agradecimiento nos dispone a recibir más gracias, nos abre aún más a la acción de Dios, permite que se siga haciendo su Obra. Así lo afirmaba san Josemaría al conocer la voluntad de Dios para él ya para muchos otros: Conmovido me arrodillé, di gracias al Señor (Apuntes íntimos, n. 306). Y no extrañarnos de las dificultades, que no faltarán: Dios mío, gracias, gracias por todo: por lo que me contraría, por lo que no entiendo, por lo que me hace sufrir (Via Crucis, VI estación, n. 4). </p><p>-Agradecer con iniciativa y disponibilidad: Comencé a trabajar, a moverme, a hacer: a poner los fundamentos (En diálogo con el Señor, n. 26). Agradecer con obras de correspondencia, es la mejor manera de mostrar nuestro agradecimiento. </p><div><br /></div>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-52912668877325440922023-02-17T20:29:00.008+01:002023-02-17T20:39:14.797+01:00La vida del hombre ha de ir a más<p><u>Luz</u></p><p>La etimología de la palabra ‘dios’ proviene del indoeuropeo, y es semejante a ‘día’= luz.</p>
<p>Dios es Luz originaria, toda otra luz es creada, derivada. Y es tan maravillosa la luz, que Dios crea la luz y lo inunda todo de luz, para que el hombre vea, y realice su tarea, que es trabajar, vivir.</p>
<p>Hay luz en el mundo, en la inteligencia, y se necesita más luz para ver lo escondido (rayos X, ecografía).</p>
<p>Pero el hombre se cansa de la luz creada, y ha de apagar, ha de dormir. Se tiene que llenar de energía y duerme y come.</p>
<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-64CkyTCqZg_awlOONXYe-sZB-FiyaZO2J4NHRd0RlO9Fzq9HiFvvmqru0L-6zlvx2nLUNxexJYh5P2CBo445hQvHkO7pSUTICbraUTg4o0ClTwvnDkyXhOcDVDJSe1wvG4TMnPyVWKtQeLlMgeX7Hkeq8CQgKm3bM0Y3AC_-t_60ku1hTN3msKOI/s2048/Pinares%201.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1536" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh-64CkyTCqZg_awlOONXYe-sZB-FiyaZO2J4NHRd0RlO9Fzq9HiFvvmqru0L-6zlvx2nLUNxexJYh5P2CBo445hQvHkO7pSUTICbraUTg4o0ClTwvnDkyXhOcDVDJSe1wvG4TMnPyVWKtQeLlMgeX7Hkeq8CQgKm3bM0Y3AC_-t_60ku1hTN3msKOI/w150-h200/Pinares%201.jpg" width="150" /></a></div>Pero Dios es Luz permanente, fuente de ser y energía. ‘Mi Padre obra continuamente y Yo con Él.’<p></p>
<p>Si durante el día estamos con Dios también por la noche lo estaremos, si tenemos intención (in tendere). La intención atraviesa la acción y el descanso haya llegar al final. <br /></p><p><u>Vida recibida, vida añadida</u></p><p>Quizás sea conocida esta expresión empleada por el filósofo Leonardo Polo. La vida del hombre comienza porque a las células aportadas por sus padres se le añade un plus: una existencia propia. A veces los padres quieren un hijo, pero a su aportación no se le añade la nueva vida. Cuando la nueva existencia llega, hay vida nueva. El embrión recibe la vida, una vida que comienza a tener una dinámica propia creciente, porque el embrión comienza a desarrollarse. </p><p>Pero esos añadidos no son aún voluntarios. De aquí parte la confusión sobre la identidad de la nueva vida, si es humana o no. Pero debería estar claro, <b>si el desarrollo termina en un ser humano, el embrión es de un ser humano desde el principio. Salvo que se desarrolle un lagarto o una rata. </b>Pero como no tiene actividad intelectual ni volitiva, algunos dudan de si es humano. Entre otros Tomás de Aquino y algunos más, allá por el siglo XIII . Hace ¡900 años! aproximadamente. Y aún el Derecho, hoy día, considera personas a quien nace o incluso al que es inscrito en el Registro Civil. </p><p>Pero la civilización ha cambiado, mediante la ecografía, por ejemplo, El doctor Jeròme Lejeune, por ejemplo, pudo interpretar el comportamiento del embrión humano, al que llamamos feto después de 10 semanas. Se pueden mirar sus reacciones sensibles ante estímulos a partir de lsos 3 meses, y con 5 meses lo es a las voces, a las canciones y a la música. A los 7 meses presta atención a la voz de su madre especialmente porque la distingue. Aún pesa 1 kg. pero empieza a crecer de manera considerable hasta llegar a sus 3 kg. sobrados y a partir de los 8 meses podría sobrevivir si naciera, aunque aún ha de esperar un poco. </p><p>Bien, es verdad que la vida que él añade es voluntaria más adelante, a partir de los 4 o 5 años, cuando comienza una forma personal de vida. </p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3bHUPfvOWozTlCdf-tFBac0EQgwRzMFY7WAocmriC2GCq4qgSOTZz6Pqavb_K_EKXllA03hLtiFaSr4UbQ8AARgt32r1asWjEqUjyJ-BGgsDTThXQ6HckvDdZC-vq85oSuqzhS8AHNpinRKweysBqf_hoaZD24-SqA5OqO9CTajuKMLuKr4bxRHfv/s320/J%20M%C2%AA%20y%20Toni.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="240" data-original-width="320" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3bHUPfvOWozTlCdf-tFBac0EQgwRzMFY7WAocmriC2GCq4qgSOTZz6Pqavb_K_EKXllA03hLtiFaSr4UbQ8AARgt32r1asWjEqUjyJ-BGgsDTThXQ6HckvDdZC-vq85oSuqzhS8AHNpinRKweysBqf_hoaZD24-SqA5OqO9CTajuKMLuKr4bxRHfv/w200-h150/J%20M%C2%AA%20y%20Toni.jpg" width="200" /></a></div><p></p><p><u>Libertad, el yo</u></p><p><b>La libertad humana es muy particular, porque no solo trata, como en el caso de los animales, a elegir entre diversas posibilidades, sino que él mismo crea esas posibilidades, las inventa, las continúa, las desarrolla. </b>Realiza una cultura subjetiva, e incluso puede intervenir en el progreso de la cultura y la civilización colectiva. </p><p>Posee una libertad abierta al futuro y su Yo la dirige del modo que le parece más conveniente. Se dota de una ética, de un comportamiento que, si se dirige al bien, será muy de agradecer por todos. Pero que también puede dirigir a un bien exclusivo, o partidario, sin importarle mucho las repercusiones que pueda tener entre lo que no pertenecen a su grupo. Entonces será poco o nada ético, porque el bien que se ha de buscar el bien de cada uno haciéndolo compatible con el de todos los demás. </p><p>Por tanto, habrá de buscar <b>el bien verdadero, o la verdad sobre el bien común que, por tanto, interesa a todos los demás. </b></p><p> </p>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-80659363464288841162023-02-03T17:11:00.004+01:002023-02-03T17:24:06.378+01:00Cómo ser felices<p> </p><p class="MsoNormal">Leemos el texto de Mateo capítulo 5: Al terminar las bienaventuranzas, parece claro que
Jesús nos quiere felices y nos aconseja cómo serlo. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Nosotros, parece que buscamos el modo de no serlo, y Él se
empeña en que lo seamos. Se da una tensión curiosa. Por nuestra parte pensamos:
-Nadie, mejor que yo, pueda saber lo que necesito, lo que más me gustaría. Y
nos ponemos a ello: en el trabajo, en la familia, con los hijos, en la vida en
común. Pero, claro, si las cosas no salen la culpa es de los demás, que no
están de acuerdo conmigo, que me estorban (el infierno son los demás).
Querríamos estar solos, aunque tampoco eso sería bueno porque nos separaría de
seres queridos, personas que quizás nos hacen sufrir, pero a las que queremos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">He aquí la libertad humana, una libertad creativa, con la
que se puede hacer el bien y el mal. La cuestión es mirar al otro, y ver qué es
lo que él quiere. Si miramos lo que nosotros queremos, puede que n0 coincida
con lo que el otro quiere. ¿Qué hacer?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">-En las bienaventuranzas se ha dicho que el Señor ha dejado
reflejada su interioridad, que son una biografía de su intimidad, de los bienes
que le mueven a actuar. Hay que meditarlas con atención.<span> </span><span> </span><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEix-z4Mqxj5anz-vQ9CPyzxt-8UT2F87UQf6kS0b67sOALDAkJAFUxcydleW7KC86chg4qyGLElSBLHLpNu4S4zP_AfBd0a9s0B39FhonR-PCZQAmB6xCXzBJccltiI-t4iyswjT-mULZ3jDSxksEQE37WnFiFObTb6o1kroqyNKnOtDejf2gwLabmH/s400/monte%202.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="266" data-original-width="400" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEix-z4Mqxj5anz-vQ9CPyzxt-8UT2F87UQf6kS0b67sOALDAkJAFUxcydleW7KC86chg4qyGLElSBLHLpNu4S4zP_AfBd0a9s0B39FhonR-PCZQAmB6xCXzBJccltiI-t4iyswjT-mULZ3jDSxksEQE37WnFiFObTb6o1kroqyNKnOtDejf2gwLabmH/s320/monte%202.jpg" width="320" /></a></p><p class="MsoNormal">Bienaventurados los <b>pobres de espíritu</b>, que para sí
quieren poco, prefieren ser pobres mejor que ricos. …Porque <b>de ellos es el
reino de los cielos. Este reino de los cielos es el bien </b>definitivo que
hemos de alcanzar. Está allá, al final; no ahora, por el camino. Así, en un
viaje: viajar es dificultoso: qué llevo, en qué cantidad; la maleta, los
billetes, la aduana, las distancias, las comidas diferentes,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>las medicinas… Lo que atrae es el final, y la
vuelta a casa, y la satisfacción de haberlo hecho, de haber estado. ¿Y cómo se ha
alcanzado ese final? Deseando muy poco para el camino, poniendo esfuerzo en la
meta, en el llegar.</p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">*Bienaventurados <b>los que lloran</b>. ¿No estábamos en
cómo alcanzar la felicidad? Ahora se dice que hay que llorar. ¿Por qué llorar?
Porque las cosas no van bien. ¿Y por qué no van a ir bien? Porque en esta vida
nada es fácil, hay muchos motivos de sufrimientos. San Josemaría también quiere
que seamos felices, pero <b>ya en la tierra, </b><i>te quiero feliz en la
tierra</i><b>, escribe. </b>Cosa interesante, que parece que no va de acuerdo
con lo dicho hace un momento. Eso está bien, ser feliz en la tierra. Y continúa
su advertencia: <i>Y no lo serás mientras tengas miedo al dolor, porque
mientras caminamos en el dolor está precisamente la felicidad</i>. (C. 217). De
modo que para ser feliz en la tierra hay que aprender a llorar. Jesús lloró en
varias ocasiones pensando que las personas no aceptaban lo que les decía para
su bien, y eso le causaba dolor.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">*Bienaventurados <b>los mansos</b>. Sabemos bien que es ser
manso por comparación con los animales. Si los encontramos de frente preguntamos
en seguida si son mansos. ¿Qué es ser manso? Que no se alteren al verme, que no
me ataquen cuando me acerco. Que no muerdan, que no embistan.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>También hay personas tensas por dentro,
siempre a la defensiva. Piensan que cualquiera les puede hacer daño porque opinan
que la gente es muy mala, van a lo suyo. Y no como yo, que voy a lo mío. Su opinión
de los demás posiblemente esté sacada de su propio modo de ser. O a lo mejor
no. Pero el niño hace algo que no me parece bien y le riño; la mujer tiene un
comentario o desea una iniciativa, y discuto. Se piensa que en la vida no se
puede ir con la bondad por delante, que hay que precaverse, ir a la defensiva,
que un mal intencionado no nos coja por sorpresa, porque a mal intencionado que
nadie me gane.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Pero el Señor habla de
ser manso, de no ver enemigos en los demás, de mostrar confianza, de ver más lo
bueno de los demás que lo malo, lo aprovechable que lo que repele. Entonces, ¿el
manso es tonto, es bobo, es ingenuo? No, confía en el otro como persona
inicialmente pacífica. Y si no es así, espera pacientemente en que pueda haber
una conversación, un acuerdo que nos haga compatibles, e incluso socios en la
vida. Difícil esperanza, pero así era Jesús: <i>Aprended de mí que soy manso y
humilde de corazón</i>, y como de esa manera Jesús era feliz, nos lo aconseja
(Mt 11,29). <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Conviene leer y examinar cada una de las bienaventuranzas
aconsejadas por Jesús. Las aprendió de su Padre Dios, y en lo humano de su
Madre, Santa María. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-49906197512095976852022-07-16T18:04:00.002+02:002022-07-16T18:04:22.035+02:00Contemplativos<p> Comentario a los textos del domingo XVI del tiempo ordinario. </p><p>Empezamos por Génesis 18,1: Se presentan a tres personajes bajo la encina de Mambré, ante la tienda de Abraham. Estamos un poco al norte de Hebrón. Lot se ha separado de su tío por motivo de los pastos de los rebaños y se ha ido hacia el SE de ese lugar, hacia Sodoma y Gomorra. Ha tenido problemas pero su tío ha aparecido con fuerzas que le han liberado. </p>
<p>Nos admira la agilidad de Abraham para ofrecerse a los recién llegados: está claro, son peregrinos y hay que facilitarles lavarse, comer, beber. Da igual quienes sean, aunque posteriormente se va viendo que es Yavé con dos ángeles. Parece que les traen a aquellos lugares dos misiones: la primera, tras comer preguntan por Sara y le anuncian un hijo para dentro de muy poco. Sara lo oye y se ríe. ¡No te rías!, le dice con seguridad Yavé. Segunda misión, se quieren acercar a Sodoma y Gomorra porque tienen noticias del pésimo comportamiento de sus habitantes. <strong>Yavé abre su corazón </strong>a Abraham: están corrompidos y vamos a destruir las ciudades. Dios quiere la conversión, pero hay momentos en que las personas se cierran y el querer de Dios no entra en ellos. Abraham intercede: -Lejos de ti condenar inocentes por pecadores. Es verdad, Yavé estaría dispuesto a salvar a todos si hubiese diez justos, pero no los hay. </p><p>Vemos como el corazón de Dios se abre y Abraham se introduce en él, en sus reducidas luces. Dios cierra la conversación y decide qué hacer.</p>
<p>Saltamos al evangelio de Lucas 10,38: Jesús va a Betania: María se coloca en la primera fila, dispuesta a no perder ni un gesto, ni una palabra. Hace bien, es Jesús quien viene a su casa en un momento de intimidad con un buen grupo de personas. Marta entiende que debe obsequiar al Señor y a los asistentes mínimamente; leche, agua, algún bocado. Es una manera distinta de acercarse al corazón de Jesús, seguro que a Jesús le gustará ese detalle. María es más directa, luego se verá si hay que preparar algo, ahora hay que estar junto a Jesús. Y Jesús no puede decir que es mala su elección. Le indica a Marta que primero es la palabra de Dios, y luego vendrá todo lo demás. No le riñe, le señala la prioridad. .</p><p>Contemplar, hay varias maneras de contemplar. Pero, ¿qué es contemplar? En sus orígenes, el templum es el lugar o ¡, si se quiere la plataforma, desde la que el augur se dispone a ver, oir, comprender lo que ocurre en un espacio de cielo y de paisaje para intentar comprender lo que la divinidad desea respecto a la pregunta que le han hecho al augur y él tiene que responder en nombre de la divinidad. Ha de esta atento a cuanto pasa pero con la atención de quien intenta comprender el querer de la divinidad. María en el templo cuando Jesús se queda tres día y le pregunta angustiada, ¿entiende o no entiende la respuesta de Jesús? No entiende, dice el evangelista. Sí entiende, porque ese suceso no iba dirigida a Ella sino a Jesús, quizás a alguien más, y parece que Jesús lo ha entendido. Pues ya está, entiende que no tiene por qué entenderlo, pero que está bien así. .</p>
<p>-Contemplativos. Santo Tomás: simplex intuitus veritatis ex caritate procedens (II-II 180, a. 1; a. 2 ad 1.). Es un saber de Dios, movidos por el amor divino. -Intus ire: ir al meollo, al fondo para ver el chispazo orientador. Quizás no se entiende mucho, pero sí que Dios está ahí, que Él se entera y acepta lo que ocurre. Y nosotros estamos en sus manos.</p>
<p>-C. 319: “Recógete. Busca a Dios en ti y escúchale”. Introdúcete en la intimidad de la Trinidad porque eres hijo y puedes, debes, hacerlo. La vida de Dios es también la nuestra.</p>
<p>En nuestros día, con nuestra gente, en nuestra época, ¿qué hay que entender? Qué Dios está presente, que lo ve todo, e incluso entendemos un poquito su juicio, su aprobación o no. Nos ponemos en sus manos y seguimos nuestro camino bajo su protección. Al contemplar, iremos comprendiendo y orientándonos.</p>
<p>-Guardar el recogimiento. Acoger y proteger grupos de personas de buena voluntad que dependen de nosotros. Enseñarle lo que hemos aprendido, iniciarlos en la contemplación. <strong>María lo guardaba todo en su corazón.</strong> ¿Guardar? Guardaba sus contactos íntimos con Dios y se dejaba guiar por ellos. </p>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-78569298993870030092022-06-18T18:36:00.004+02:002022-06-18T18:44:12.685+02:00APRENDER<p> En esta vida no hay más remedio que empezar aprendiendo. No somo origen de nada, ni inventamos el idioma, ni las ideas, y recibimos un pasado. Todo está por aprender. Quien crea que lo sabe todo y que no tiene que enseñarle nadie, se equivoca. Y hay quien piensa así, muchos. </p><p>Por principio, hay que aprender de nuestros antecesores, de quienes saben más que nosotros, seguro. Y eso lo detectamos enseguida. Cuando alguien se refiere a algo que ignoramos, nos damos cuenta enseguida. Y para aprender, hay que imitar, o al menos seguir unas indicaciones básicas. Y habrá que mirarle, y atenderle, y comprenderle. Y preguntarle.<span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;"> No puede haber una decepción porque nos quedaremos en el
punto de partida.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">-Si ese ocurre en las artes y las ciencias, lo mismo ocurre en la vida interior, cuando entrevemos que deberíamos saber algo más de la vida y de su conexión con Dios. También en este punto hay que imitar al maestro, a la persona que ha despertado nuestro interés. Irá a su rito, y nosotros al nuestro. Deteniéndonos o avanzando según nos marque el Espíritu, a
cuya presencia a esas alturas habremos apelado. Porque si no nos ha hablado del Espíritu, a mal maestro nos hemos arrimado. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">De ese modo, poco a poco, nos soltamos de nuestro guía humano (persona,
libro, audio), cuando vemos que se va haciendo cargo de nosotros el Maestro divino. </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Ahora, será él quien marcará el ritmo. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Pero antes del futuro, ha existido el pasado, nuestros anteriores, de los que hemos quedado que hemos de aprender. Y así, acudimos al antiguo testamento, con su gran cantidad de historias de todo tipo. Los autores y los géneros literarios que nos reunido el maestro son abundantes. Y leyendo historias, toparemos enseguida con el nuevo testamento, al que constantemente se refiere el antiguo. Y comprenderemos
que Jesucristo es el centro de la historia pasada y de la futura. Nos enseñará a buscar la voluntad de Dios, que es la única verdad que nos interesa a
todos, sin excepción. Y, posiblemente, nos animará a enseñar a otros que conviven con nosotros, y cuyo enviado como maestro vamos a ser nosotros. A partir de ahora aprenderemos enseñando a entrar en la aventura de la vida interior, y les iniciaremos en la oración.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYy5E-6cCwDAV_gxU-OKBP_GzZnq28tpvqYg6BA_VV4BtfZbYGoDn9EPPYuqy3rZuVAWHJKBuK5JE0MNBoGQeYEqUPVTj-6NjprLySPpXBS4vpVeqCm8JYUUZ-W6kbx-q7RhY2wULSlVWATo1Tl4ecDGHk7iXnaP18HV9Xhx1tKflDRCYEQsRmZiSY/s318/maestro.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="159" data-original-width="318" height="159" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYy5E-6cCwDAV_gxU-OKBP_GzZnq28tpvqYg6BA_VV4BtfZbYGoDn9EPPYuqy3rZuVAWHJKBuK5JE0MNBoGQeYEqUPVTj-6NjprLySPpXBS4vpVeqCm8JYUUZ-W6kbx-q7RhY2wULSlVWATo1Tl4ecDGHk7iXnaP18HV9Xhx1tKflDRCYEQsRmZiSY/s1600/maestro.jpg" width="318" /></a></span></div><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br />Detectaremos
cada vez más, y ellos deberán ir dándose cuenta, que Dios es el Creador y el
único y mejor Interlocutor que tenemos. A su Hijo lo envió como maestro a la tierra. Maestro que “hizo y
enseñó” (Act 1,1). Así nosotros aprendemos, enseñamos y así aprendemos más. . Él estuvo siempre unido al Espíritu Santo y luego nos lo envió
luego, para que tampoco nosotros actúemos sin él. </span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Pero, además, Jesús se
quedó en el sagrario. De ese modo nos sentimos movidos a aumentar la fe
continuamente, para poder hablarle y oírle, nada más entrar en su presencia. Y
reconocer que en Él se concentra la voluntad del Padre, para que nosotros la
hagamos futuro inmediato, a impulso del Espíritu Santo.</span></p><p class="MsoNormal">El autor del libro de iniciación a la oración, Josemaría Escrivá, nos dice en Forja, n. 542, que cuenta el Evangelista que Jesús, después de haber
obrado el milagro, cuando quieren coronarle rey, se esconde. Y el autor del libro, como buen maestro, clama para que nosotros también clamemos: </p><p class="MsoNormal">–“Señor, que nos haces participar del milagro
de la Eucaristía: te pedimos que no te escondas, que vivas con nosotros, que te
veamos, que te toquemos, que te sintamos, que queramos estar siempre junto a
Ti, que seas el Rey de nuestras vidas y de nuestros trabajos.” <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Esta es la gran lección: <b>Cristo vive</b>. Esta
es la gran verdad que llena de contenido nuestra fe... <b>No temáis, dice el
ángel a las mujeres que fueron al sepulcro; no temáis. Vosotras venís a buscar
a Jesús Nazareno, que fue crucificado: pero ya resucitó, no está aquí</b>. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Cristo vive: no es
una figura que pasó, que existió en un tiempo y que se fue, dejándonos un
recuerdo y un ejemplo maravillosos. Cristo
vive. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Y añade este autor: No
comprendo cómo se puede vivir cristianamente sin sentir la necesidad de una
amistad constante con Jesús en la Palabra y en el Pan, en la oración y en la
Eucaristía. Y entiendo muy bien que, a lo
largo de los siglos, las sucesivas generaciones de fieles hayan ido concretando
esa piedad eucarística. Unas veces, con prácticas multitudinarias; otras, con
gestos silenciosos y callados, en la paz del templo o en la intimidad del
corazón. Queriendo adorarle.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;">Prácticas de adoración. Adorar es postrarse, extenderse en el suelo hacia adelante, como señal
de sumisión. Hay quienes adoran a Dios de esa manera, aunque lo habitual y en público, nos arrodillemos. Es lo que vemos hacer a tantas figuras del antiguo testamento, y lo que el apóstol san Juan nos indica en el Apocalipsis que se hará en la gloria del cielo. <o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;">Algunas personas han aprendido esa oración que se reza con la intención centrada en la Eucaristía: Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra
Santísima Madre, con el espíritu y fervor de los santos. <o:p></o:p></p><p><br /></p>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-18753889726293782962022-05-04T19:53:00.002+02:002022-05-04T19:53:53.909+02:00Un despropósito<p><span> <span> </span> <span> </span><i>Como explica muy bien Eugenio Gay, dar este encargo al Defensor del Pueblo es como dárselo <span> </span><span> </span><span> </span>al primero que pase por la puerta. No es competencia del Defensor este trabajo, ni competencia <span> </span><span> </span><span> </span>del Gobierno pedirle que lo haga. </i></span><br /></p><p>El abogado Eugenio Gay Montalvo, que fue miembro del Tribunal Constitucional español de 2001 a 2012, llegando a ser su vicepresidente, criticó como "un despropósito" que el Parlamento español haya encargado al Defensor del Pueblo (Ángel Gabilondo, que hasta 2021 era un político socialista en activo) investigar los casos de abusos a menores en entidades eclesiales: no es la función de esta figura, dijo, y no tiene sentido ni es justo limitarse sólo a los entornos católicos.El Defensor existe para investigar a la Administración, no otras cosas. </p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiX8WV8NpPxC9NNEuoNf_vSLx0dvfVjwJOlRkaWvdU89ZzCRo2fK7ZGouBephNDr3pAOPHmc1FVcxVlY3PU8r-5FGArZxdO0UXfF6AnIzvwmUPkg75dMak0dFBDhPo4AXlsXOaT7B-HYVNCbcsq2fqwOoMZERUPpMXgtgVJHyxoEIkFrrOv6ivBBlo7/s225/Gabi.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="225" data-original-width="225" height="92" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiX8WV8NpPxC9NNEuoNf_vSLx0dvfVjwJOlRkaWvdU89ZzCRo2fK7ZGouBephNDr3pAOPHmc1FVcxVlY3PU8r-5FGArZxdO0UXfF6AnIzvwmUPkg75dMak0dFBDhPo4AXlsXOaT7B-HYVNCbcsq2fqwOoMZERUPpMXgtgVJHyxoEIkFrrOv6ivBBlo7/w92-h92/Gabi.jpg" width="92" /></a></div>Gay Montalvo recordó que, según la ley, el Defensor del Pueblo existe para defender a los ciudadanos de los abusos y errores de la Administración.<p></p><p>La Constitución detalla que el Defensor existe "para supervisar la actividad de la Administración"... y la Iglesia no es parte de la administración del Estado. La ley que detalla la función del Defensor añade que su función es esclarecer "actos y resoluciones de la Administración pública y sus agentes".</p><p>Así, encargarle que investigue hechos que suceden en la Iglesia es absurdo porque queda fuera de sus competencias.</p><p>Además, recordó el jurista, "el Defensor del Pueblo tiene autonomía, no está sujeto a mandato imperativo alguno ni recibe instrucciones de ninguna autoridad. No tiene obligación de investigar lo que le pide el Congreso". Es cierto que, si quiere, el defensor del pueblo puede citar a declarar a todo tipo de personas y expertos: los funcionarios y poderes públicos tienen obligación de colaborar, pero nadie más tiene esa obligación.</p><p>En cuanto a que haya una investigación parlamentaria sobre los abusos a menores en distintos ámbitos en España, al reconocido abogado le parece bien. Pero que se limite a entornos católicos, no. "Una comisión parlamentaria investigadora, me parece bien. Pero una comisión para perseguir a una etnia o religión, es un despropósito, una temeridad y está fuera del Estado de Derecho", señaló.</p><p>Eugenio Gay hizo estas declaraciones en un encuentro online organizado por la asociación católica E-Cristians el martes por la tarde. E-Cristians ha difundido un informe llamado "Informe a la Mayoría" denunciando que con el estudio encargado al Defensor del Pueblo no se busca prevenir abusos ni proteger o compensar a las víctimas, ni luchar contra la pederastia en España, sino sólo criminalizar a la Iglesia Católica.</p><p>(Fragmento del texto publicado en Religión en Libertad, 4.V.2022)</p><p><br /></p>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-16463374174336925552022-04-08T20:55:00.005+02:002022-04-09T11:25:06.759+02:00Semana Santa 2022<p style="text-align: justify;"> En el Via crucis de san Josemaría Escrivá encontramos esta recomendación después de preguntarse de cómo amar la Cruz de Jesús: 'Compréndela' Y aún hay otra recomendación más comprometida: 'Deséala'. De este segundo modo la comprensión será más íntima, más profunda.</p><p style="text-align: justify;">Compréndela</p><p style="text-align: justify;">Y tendríamos que empezar preguntándonos: ¿y que es una cruz?</p><p style="text-align: justify;">Cruz corresponde al hecho de cruzar dos enormes palos para conseguir un instrumento de tormento para una persona hallada muy culpable de un grave delito. En un palo estaría atada o clavada la persona en toda su largura, y en el palo más corto estarían atados o clavados los brazos abiertos. Para condenarla, decimos, el delito debe ser especialmente grave y la persona especialmente mala, totalmente culpable sin excusa. </p><p style="text-align: justify;">Para que Jesús haya sido condenado a una muerte provocada por clavarle en la cruz, quiere decir ambas cosas a la vez: que su delito debe ser gravísimo y él debe ser conscientemente, tozudamente culpable.</p><p style="text-align: justify;">¿De qué delitos se le acusa? Sin ser exhaustivos, digamos: primero, de transgredir los sábados, algo que estaba muy recomendado por Moisés, que hablaba en nombre de Dios. Los judíos lo interpretaban al pie de la letra, aunque hacían sus excepciones. Jesús dice que llevaban a los animales a abrevar o que les echaban de comer. Bien, pero nada más, curar a una persona, hacerle tamaño bien, no entraba en los motivos de excepción. </p><p style="text-align: justify;">En segundo lugar, les discutía algunas interpretaciones de culto a Dios, concretamente Jesús quiere que se realice e culto poniendo el corazón, y los judíos opinan que bastaba con cumplir externamente lo mandado. También criticaba la poca atención a los padres mayores o enfermos, o bien, ni siquiera saben quién es un prójimo. Jesús les indica mediante la parábola del samaritano que al prójimo hay que elegirlo, aquella persona cercana que tiene alguna necesidad. </p><p style="text-align: justify;">Pero, sobre todo, les indigna que diga que esta escritura, leída en Nazaret, se cumple en mí. O que él es la luz. O que Abraham vio su día y se alegró. O, especialmente, que él es hijo de Dios. Se lo pregunta expresamente Caifás y Jesús responde con toda claridad: Tú lo has dicho (Mt 26,63), Yo soy (Mc 14,62), Vosotros lo decís, yo soy (Lc 22,70). ¡Intolerable! ¡Es reo de muerte! Sobre todo porque el 'Yo soy el que soy. Y añadió: Así le dirás a los hijos de Israel: 'Yo soy me ha enviado a vosotros'. Es la contestación de Yavé a Abraham cuando le pregunta por su nombre, porque se decía, ¿quién les digo que ha hablado conmigo? (Ex 3,13)</p><p style="text-align: justify;">Deciden que ya está bien, que ha blasfemado y lo llevan a Pilato y le fuerzan a que lo condene a muerte, a pesar de que Pilato lo encuentra inocente.</p><p style="text-align: justify;">Deséala</p><p style="text-align: justify;">Jesús ha decidido cargar con los pecados de todos los hombres, 'haciéndose pecado', (2 Cor 5,14; Ef 2,15; Mc 15,34), lo cual lo pone claramente contra el Padre y eso le produce un sufrimiento inaguantable en el Huerto de los olivos (Lc 22,42).</p><p style="text-align: justify;">San Pedro nos dice que asimilemos los pensamientos de Cristo para morir del todo al pecado por la mortificación (I P 4,1), de modo que podamos vivir una intensa caridad unos con otros, porque 'la caridad cubre la muchedumbre de los pecados' (I P 4,8): los tapa, los supera.</p><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi19nnZCw3zYZ8UVTiB4UGdZtQl7dQ9Lwia3aRcG4m9UIvvRIULk3f3dor3yVYuQSF7XqqwFappGtGqDutkGPqj1FuPAQMV6KxI8DDAz_W0QZC3LoFoNgm69Jh8I0j8QXYwss8G3bV2IuNFD-LSZToWjemAl8hLzYtJIKk6ATCj6yZI16UcBcgovH9T/s250/Cristo%20piet%C3%A0.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="202" data-original-width="250" height="202" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi19nnZCw3zYZ8UVTiB4UGdZtQl7dQ9Lwia3aRcG4m9UIvvRIULk3f3dor3yVYuQSF7XqqwFappGtGqDutkGPqj1FuPAQMV6KxI8DDAz_W0QZC3LoFoNgm69Jh8I0j8QXYwss8G3bV2IuNFD-LSZToWjemAl8hLzYtJIKk6ATCj6yZI16UcBcgovH9T/s1600/Cristo%20piet%C3%A0.jpg" width="250" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Detalle del Cristo de la Pietà de Miguel Ángel<br />lleno de paz.</td></tr></tbody></table><p style="text-align: justify;">Vivir es tener que soportar muchos inconvenientes y muchas contrariedades, procedentes de vivir mismo y de la convivencia con los demás. Pero esforzarnos por vivir la caridad, a pesar de los choques y diferencias de caracteres y de opiniones, cubre, tapa, anula, la muchedumbre de los pecados y convierte en caridad, en obra buena, nuestro comportamiento con los demás. Y encontraremos la paz en el trato con Dios que nos llenará de paz y de digna serenidad. Deséalo. </p>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-61358428875959895452022-03-03T13:33:00.001+01:002022-03-03T13:34:32.514+01:00Una fe razonada<p style="text-align: justify;">La mente humana busca claridad -verdad- y racionabilidad, es decir, que lo entendido tenga fundamento y consecuencias benévolas. Estas últimas las buscaremos en la medida en que nos hagan falta o las veamos convenientes. De este modo entran en juego la inteligencia teórica y la práctica, si precisamos un poco.</p><p style="text-align: justify;">Decisiones firmes</p><p style="text-align: justify;">Para realizar cualquier acción, pues, necesitamos conocer la meta lo mejor posible y decidir conseguirla. Simplificando un poco diremos que decidir consiste en un acto firme de la voluntad que elige una verdad como punto de partida de la conducta. De este modo procedemos habitualmente a lo largo de cada día, de una manera sencilla y directa, para ir a algún sitio a conseguir algo, un producto, o encontrarnos con alguien. Si nos preguntamos por qué hemos decidido hacer aquello, tendríamos que acudir a los supuestos que hemos aceptado y que nos sirven como principios de nuestras acciones. Tomo el autobús de las ocho y media porque he de tomar el tren de las nueve, cuyo billete conseguí ayer por internet, para ir a tal ciudad donde me interesa encontrarme con alguien para ultimar un negocio en el que ando metido porque quiero promocionar una empresa, etc.etc. Hay muchos aspectos concatenados que constituyen el entramado de la vida social en la que cada uno estamos metidos.</p><p style="text-align: justify;">¿Y hay algún principio supremo que sustente mi visión de la vida y mi comportamiento? Ha de haberlo, más o menos supremo desde un punto de vista consciente, o supremo porque lo he aceptado de algún modo, aunque no haya sido pensado muy a fondo. En nuestro tiempo me atrevería a decir que esos principios supremos se reducen a dos: creo en Dios; o creo en la materia o en algo indefinido como origen de la vida, que desde luego no es Dios, al menos al modo cristiano, musulmán, hindú o de cualquier otra creencia religiosa. </p><p style="text-align: justify;">Pero siempre creo, creo en algo. No hay más remedio. Lo hacía observar Chesterton y no sólo él: quien no cree en Dios cree en cualquier otra cosa, pero para actuar es necesario creer en algo o en alguien, aceptado con mayor o menor fundamento. Es imprescindible creer con firmeza en un primer principio de nuestros actos porque, si no, no actuaríamos. </p><p style="text-align: justify;">Si para realizar una acción hay que aceptar algún punto de partida, más nos vale que ese punto de partida valga la pena, porque si es vulgar o falso estaremos decidiendo mal o irresponsablemente, o andaremos de modo sinuoso, como una persona con la razón dormida o falta de razón. </p><p style="text-align: justify;">'Atrévete a pensar'</p><p style="text-align: justify;">Esta era la propuesta de Inmanuel Kant, filósofo ilustrado. Una propuesta interesante que siempre sonará bien al oído de muchos. Piensa por tu cuenta, no te abandones en lo que piensen otros, al menos sin haberlo ponderado tú mismo. Y llevaba razón, salvo en un sentido: si no piensas con profundidad, es posible que tu pensar sea superficial, o frívolo, y por tanto puede que tenga poco valor en un orden a la verdad y en orden a los beneficios que puedas sacar.</p><p style="text-align: justify;">Atrévete a pensar. Pero, tendré que tener claro que he de pensar sobre lo que ya existe, la realidad que me rodea, por tanto que mi pensar no habrá de ser genérico ni fantástico. La realidad existe desde hace mucho tiempo, deja tras de sí muchos acontecimientos y mucha historia. ¿Qué conclusiones saco de todo ello? En concreto, ¿qué orígenes ha tenido, y por tanto tenemos todos, y qué sentido encierra su existencia?</p><p style="text-align: justify;">La materia, piensan muchos en nuestros días. Para qué complicarnos, existe la materia, ella debe estar en el origen de todo. Posiblemente sí pero, ¿sólo ella, ella es el comienzo en absoluto? Sí, se dice, evoluciona y es la causante de todo cuanto existe, incluida la inteligencia y lo que llamamos espíritu. </p><p style="text-align: justify;">Opinar de esa manera es verdaderamente arriesgado. ¿Cómo ha llegado a ser un pensamiento tan común? Yendo a la historia, porque según Lutero hay que separar la fe, del contenido que se dé a la fe. Sobre el contenido hay muchas discusiones, por tanto, separemos la fe de la razón. ¿Y quién es ese Dios del que, entonces, no puedo decir nada? El Dios que salva a quien él quiere, con independencia de lo que haga porque, es todo tan complicado que lo único importante es creer en él. Bueno, en ese caso, se ha opinado, dejemos a Dios que haga lo que quiera y yo a lo mío, a negociar con la materia y si es posible a hacerme rico, aunque sea a costa de los demás, porque eso no importa mucho. Y de paso, ¿por qué no pensar que la materia lo es todo y que cada uno haga lo que quiera? Vamos a dejarnos de salvaciones y de condenas, que solo dan preocupaciones y complican la vida.</p><p style="text-align: justify;">Yendo a la historia, porque hubo quién pensó -Scoto, Occam-, que Dios era todo poder, todopoderoso, y que el poder lo era todo. Un poder arbitrario. Por tanto el origen de todo es una fuerza poderosa, indefinida. Bueno, entonces quitemos a Dios y dejemos la materia. La materia es una fuerza ciega, imparable. El pensamiento viene después y sirve como orientación práctica para resolver lo inmediato. Pero que lo que haga da igual porque su fuerza es arbitraria, irracional. </p><p style="text-align: justify;">Pero en la vida práctica, en la historia de las sociedades, lo irracional llega a ser caótico y solo la fuerza, la fuerza del más fuerte, puede desatascar los problemas. Pero por la vía de la fuerza, no de la razón. Y oponerse a él habrá de ser por la fuerza, porque los argumentos no le moverán. Y dijo Hobbes, ‘el hombre es para el hombre un lobo’. Y solo el miedo nos puede hacer sociables. ¿Sociables, por un razonamiento temeroso? Pero, ¿no es todo fuerza irracional?</p><p style="text-align: justify;">Claro está que de este modo la vida es caótica, injusta, no hay normas de ningún tipo, y sobre todo éticas que enmarquen un comportamiento. Pero, ¿de dónde sale la idea de que tiene que haber un orden, un criterio de comportamiento que nos de alguna referencia, una justicia? ¿No son ideas provenientes de la mente? ¿Y a qué viene perturbar con la mente el comportamiento caótico que sería lo único razonable?</p><p style="text-align: justify;">Creo en un Dios personal, inteligente y amoroso</p><p style="text-align: justify;">Esta otra opción, utilizada como principio, sería lo contrario a creer ‘sólo’ en la materia. Claro que existe la materia, pero creada por un Dios no es sólo poder, sino sobre todo inteligente y amoroso, y ambos atributos orientan su poder. Todo lo hace por algún sentido, con algún fin que sería el bien de todos. Y según ello nosotros deberíamos buscar la verdad y el bien, y orientar nuestra conducta hacia un fin que fuese un bien para todos, para nosotros y para los demás, de modo que podamos convivir en orden y en paz.</p><p style="text-align: justify;">El salto cualitativo que va de la materia poderosa y caótica a la mente, se salva si es la mente poderosa es la que salta a ordenar la realidad material y no material, como es la convivencia humana. </p><p style="text-align: justify;">Creo, acepto con firmeza una verdad que es un auténtico hallazgo feliz. Y la pongo como principio primero, orientador, de toda mi conducta humana, inteligente y libre. Y creo que es la única solución al caos y a la arbitrariedad, fundando un orden y una justicia que, si no es absoluta, tendrá el alcance al que llegue la mente humana y la colaboración entre los hombres, que aspiran a ser semejantes a Dios. </p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-27375523183726853732022-01-26T10:43:00.002+01:002022-01-28T21:43:57.989+01:00 ASIMILACIÓN Y CRECIMIENTO DE LA CULTURA<p style="text-align: justify;">De los seres que existen en el universo, a unos los llamamos inanimados y otros animados, según posean un principio de animación interna (anima, alma) que puede ser de menor o mayor perfección. El hombre posee en su cuerpo un principio de animación que actúa aún en estado de inconsciencia, pero tiene otro que es superior: la inteligencia a la que sigue la voluntad. También estas potencias han de alimentarse, y así la primera se alimenta de verdades, de ‘verdad’. Llamamos verdad al conocimiento adecuado de la realidad. A aquellas verdades que nos son convenientes las llamamos ‘bienes’.</p><p style="text-align: justify;">El hombre enlaza verdades, según una coherencia interna entre ellas, la lógica, y de ese modo crea o ‘cultiva’ la cultura. Es un conocimiento global de la realidad porque engloba los medios organizativos, técnicos, para vivir en ella. La cultura cambia, crece al añadir aquellos ‘adelantos’ que la hacen progresar. Cada generación de personas ha de integrarse en la cultura en la que nacen, al menos según se vive en su entorno social. Eso se consigue primero a través de la familia y luego mediante la enseñanza. Todos hemos de tener un mínimo de conocimientos, aunque tener un bajo nivel de ellos se llama ignorancia. Al menos se han de tener suficientes para integrarse con éxito en el entorno social e incluso para intervenir en ella y hacerla crecer. La cultura crece, porque los problemas se multiplican y al solucionarlos, se la incrementa en calidad. Debe ser así porque nunca la organización social ni los medios técnicos serán suficientes.</p><p style="text-align: justify;">No hacerlo por negligencia es un mal para la propia persona pero también para su grupo social, porque no le aportará ningún bien. Será un parásito. Su entorno cambiará, pero él se mostrará pasivo, e incluso molesto por los cambios y no corresponderá con iniciativa. </p><p style="text-align: justify;">Hay una historia de la cultura. Se pueden adoptar diversos puntos de mira, aunque la historia política suele integrarlos todos. Precisamente en este campo, la política, al gobernante abusivo se le exigió que tuviera que oír el consejo, e incluso las imposiciones, del parlamento, que aprobaba los impuestos que el pueblo debía pagar para los gastos colectivos. Pero también se exige que los miembros del parlamento sean elegidos por el pueblo. Poco a poco se constituye un estado democrático. Para evitar abusos de unos y de otros, el pueblo exige después que se respete la libertad. Todos estos han sido hitos históricos. Hoy se pide igualdad. Pero todos estos pasos engendran un caos, y unas acciones indignas, que a veces lleva a pensar si han merecido la pena. ¿Dónde puede estar la deficiencia? En que no siempre, o casi nunca, se han dejado guiar por la verdad y por el bien de todos. A veces el interés, la demagogia se imponen porque aparecen como necesidades evidentes. Pero no, la necesidad evidente es la búsqueda de la verdad. La verdad no aparece de modo espontáneo, es compleja y hay que buscarla y encontrarla. A veces requiere aportaciones múltiples, experiencia, rectificaciones. La ciencia sabe bastante de todo eso, pero la vida social se cree más autosuficiente. Y se equivoca.</p><p style="text-align: justify;">Porque con la libertad o la igualdad se pueden hacer negocios al servicio del bien personal y social, o del mal personal y social, un mal placentero en el primer momento, pero dañino a largo plazo. Y por respeto a la libertad de pensamiento y de acción se tolera, no se ataja. La libertad de pensamiento quiere decir que cada persona debe buscar lo mejor que sepa la verdad y el bien, y debe respetarse su capacidad dentro de su buena intención. En principio quien busca puede encontrar. </p><p style="text-align: justify;">En definitiva, se ha de buscar activamente el bien y la verdad, según la propia capacidad y las facilidades del entorno, al que a veces es necesario convencer. Pero está claro que entre unos y otros hemos de mejorar y acrecentar nuestra cultura, para que pueda desarrollarse en paz y sea un buen punto de partida en adelante.</p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-54635235171816383232021-05-01T21:40:00.000+02:002021-05-01T21:40:11.824+02:00Mes de María<p style="text-align: justify;"> Al comienzo del mes de mayo recordamos con cierta emoción el conocido texto de Isaías, 7,14. Recordemos su contexto. </p><p style="text-align: justify;">Siria, Israel y Judá tienen un gran peligro a la vista, el enorme imperio asirio en expansión. Resín y Pecaj, reyes de los dos primeros reinos, quieren aliarse contra Asiria, pero Ajaz de Judá, no quiere, prefiere hacer la paz con Asiria. Por tanto tiene un doble motivo de miedo: sus vecinos que quieren obligarle e incluso destituirle como rey, y por el peligro del lejano imperio. </p><p style="text-align: justify;">Isaías es enviado por Dios para tranquilizarle. El profeta le dice a Ajaz que pida una señal del cielo para estar más seguro, y el rey de Judea no quiere hacerlo. Pero Isaías le contesta: “El propio Dios os dará un signo. Mirad, la virgen está encinta y dará a luz un hijo a quien pondrán por nombre Emmanuel.” </p><p style="text-align: justify;">Comenta el papa Benedicto XVI en su libro “Jesús de Nazaret” que esa frase queda ahí, en el texto sagrado, pendiente de saberse a quién se ha de aplicar. Los exégetas buscan una solución pero no dan con ella. El evangelista Mateo la encontró: hay que referirla a María de Nazaret y a su hijo Jesús. El peligro de destrucción subsiste y Jesús viene a resolverlo.</p><p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZtOJI_vDVUOLc9nVcDRXdG6g9NXVi0h4tcwZPNgaeYNkyCcz-9hvoHmbbUSe2jmDhb9X7JMuLWHX4y63hN0vBsIjg57hEm5KBQyskONc3I6Ay9h06M8m7IcsCSWT52gFU0BMEtOD3WYA/s296/anuncia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="170" data-original-width="296" height="198" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZtOJI_vDVUOLc9nVcDRXdG6g9NXVi0h4tcwZPNgaeYNkyCcz-9hvoHmbbUSe2jmDhb9X7JMuLWHX4y63hN0vBsIjg57hEm5KBQyskONc3I6Ay9h06M8m7IcsCSWT52gFU0BMEtOD3WYA/w345-h198/anuncia.jpg" width="345" /></a></div><br />Centramos nuestra atención en los posibles pensamientos y sentimientos de la Virgen María en los primeros años de Jesús. Está contentísima con su hijo, que es Hijo de Dios. Ha podido conocerle desde el principio como nadie, puesto que es su madre. Es un niño buenísimo, despierto, aprende rápido. Ha venido a salvar a los hombres, y la Virgen está encantada con una misión tan generosa, tan esperada porque es necesaria. Le parece estupendo que su hijo tenga esa grandiosa misión. Espera ver cómo la realiza y, si puede, quiere ayudarle. De hecho, desde el anuncio del ángel está pidiendo a Dios por ello.<p></p><p style="text-align: justify;">Pero han ido al Templo y el anciano Simeón les ha dicho a José y a ella algo desconcertante, que su hijo será signo de contradicción para los hombres, y que será causa de salvación y de perdición. </p><p style="text-align: justify;">La Virgen lo oye y queda un poco desconcertada. Es cierto que el profeta Isaías también escribe en sus escritos, más adelante, que habrá un ‘siervo de Yavé’. Otra frase que queda en el aire, sin saber a quién hay que aplicarla en sentido pleno. La Virgen quizás no lo sabe, lo sabrá más tarde. Pero quizás María reacciona con toda su alma ante este mensaje de Simeón.</p><p style="text-align: justify;">-“¿Cómo vas a ser signo de contradicción? ¿Cómo vas a dividir a los hombres, tú que has venido a unirlos y a salvarlos? No puede ser. Procuraré estar contigo siempre, te protegeré y protegeré a los hombres a los ue tú trates quieran seguirte. </p><p style="text-align: justify;">Entraré en su conciencia, en sus almas, los atenderé, ayudaré a todos los que me lo pidan. Ahuyentaré de su lado al demonio y los libraré de sus redes. Les hablaré de ti y los iré llevando a ti, para que te conozcan, te sigan y estén muy unidos a ti. Y quieran ser tus testigos, tus mensajeros para darte a conocer, y que te lleven a sus familias, a sus amigos. Y velen por los que se reúnan junto a ti, a tu Iglesia, y les animaré a recibir con devoción los sacramentos que les has dejado. Y por los necesitados, por los pobres, por los enfermos, por los que no tienen trabajo. Para que no sean egoístas nunca, y piensan en el bien de los demás, como debe ser y como tú quieres. </p><p style="text-align: justify;">¿Cómo vas a ser signo de contradicción? No lo eres, y no quiero que nadie lo pueda pensar.”</p><p style="text-align: justify;">Y así tenemos a la Virgen María interviniendo en tantos lugares, en distintos momentos de la historia, haciéndose presente de una u otra manera, haciendo favores para llamar la atención, atraer a la gente, diciendo lo que dijo al indio Juan Diego: </p><p style="text-align: justify;"> ( Diálogos con Juan Diego durante las apariciones de la Santísima Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac)</p><p style="text-align: justify;">-Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?</p><p style="text-align: justify;">-Señora y Niña mía, tengo que llegar a tu casa de México Tlatilolco, a seguir las cosas divinas, que nos dan y enseñan nuestros sacerdotes, delegados de Nuestro Señor.</p><p style="text-align: justify;">-Sabe y ten entendido, tú el más pequeño de mis hijos, que yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive; del Creador cabe quien está todo; Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo, para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa Madre, a ti, a todos vosotros juntos los moradores de esta tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en mí confíen; oír allí sus lamentos, y remediar todas su miserias, penas y dolores.</p><p style="text-align: justify;">Y para realizar lo que mi clemencia pretende, ve al palacio del obispo de México y le dirás esto que te he dicho.</p><p style="text-align: justify;">Sólo queda que la escuchemos, que veamos su interés por propagar la salvación que ofrece su hijo y nos unamos a ella. Estará encantada y nos ayudará. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><br /></p>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-50669175126340548812021-03-05T14:22:00.003+01:002021-03-05T14:26:28.712+01:00Oración, Ayuno, Limosna<p> -Lo comenzamos tomando los textos del Sermón de la montaña, Mt 6. En ellos nos habla Jesús de la oración, del ayuno y la limosna. También el Papa se ha hecho eco de estos tres apartados en los que divide Jesús su discurso.</p><p>-Veamos primero la Oración. Nos dice Mateo 6,5: "Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.</p><p>Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. 8 No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis".</p><p>Y si lo sabe, ¿para qué pedirle entonces. Veamos Marcos 10,46: "Y (Jesús y sus discípulos) llegan a Jericó. Y al salir él con sus discípulos y bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo), estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí». Muchos lo increpaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí». Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo». Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama».</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4DD8zMxd3NCoe5H7duyXB3FmB6G2yJ56-j0oVGpELP2HNO1OluP8E11EfEUgXxS5oiQqUBgmT0JRyaUiwDrz8pu8QcauIriaYUTPiKZWFxzdJgU2PyNU-puXqoxiDzA2KrqSK5QJmk20/s282/monte.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="179" data-original-width="282" height="201" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj4DD8zMxd3NCoe5H7duyXB3FmB6G2yJ56-j0oVGpELP2HNO1OluP8E11EfEUgXxS5oiQqUBgmT0JRyaUiwDrz8pu8QcauIriaYUTPiKZWFxzdJgU2PyNU-puXqoxiDzA2KrqSK5QJmk20/w317-h201/monte.jpg" width="317" /></a></div><p>¿Hay que pedir? ¿Hay que repetir muchas veces y a voz en grito lo que se pide? </p><p>Parece que lo importante, entonces, no es decir lo que Dios ya sabe, sino mostrarle al Señor el interés que se tiene en conseguirlo. Además, Bartimeo clama lo que tenía metido en el corazón, lo que había pensado antes que diría a Jesús si tuviese la suerte de encontrarle. Y la ocasión le llega. A eso se dirige nuestra oración, a formar en nuestro interior un depósito de intenciones intensamente queridas. Ese propósito lo forjó en el silencio de su oración, en su intimidad. </p><p>La oración nos tiene que hacer mejores a nosotros y a nuestro ambiente. Nos cuenta el Génesis que hubo un momento en que el ambiente entre los hombres era tan perverso, que Dios decidió hacer borrón y cuenta nueva. Y mandó el diluvio, del que solo Noé y pocas personas más se salvaron (Gen 7). </p><p>Jesús también decide volver a empezar en su tiempo, en su ambiente, pero lo hace de uno en uno, no de manera colectiva. Inventa el bautismo. Y si después volvemos a caer, el sacramento del Perdón. Así podemos empezar una y otra vez nuevos propósitos. </p><p>El ayuno </p><p>Veámoslo a continuación. Sigue diciéndonos san Mateo: Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará".</p><p>Nada de clamores y ostentaciones públicas. No tiene por qué notarse lo que tomas o dejas de tomar: bebida, comida; tu puntualidad, tu diligencia; tu acabar bien lo que estás haciendo; los arreglos que hagas; el no protestar; el no criticar y aceptar lo que otros hagan; en cambio, corregir cuando te parece que debes hacerlo pero con afecto. Sin críticas, sin darlo a conocer o sin compararte a nadie.</p><p>La limosna</p><p>Sigue el evangelio: "cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.</p><p>Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; 4 así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará".</p><p>¿Qué entender por limosna? Dar, dar cosas que el otro necesita. Pero pueden ser cosas materiales o espirituales. En este dar a otro hay un orden: primero Dios. San Lucas (14,25) escribe: "Mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío". No es digno de mí. </p><p>-Dios en primer lugar, la oración, la Misa, el rosario, han de ser lo primero en valor y cronológicamente. Después ha de venir todo lo demás: necesidades de la mujer, de los hijos, del trabajo, de los clientes, de los amigos. Un espíritu de servicio porque el primero en el Reino será el primero en el servir, en las tareas que haya que realizar, en el cuidado a los demás.</p><p>¿Y tú? ¿Y yo? No descuidemos nuestro cuidado, pero dejándolo para después, en último lugar. </p><p>Todo esto se fabrica en la intimidad del corazón, en el interior, en la oración y en los propósitos. Jesús nos dice en Mateo 15,15: "Y, llamando a la gente, les dijo: «Escuchad y entended: 11 no mancha al hombre lo que entra por la boca, sino lo que sale de la boca, eso es lo que mancha al hombre».</p><p>12 Se acercaron los discípulos y le dijeron: «¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oírte?». Respondió él: «La planta que no haya plantado mi Padre celestial, será arrancada de raíz. Dejadlos, son ciegos, guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo».</p><p>Pedro le dijo: «Explícanos esta parábola». Él les dijo: «¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis que todo lo que entra por la boca pasa al vientre y se expulsa en la letrina?, pero lo que sale de la boca brota del corazón; y esto es lo que hace impuro al hombre, porque del corazón salen pensamientos perversos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, difamaciones, blasfemias. Estas cosas son las que hacen impuro al hombre. Pero el comer sin lavarse las manos no hace impuro al hombre».</p><p>No es lo que entra en el hombre, aunque hemos de procurar que entren ideas buenas. Es lo que sale, si antes hemos cultivado en el corazón cosas buenas, producirán su fruto. Es lo que nos dice el Evangelio que hacía la Virgen María, guardar en su corazón los sucesos en los que veía que Dios había intervenido: primero lo de la escritura santa, después, las grandes intervenciones de Dios en su vida. </p><div><br /></div>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-67739613742219132782020-12-25T17:39:00.003+01:002020-12-26T13:43:12.635+01:00Jesús, Salvador<p style="text-align: justify;"> El nombre nos indica claramente de quién hablamos, de cuando nació y para qué. El mundo necesitaba -y necesita- un Salvador, y san Lucas (1-14), nos anuncia que ya ha nacido. ¡Qué bien, qué alivio!</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_6D_q6nL5m1S5kBCNyLluUQf38F3OdIvS8XEaSb4AIC_w-0h3xpw9xLdAjMUL0m_R5joUbxOjEk6EgfOZNmUY93d5g4J35j3EfygorAsn0bzt3sM4yRvkrt2nSkwkvJD_LhePGEPwEFs/s620/Navidad.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="373" data-original-width="620" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_6D_q6nL5m1S5kBCNyLluUQf38F3OdIvS8XEaSb4AIC_w-0h3xpw9xLdAjMUL0m_R5joUbxOjEk6EgfOZNmUY93d5g4J35j3EfygorAsn0bzt3sM4yRvkrt2nSkwkvJD_LhePGEPwEFs/s320/Navidad.jpg" width="320" /></a></div><br />¿De qué nos salva? ¿Cuál es la necesidad tan apremiante por la que necesitábamos ser salvados? Los de formación clásica dirán: del pecado. Los más apremiantes: de la pandemia, de la enfermedad, de la pobreza, de la discriminación. Quizás alguien más agudo acierte con la tecla: necesitamos se salvados de nosotros mismos, de ese centro presente en mí de modo tan insistente como es mi yo: no soy querido, no me tienen en cuenta, van a lo suyo, me dan de lado, me tratan mal, no me consideran...</div><p style="text-align: justify;">El egocentrismo, el egoísmo, el amor propio, todo aquello que nos lleva a mirarnos en exclusiva y en primer plano a nosotros mismos. Y llevamos razón, todo eso nos ocurre. Y, lo peor, nos seguirá ocurriendo. Pocas personas piensan en los demás y, cuando lo hacen, sucede a ratos. Un padre trabaja denodadamente por sus hijos, por sacar adelante a la familia. Pero difícilmente no cae rendido en su casa exclamando: ¡estoy muy cansado, no puedo más! Y la mujer advierte a los hijos, no le molestéis y que descanse. ¿Cuánto tiempo necesita de descanso? ¿Habrá descansado lo suficiente cuando despierte, cuando apague la televisión? Rotundamente no. </p><p style="text-align: justify;">Lo mismo le ocurrirá a la madre, pero también lo van repitiendo los pequeños que gritan: ¡estoy cansado! ¿Qué nos pasa para que todos lleguemos a ese estado?</p><p style="text-align: justify;">Sí, se nos presenta el cansancio, como se nos acerca la pereza, o un no saber qué hacer para quitarme el tedio, el aburrimiento de tener que hacer lo que no quiero, lo que no me gusta. O bien lo que sí me gusta, pero al poco rato me cansa como todo lo demás. También las personas a la que quiero me resultan pesadas, insoportables.</p><p style="text-align: justify;">¿Qué ocurre? Que necesitamos salvación, un Salvador que nos diga como podemos superar esa torpeza que nos acompaña, que nos hace caer rendidos, para levantarnos al poco tiempo cansados de tano descansar.</p><p style="text-align: justify;">Un Salvador. ¿Y cuál es su medicina, su receta milagrosa? Jesús, el Salvador, viene a mostrarnos el amor que Dios nos tiene. Esa es la receta de curación. Aquel amor por el que Él mismo vino diligentemente a la tierra "para padecer". Aquél amor que trae consigo tareas, amor al que nos podemos acoger para recorrer el camino de la vuelta al Padre. Porque solo el amor nos levanta y despabila, solo el amor nos da energía y constancia para culminar el tiempo que nos quede de existencia en la tierra. </p><p style="text-align: justify;">Sí, tenemos razón, estamos cansados, necesitamos un remedio, algo que nos estimule: el amor que Dios nos tiene y al que podemos acogernos para superarnos y encontrar la fuerza de la perseverancia. </p><p style="text-align: justify;">El amor es darse a los demás. "Necesitas olvidarte de ti", ¿y cómo lograrlo? Pensando continuamente en el bien de los demás, en el servicio que les puedo prestar, en algo bueno que hemos visto y que sabemos que le va a hacer bien. ¿Algo material? Sí, muchas veces también. Pero sabiendo que los bienes materiales son duraderos si son consecuencia de los bienes espirituales que les procuramos.</p><p style="text-align: justify;">Sí, necesitamos un Salvador. Sin Él nos crecen los problemas. Hasta el punto de que podemos medir nuestro amor a Dios por el número y el agobio que nos produzcan nuestros problemas personales, nuestro hastío y nuestro cansancio. ¿Hay cansancio? Poco amor. ¿Hay asuntos que hacer, estamos entretenidos? Va creciendo. Solo el encuentro con el amor de Dios, manifestado en Jesús, el Salvador, nos puede librar de esa pesada carga del cansancio crónico.</p>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-53875699390486030512020-12-22T11:51:00.001+01:002020-12-26T13:50:25.747+01:00<p> </p><p align="center" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: center;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">CARTA APOSTÓLICA<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><b><i>PATRIS CORDE</i></b><o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: center;"><b><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">DEL SANTO PADRE FRANCISCO</span></b><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: center;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">CON MOTIVO DEL 150.° ANIVERSARIO<br />
DE LA DECLARACIÓN DE <b>SAN JOSÉ</b><br />
COMO PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en
los cuatro Evangelios «<i>el hijo de José</i>»<a name="_ftnref1"></a>[1].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Los dos evangelistas que evidenciaron su figura, Mateo
y Lucas, refieren poco, pero lo suficiente para entender qué tipo de padre
fuese y la misión que la Providencia le confió.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Sabemos que fue un humilde carpintero (cf. <i>Mt</i> 13,55),
desposado con María (cf. <i>Mt</i> 1,18; <i>Lc</i> 1,27);
un «hombre justo» (<i>Mt</i> 1,19), siempre dispuesto a hacer la voluntad
de Dios manifestada en su ley (cf. <i>Lc</i> 2,22.27.39) y a través
de los cuatro sueños que tuvo (cf. <i>Mt</i> 1,20; 2,13.19.22).
Después de un largo y duro viaje de Nazaret a Belén, vio nacer al Mesías en un
pesebre, porque en otro sitio «no había lugar para ellos» (<i>Lc</i> 2,7).
Fue testigo de la adoración de los pastores (cf. <i>Lc</i> 2,8-20) y
de los Magos (cf. <i>Mt</i> 2,1-12), que representaban
respectivamente el pueblo de Israel y los pueblos paganos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPCyo6Km2jHZrXF_JC1KBcoj793srhv0pZIMzpmV8yR3wnfaawK48fIukm-7eXlmpw8mX3rUmdarfawkopw3bPK7kWLPX3tA3m9G0OA28U2wFN7OHCsQbVsMpzAockWNwcpWhyi0FH8jk/s660/san+Jos%25C3%25A9.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="371" data-original-width="660" height="181" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPCyo6Km2jHZrXF_JC1KBcoj793srhv0pZIMzpmV8yR3wnfaawK48fIukm-7eXlmpw8mX3rUmdarfawkopw3bPK7kWLPX3tA3m9G0OA28U2wFN7OHCsQbVsMpzAockWNwcpWhyi0FH8jk/w320-h181/san+Jos%25C3%25A9.jpg" width="320" /></a></span></div><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><br />Tuvo la valentía de asumir la paternidad legal de
Jesús, a quien dio el nombre que le reveló el ángel: «Tú le pondrás por nombre
Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (<i>Mt</i> 1,21).
Como se sabe, en los pueblos antiguos poner un nombre a una persona o a una
cosa significaba adquirir la pertenencia, como hizo Adán en el relato del
Génesis (cf. 2,19-20).<o:p></o:p></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En el templo, cuarenta días después del nacimiento,
José, junto a la madre, presentó el Niño al Señor y escuchó sorprendido la
profecía que Simeón pronunció sobre Jesús y María (cf. <i>Lc</i> 2,22-35).
Para proteger a Jesús de Herodes, permaneció en Egipto como extranjero
(cf. <i>Mt</i> 2,13-18). De regreso en su tierra, vivió de manera
oculta en el pequeño y desconocido pueblo de Nazaret, en Galilea —de donde, se
decía: “No sale ningún profeta” y “no puede salir nada bueno” (cf. <i>Jn</i> 7,52;
1,46)—, lejos de Belén, su ciudad de origen, y de Jerusalén, donde estaba el
templo. Cuando, durante una peregrinación a Jerusalén, perdieron a Jesús, que
tenía doce años, él y María lo buscaron angustiados y lo encontraron en el
templo mientras discutía con los doctores de la ley (cf. <i>Lc</i> 2,41-50).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Después de María, Madre de Dios, ningún santo ocupa
tanto espacio en el Magisterio pontificio como José, su esposo. Mis
predecesores han profundizado en el mensaje contenido en los pocos datos
transmitidos por los Evangelios para destacar su papel central en la historia
de la salvación: el beato </span><span style="color: black; mso-color-alt: windowtext;"><a href="http://www.vatican.va/content/pius-ix/es.html"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Pío IX</span></a></span><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"> lo declaró «Patrono de la Iglesia
Católica»<a name="_ftnref2"></a>[2], el venerable </span><span style="color: black; mso-color-alt: windowtext;"><a href="http://www.vatican.va/content/pius-xii/es.html"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Pío XII</span></a></span><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"> lo presentó como “Patrono de los trabajadores”<a name="_ftnref3"></a>[3] y san </span><span style="color: black; mso-color-alt: windowtext;"><a href="http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es.html"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Juan Pablo II</span></a></span><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"> como «Custodio del Redentor»<a name="_ftnref4"></a>[4]. El pueblo lo invoca como «Patrono de la buena
muerte»<a name="_ftnref5"></a>[5].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Por eso, al cumplirse ciento cincuenta años de que el
beato Pío IX, el 8 de diciembre de 1870, lo declarara como <i>Patrono de
la Iglesia Católica</i>, quisiera —como dice Jesús— que “la boca hable de
aquello de lo que está lleno el corazón” (cf. <i>Mt</i> 12,34), para
compartir con ustedes algunas reflexiones personales sobre esta figura
extraordinaria, tan cercana a nuestra condición humana. Este deseo ha crecido
durante estos meses de pandemia, en los que podemos experimentar, en medio de
la crisis que nos está golpeando, que «nuestras vidas están tejidas y
sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en
portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último <i>show</i> pero,
sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de
nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los
productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas,
fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos
otros que comprendieron que nadie se salva solo. […] Cuánta gente cada día
demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino
corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes
muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y
transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la
oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos»<a name="_ftnref6"></a>[6]. Todos pueden encontrar en san José —el hombre que
pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta— un
intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad. San José nos recuerda
que todos los que están aparentemente ocultos o en “segunda línea” tienen un
protagonismo sin igual en la historia de la salvación. A todos ellos va
dirigida una palabra de reconocimiento y de gratitud.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">1. <i>Padre amado</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">La grandeza de san José consiste en el hecho de que
fue el esposo de María y el padre de Jesús. En cuanto tal, «entró en el
servicio de toda la economía de la encarnación», como dice san Juan Crisóstomo<a name="_ftnref7"></a>[7].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">San Pablo VI observa que su paternidad se manifestó
concretamente «al haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio al misterio
de la Encarnación y a la misión redentora que le está unida; al haber utilizado
la autoridad legal, que le correspondía en la Sagrada Familia, para hacer de
ella un don total de sí mismo, de su vida, de su trabajo; al haber convertido
su vocación humana de amor doméstico en la oblación sobrehumana de sí mismo, de
su corazón y de toda capacidad en el amor puesto al servicio del Mesías nacido
en su casa»<a name="_ftnref8"></a>[8].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Por su papel en la historia de la salvación, san José
es un padre que siempre ha sido amado por el pueblo cristiano, como lo
demuestra el hecho de que se le han dedicado numerosas iglesias en todo el
mundo; que muchos institutos religiosos, hermandades y grupos eclesiales se
inspiran en su espiritualidad y llevan su nombre; y que desde hace siglos se
celebran en su honor diversas representaciones sagradas. Muchos santos y santas
le tuvieron una gran devoción, entre ellos Teresa de Ávila, quien lo tomó como
abogado e intercesor, encomendándose mucho a él y recibiendo todas las gracias
que le pedía. Alentada por su experiencia, la santa persuadía a otros para que
le fueran devotos<a name="_ftnref9"></a>[9].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En todos los libros de oraciones se encuentra alguna
oración a san José. Invocaciones particulares que le son dirigidas todos los
miércoles y especialmente durante todo el mes de marzo, tradicionalmente
dedicado a él<a name="_ftnref10"></a>[10].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">La confianza del pueblo en san José se resume en la
expresión “<i>Ite ad Ioseph</i>”, que hace referencia al tiempo de hambruna en
Egipto, cuando la gente le pedía pan al faraón y él les respondía: «Vayan donde
José y hagan lo que él les diga» (<i>Gn</i> 41,55). Se trataba de José el
hijo de Jacob, a quien sus hermanos vendieron por envidia (cf. <i>Gn</i> 37,11-28)
y que —siguiendo el relato bíblico— se convirtió posteriormente en virrey de
Egipto (cf. <i>Gn</i> 41,41-44).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Como descendiente de David (cf. <i>Mt</i> 1,16.20),
de cuya raíz debía brotar Jesús según la promesa hecha a David por el profeta
Natán (cf. <i>2 Sam</i> 7), y como esposo de María de Nazaret, san
José es la pieza que une el Antiguo y el Nuevo Testamento.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">2. <i>Padre en la ternura</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">José vio a Jesús progresar día tras día «en sabiduría,
en estatura y en gracia ante Dios y los hombres» (<i>Lc</i> 2,52). Como
hizo el Señor con Israel, así él “le enseñó a caminar, y lo tomaba en sus
brazos: era para él como el padre que alza a un niño hasta sus mejillas, y se
inclina hacia él para darle de comer” (cf. <i>Os</i> 11,3-4).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Jesús vio la ternura de Dios en José: «Como un padre
siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por quienes lo temen»
(<i>Sal</i> 103,13).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En la sinagoga, durante la oración de los Salmos, José
ciertamente habrá oído el eco de que el Dios de Israel es un Dios de ternura<a name="_ftnref11"></a>[11], que es bueno para todos y «su ternura alcanza a
todas las criaturas» (<i>Sal</i> 145,9).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">La historia de la salvación se cumple creyendo «contra
toda esperanza» (<i>Rm</i> 4,18) a través de nuestras debilidades. Muchas
veces pensamos que Dios se basa sólo en la parte buena y vencedora de nosotros,
cuando en realidad la mayoría de sus designios se realizan a través y a pesar
de nuestra debilidad. Esto es lo que hace que san Pablo diga: «Para que no me
engría tengo una espina clavada en el cuerpo, un emisario de Satanás que me
golpea para que no me engría. Tres veces le he pedido al Señor que la aparte de
mí, y él me ha dicho: “¡Te basta mi gracia!, porque mi poder se manifiesta
plenamente en la debilidad”» (<i>2 Co</i> 12,7-9).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Si esta es la perspectiva de la economía de la
salvación, debemos aprender a aceptar nuestra debilidad con intensa ternura<a name="_ftnref12"></a>[12].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El Maligno nos hace mirar nuestra fragilidad con un
juicio negativo, mientras que el Espíritu la saca a la luz con ternura. La
ternura es el mejor modo para tocar lo que es frágil en nosotros. El dedo que
señala y el juicio que hacemos de los demás son a menudo un signo de nuestra
incapacidad para aceptar nuestra propia debilidad, nuestra propia fragilidad.
Sólo la ternura nos salvará de la obra del Acusador (cf. <i>Ap</i> 12,10).
Por esta razón es importante encontrarnos con la Misericordia de Dios,
especialmente en el sacramento de la Reconciliación, teniendo una experiencia
de verdad y ternura. Paradójicamente, incluso el Maligno puede decirnos la
verdad, pero, si lo hace, es para condenarnos. Sabemos, sin embargo, que la
Verdad que viene de Dios no nos condena, sino que nos acoge, nos abraza, nos
sostiene, nos perdona. La Verdad siempre se nos presenta como el Padre
misericordioso de la parábola (cf. <i>Lc</i> 15,11-32): viene a
nuestro encuentro, nos devuelve la dignidad, nos pone nuevamente de pie,
celebra con nosotros, porque «mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida,
estaba perdido y ha sido encontrado» (v. 24).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">También a través de la angustia de José pasa la
voluntad de Dios, su historia, su proyecto. Así, José nos enseña que tener fe
en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros
miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad. Y nos enseña que, en
medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el
timón de nuestra barca. A veces, nosotros quisiéramos tener todo bajo control,
pero Él tiene siempre una mirada más amplia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">3.<i> Padre en la obediencia</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Así como Dios hizo con María cuando le manifestó su
plan de salvación, también a José le reveló sus designios y lo hizo a través de
sueños que, en la Biblia, como en todos los pueblos antiguos, eran considerados
uno de los medios por los que Dios manifestaba su voluntad<a name="_ftnref13"></a>[13].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">José estaba muy angustiado por el embarazo
incomprensible de María; no quería «denunciarla públicamente»<a name="_ftnref14"></a>[14], pero
decidió «romper su compromiso en secreto» (<i>Mt</i> 1,19). En el primer
sueño el ángel lo ayudó a resolver su grave dilema: «No temas aceptar a María,
tu mujer, porque lo engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Dará a luz
un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados» (<i>Mt</i> 1,20-21). Su respuesta fue inmediata: «Cuando José
despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado» (<i>Mt</i> 1,24).
Con la obediencia superó su drama y salvó a María.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En el segundo sueño el ángel ordenó a José:
«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y huye a Egipto; quédate allí
hasta que te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo» (<i>Mt</i> 2,13).
José no dudó en obedecer, sin cuestionarse acerca de las dificultades que podía
encontrar: «Se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto,
donde estuvo hasta la muerte de Herodes» (<i>Mt</i> 2,14-15).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En Egipto, José esperó con confianza y paciencia el
aviso prometido por el ángel para regresar a su país. Y cuando en un tercer
sueño el mensajero divino, después de haberle informado que los que intentaban
matar al niño habían muerto, le ordenó que se levantara, que tomase consigo al
niño y a su madre y que volviera a la tierra de Israel (cf. <i>Mt</i> 2,19-20),
él una vez más obedeció sin vacilar: «Se levantó, tomó al niño y a su madre y
entró en la tierra de Israel» (<i>Mt</i> 2,21).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Pero durante el viaje de regreso, «al enterarse de que
Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí
y, avisado en sueños —y es la cuarta vez que sucedió—, se retiró a la región de
Galilea y se fue a vivir a un pueblo llamado Nazaret» (<i>Mt</i> 2,22-23).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El evangelista Lucas, por su parte, relató que José
afrontó el largo e incómodo viaje de Nazaret a Belén, según la ley del censo
del emperador César Augusto, para empadronarse en su ciudad de origen. Y fue
precisamente en esta circunstancia que Jesús nació y fue asentado en el censo
del Imperio, como todos los demás niños (cf. <i>Lc</i> 2,1-7).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">San Lucas, en particular, se preocupó de resaltar que
los padres de Jesús observaban todas las prescripciones de la ley: los ritos de
la circuncisión de Jesús, de la purificación de María después del parto, de la
presentación del primogénito a Dios (cf. 2,21-24)<a name="_ftnref15"></a>[15].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En cada circunstancia de su vida, José supo pronunciar
su “<i>fiat</i>”, como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">José, en su papel de cabeza de familia, enseñó a Jesús
a ser sumiso a sus padres, según el mandamiento de Dios (cf. <i>Ex</i> 20,12).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En la vida oculta de Nazaret, bajo la guía de José,
Jesús aprendió a hacer la voluntad del Padre. Dicha voluntad se transformó en
su alimento diario (cf. <i>Jn</i> 4,34). Incluso en el momento más
difícil de su vida, que fue en Getsemaní, prefirió hacer la voluntad del Padre
y no la suya propia<a name="_ftnref16"></a>[16] y se hizo «obediente hasta
la muerte […] de cruz» (<i>Flp</i> 2,8). Por ello, el autor de la Carta a
los Hebreos concluye que Jesús «aprendió sufriendo a obedecer» (5,8).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Todos estos acontecimientos muestran que José «ha sido
llamado por Dios para servir directamente a la persona y a la misión de Jesús
mediante el ejercicio de su paternidad; de este modo él coopera en la plenitud
de los tiempos en el gran misterio de la redención y es verdaderamente
“ministro de la salvación”»<a name="_ftnref17"></a>[17].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">4.<i> Padre en la acogida</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">José acogió a María sin poner condiciones previas.
Confió en las palabras del ángel. «La nobleza de su corazón le hace supeditar a
la caridad lo aprendido por ley; y hoy, en este mundo donde la violencia
psicológica, verbal y física sobre la mujer es patente, José se presenta como
figura de varón respetuoso, delicado que, aun no teniendo toda la información,
se decide por la fama, dignidad y vida de María. Y, en su duda de cómo hacer lo
mejor, Dios lo ayudó a optar iluminando su juicio»<a name="_ftnref18"></a>[18].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Muchas veces ocurren hechos en nuestra vida cuyo
significado no entendemos. Nuestra primera reacción es a menudo de decepción y
rebelión. José deja de lado sus razonamientos para dar paso a lo que acontece
y, por más misterioso que le parezca, lo acoge, asume la responsabilidad y se
reconcilia con su propia historia. Si no nos reconciliamos con nuestra
historia, ni siquiera podremos dar el paso siguiente, porque siempre seremos
prisioneros de nuestras expectativas y de las consiguientes decepciones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">La vida espiritual de José no nos muestra una vía
que <i>explica</i>, sino una vía que <i>acoge</i>. Sólo a partir de
esta acogida, de esta reconciliación, podemos también intuir una historia más
grande, un significado más profundo. Parecen hacerse eco las ardientes palabras
de Job que, ante la invitación de su esposa a rebelarse contra todo el mal que
le sucedía, respondió: «Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar
los males?» (<i>Jb</i> 2,10).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">José no es un hombre que se resigna pasivamente. Es un
protagonista valiente y fuerte. La acogida es un modo por el que se manifiesta en
nuestra vida el don de la fortaleza que nos viene del Espíritu Santo. Sólo el
Señor puede darnos la fuerza para acoger la vida tal como es, para hacer sitio
incluso a esa parte contradictoria, inesperada y decepcionante de la
existencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">La venida de Jesús en medio de nosotros es un regalo
del Padre, para que cada uno pueda reconciliarse con la carne de su propia
historia, aunque no la comprenda del todo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Como Dios dijo a nuestro santo: «José, hijo de David,
no temas» (<i>Mt</i> 1,20), parece repetirnos también a nosotros: “¡No
tengan miedo!”. Tenemos que dejar de lado nuestra ira y decepción, y hacer
espacio —sin ninguna resignación mundana y con una fortaleza llena de
esperanza— a lo que no hemos elegido, pero está allí. Acoger la vida de esta
manera nos introduce en un significado oculto. La vida de cada uno de nosotros
puede comenzar de nuevo milagrosamente, si encontramos la valentía para vivirla
según lo que nos dice el Evangelio. Y no importa si ahora todo parece haber
tomado un rumbo equivocado y si algunas cuestiones son irreversibles. Dios
puede hacer que las flores broten entre las rocas. Aun cuando nuestra
conciencia nos reprocha algo, Él «es más grande que nuestra conciencia y lo
sabe todo» (<i>1 Jn</i> 3,20).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El realismo cristiano, que no rechaza nada de lo que
existe, vuelve una vez más. La realidad, en su misteriosa irreductibilidad y
complejidad, es portadora de un sentido de la existencia con sus luces y
sombras. Esto hace que el apóstol Pablo afirme: «Sabemos que todo contribuye al
bien de quienes aman a Dios» (<i>Rm</i> 8,28). Y san Agustín añade: «Aun
lo que llamamos mal (<i>etiam illud quod malum dicitur</i>)»<a name="_ftnref19"></a>[19]. En
esta perspectiva general, la fe da sentido a cada acontecimiento feliz o
triste.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Entonces, lejos de nosotros el pensar que creer
significa encontrar soluciones fáciles que consuelan. La fe que Cristo nos
enseñó es, en cambio, la que vemos en san José, que no buscó atajos, sino que
afrontó “con los ojos abiertos” lo que le acontecía, asumiendo la
responsabilidad en primera persona.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">La acogida de José nos invita a acoger a los demás,
sin exclusiones, tal como son, con preferencia por los débiles, porque Dios
elige lo que es débil (cf. <i>1 Co</i> 1,27), es «padre de los
huérfanos y defensor de las viudas» (<i>Sal</i> 68,6) y nos ordena amar al
extranjero<a name="_ftnref20"></a>[20]. Deseo imaginar que Jesús tomó de
las actitudes de José el ejemplo para la parábola del hijo pródigo y el padre
misericordioso (cf. <i>Lc</i> 15,11-32).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">5. <i>Padre de la valentía creativa</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Si la primera etapa de toda verdadera curación
interior es acoger la propia historia, es decir, hacer espacio dentro de
nosotros mismos incluso para lo que no hemos elegido en nuestra vida,
necesitamos añadir otra característica importante: la valentía creativa. Esta
surge especialmente cuando encontramos dificultades. De hecho, cuando nos
enfrentamos a un problema podemos detenernos y bajar los brazos, o podemos
ingeniárnoslas de alguna manera. A veces las dificultades son precisamente las
que sacan a relucir recursos en cada uno de nosotros que ni siquiera pensábamos
tener.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Muchas veces, leyendo los “Evangelios de la infancia”,
nos preguntamos por qué Dios no intervino directa y claramente. Pero Dios actúa
a través de eventos y personas. José era el hombre por medio del cual Dios se
ocupó de los comienzos de la historia de la redención. Él era el verdadero
“milagro” con el que Dios salvó al Niño y a su madre. El cielo intervino
confiando en la valentía creadora de este hombre, que cuando llegó a Belén y no
encontró un lugar donde María pudiera dar a luz, se instaló en un establo y lo
arregló hasta convertirlo en un lugar lo más acogedor posible para el Hijo de
Dios que venía al mundo (cf. <i>Lc</i> 2,6-7). Ante el peligro
inminente de Herodes, que quería matar al Niño, José fue alertado una vez más
en un sueño para protegerlo, y en medio de la noche organizó la huida a Egipto
(cf. <i>Mt</i> 2,13-14).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">De una lectura superficial de estos relatos se tiene
siempre la impresión de que el mundo esté a merced de los fuertes y de los
poderosos, pero la “buena noticia” del Evangelio consiste en mostrar cómo, a
pesar de la arrogancia y la violencia de los gobernantes terrenales, Dios
siempre encuentra un camino para cumplir su plan de salvación. Incluso nuestra
vida parece a veces que está en manos de fuerzas superiores, pero el Evangelio
nos dice que Dios siempre logra salvar lo que es importante, con la condición
de que tengamos la misma valentía creativa del carpintero de Nazaret, que sabía
transformar un problema en una oportunidad, anteponiendo siempre la confianza
en la Providencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Si a veces pareciera que Dios no nos ayuda, no
significa que nos haya abandonado, sino que confía en nosotros, en lo que
podemos planear, inventar, encontrar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Es la misma valentía creativa que mostraron los amigos
del paralítico que, para presentarlo a Jesús, lo bajaron del techo (cf. <i>Lc</i> 5,17-26).
La dificultad no detuvo la audacia y la obstinación de esos amigos. Ellos
estaban convencidos de que Jesús podía curar al enfermo y «como no pudieron
introducirlo por causa de la multitud, subieron a lo alto de la casa y lo
hicieron bajar en la camilla a través de las tejas, y lo colocaron en medio de
la gente frente a Jesús. Jesús, al ver la fe de ellos, le dijo al paralítico:
“¡Hombre, tus pecados quedan perdonados!”» (vv. 19-20). Jesús reconoció la fe
creativa con la que esos hombres trataron de traerle a su amigo enfermo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El Evangelio no da ninguna información sobre el tiempo
en que María, José y el Niño permanecieron en Egipto. Sin embargo, lo que es
cierto es que habrán tenido necesidad de comer, de encontrar una casa, un
trabajo. No hace falta mucha imaginación para llenar el silencio del Evangelio
a este respecto. La Sagrada Familia tuvo que afrontar problemas concretos como
todas las demás familias, como muchos de nuestros hermanos y hermanas migrantes
que incluso hoy arriesgan sus vidas forzados por las adversidades y el hambre.
A este respecto, creo que san José sea realmente un santo patrono especial para
todos aquellos que tienen que dejar su tierra a causa de la guerra, el odio, la
persecución y la miseria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Al final de cada relato en el que José es el
protagonista, el Evangelio señala que él se levantó, tomó al Niño y a su madre
e hizo lo que Dios le había mandado (cf. <i>Mt</i> 1,24; 2,14.21). De
hecho, Jesús y María, su madre, son el tesoro más preciado de nuestra fe<a name="_ftnref21"></a>[21].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En el plan de salvación no se puede separar al Hijo de
la Madre, de aquella que «avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo
fielmente su unión con su Hijo hasta la cruz»<a name="_ftnref22"></a>[22].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Debemos preguntarnos siempre si estamos protegiendo
con todas nuestras fuerzas a Jesús y María, que están misteriosamente confiados
a nuestra responsabilidad, a nuestro cuidado, a nuestra custodia. El Hijo del
Todopoderoso viene al mundo asumiendo una condición de gran debilidad. Necesita
de José para ser defendido, protegido, cuidado, criado. Dios confía en este
hombre, del mismo modo que lo hace María, que encuentra en José no sólo al que
quiere salvar su vida, sino al que siempre velará por ella y por el Niño. En
este sentido, san José no puede dejar de ser el Custodio de la Iglesia, porque
la Iglesia es la extensión del Cuerpo de Cristo en la historia, y al mismo
tiempo en la maternidad de la Iglesia se manifiesta la maternidad de María<a name="_ftnref23"></a>[23]. José, a la vez que continúa protegiendo a la
Iglesia, sigue amparando <i>al Niño y a su madre</i>, y nosotros también,
amando a la Iglesia, continuamos amando <i>al Niño y a su madre</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Este Niño es el que dirá: «Les aseguro que siempre que
ustedes lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo
hicieron» (<i>Mt</i> 25,40). Así, cada persona necesitada, cada pobre,
cada persona que sufre, cada moribundo, cada extranjero, cada prisionero, cada
enfermo son “el Niño” que José sigue custodiando. Por eso se invoca a san José
como protector de los indigentes, los necesitados, los exiliados, los afligidos,
los pobres, los moribundos. Y es por lo mismo que la Iglesia no puede dejar de
amar a los más pequeños, porque Jesús ha puesto en ellos su preferencia, se
identifica personalmente con ellos. De José debemos aprender el mismo cuidado y
responsabilidad: amar al Niño y a su madre; amar los sacramentos y la caridad;
amar a la Iglesia y a los pobres. En cada una de estas realidades está
siempre <i>el Niño y su madre</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">6. <i>Padre trabajador</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Un aspecto que caracteriza a san José y que se ha
destacado desde la época de la primera Encíclica social, la <i>Rerum
novarum</i> de León XIII, es su relación con el trabajo. San José era un
carpintero que trabajaba honestamente para asegurar el sustento de su familia.
De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa
comer el pan que es fruto del propio trabajo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En nuestra época actual, en la que el trabajo parece
haber vuelto a representar una urgente cuestión social y el desempleo alcanza a
veces niveles impresionantes, aun en aquellas naciones en las que durante
décadas se ha experimentado un cierto bienestar, es necesario, con una
conciencia renovada, comprender el significado del trabajo que da dignidad y
del que nuestro santo es un patrono ejemplar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El trabajo se convierte en participación en la obra
misma de la salvación, en oportunidad para acelerar el advenimiento del Reino,
para desarrollar las propias potencialidades y cualidades, poniéndolas al
servicio de la sociedad y de la comunión. El trabajo se convierte en ocasión de
realización no sólo para uno mismo, sino sobre todo para ese núcleo original de
la sociedad que es la familia. Una familia que carece de trabajo está más
expuesta a dificultades, tensiones, fracturas e incluso a la desesperada y
desesperante tentación de la disolución. ¿Cómo podríamos hablar de dignidad
humana sin comprometernos para que todos y cada uno tengan la posibilidad de un
sustento digno?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">La persona que trabaja, cualquiera que sea su tarea,
colabora con Dios mismo, se convierte un poco en creador del mundo que nos
rodea. La crisis de nuestro tiempo, que es una crisis económica, social,
cultural y espiritual, puede representar para todos un llamado a redescubrir el
significado, la importancia y la necesidad del trabajo para dar lugar a una
nueva “normalidad” en la que nadie quede excluido. La obra de san José nos
recuerda que el mismo Dios hecho hombre no desdeñó el trabajo. La pérdida de
trabajo que afecta a tantos hermanos y hermanas, y que ha aumentado en los
últimos tiempos debido a la pandemia de Covid-19, debe ser un llamado a revisar
nuestras prioridades. Imploremos a san José obrero para que encontremos caminos
que nos lleven a decir: ¡Ningún joven, ninguna persona, ninguna familia sin
trabajo!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">7. <i>Padre en la sombra</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El escritor polaco Jan Dobraczyński, en su libro <i>La
sombra del Padre</i><a name="_ftnref24"></a>[24], noveló la vida de san
José. Con la imagen evocadora de la sombra define la figura de José, que para
Jesús es la sombra del Padre celestial en la tierra: lo auxilia, lo protege, no
se aparta jamás de su lado para seguir sus pasos. Pensemos en aquello que
Moisés recuerda a Israel: «En el desierto, donde viste cómo el Señor, tu Dios,
te cuidaba como un padre cuida a su hijo durante todo el camino» (<i>Dt</i> 1,31).
Así José ejercitó la paternidad durante toda su vida<a name="_ftnref25"></a>[25].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo
por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente.
Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en
cierto sentido ejercita la paternidad respecto a él.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En la sociedad de nuestro tiempo, los niños a menudo
parecen no tener padre. También la Iglesia de hoy en día necesita padres. La
amonestación dirigida por san Pablo a los Corintios es siempre oportuna:
«Podrán tener diez mil instructores, pero padres no tienen muchos» (<i>1 Co</i> 4,15);
y cada sacerdote u obispo debería poder decir como el Apóstol: «Fui yo quien
los engendré para Cristo al anunciarles el Evangelio» (<i>ibíd.</i>). Y a los
Gálatas les dice: «Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto
hasta que Cristo sea formado en ustedes» (4,19).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Ser padre significa introducir al niño en la
experiencia de la vida, en la realidad. No para retenerlo, no para
encarcelarlo, no para poseerlo, sino para hacerlo capaz de elegir, de ser
libre, de salir. Quizás por esta razón la tradición también le ha puesto a
José, junto al apelativo de padre, el de “castísimo”. No es una indicación
meramente afectiva, sino la síntesis de una actitud que expresa lo contrario a
poseer. La castidad está en ser libres del afán de poseer en todos los ámbitos de
la vida. Sólo cuando un amor es casto es un verdadero amor. El amor que quiere
poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz.
Dios mismo amó al hombre con amor casto, dejándolo libre incluso para
equivocarse y ponerse en contra suya. La lógica del amor es siempre una lógica
de libertad, y José fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre.
Nunca se puso en el centro. Supo cómo descentrarse, para poner a María y a
Jesús en el centro de su vida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">La felicidad de José no está en la lógica del
auto-sacrificio, sino en el don de sí mismo. Nunca se percibe en este hombre la
frustración, sino sólo la confianza. Su silencio persistente no contempla
quejas, sino gestos concretos de confianza. El mundo necesita padres, rechaza a
los amos, es decir: rechaza a los que quieren usar la posesión del otro para
llenar su propio vacío; rehúsa a los que confunden autoridad con autoritarismo,
servicio con servilismo, confrontación con opresión, caridad con
asistencialismo, fuerza con destrucción. Toda vocación verdadera nace del don
de sí mismo, que es la maduración del simple sacrificio. También en el
sacerdocio y la vida consagrada se requiere este tipo de madurez. Cuando una
vocación, ya sea en la vida matrimonial, célibe o virginal, no alcanza la
madurez de la entrega de sí misma deteniéndose sólo en la lógica del
sacrificio, entonces en lugar de convertirse en signo de la belleza y la
alegría del amor corre el riesgo de expresar infelicidad, tristeza y
frustración.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">La paternidad que rehúsa la tentación de vivir la vida
de los hijos está siempre abierta a nuevos espacios. Cada niño lleva siempre
consigo un misterio, algo inédito que sólo puede ser revelado con la ayuda de
un padre que respete su libertad. Un padre que es consciente de que completa su
acción educativa y de que vive plenamente su paternidad sólo cuando se ha hecho
“inútil”, cuando ve que el hijo ha logrado ser autónomo y camina solo por los
senderos de la vida, cuando se pone en la situación de José, que siempre supo que
el Niño no era suyo, sino que simplemente había sido confiado a su cuidado.
Después de todo, eso es lo que Jesús sugiere cuando dice: «No llamen “padre” a
ninguno de ustedes en la tierra, pues uno solo es su Padre, el del cielo» (<i>Mt</i> 23,9).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Siempre que nos encontremos en la condición de ejercer
la paternidad, debemos recordar que nunca es un ejercicio de posesión, sino un
“signo” que nos evoca una paternidad superior. En cierto sentido, todos nos
encontramos en la condición de José: sombra del único Padre celestial, que
«hace salir el sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e
injustos» (<i>Mt</i> 5,45); y sombra que sigue al Hijo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">* * *<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">«Levántate, toma contigo al niño y a su madre» (<i>Mt</i> 2,13),
dijo Dios a san José.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El objetivo de esta Carta apostólica es que crezca el
amor a este gran santo, para ser impulsados a implorar su intercesión e imitar
sus virtudes, como también su resolución.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En efecto, la misión específica de los santos no es
sólo la de conceder milagros y gracias, sino la de interceder por nosotros ante
Dios, como hicieron Abrahán<a name="_ftnref26"></a>[26] y Moisés<a name="_ftnref27"></a>[27], como hace Jesús, «único mediador» (<i>1 Tm</i> 2,5),
que es nuestro «abogado» ante Dios Padre (<i>1 Jn</i> 2,1), «ya que vive
eternamente para interceder por nosotros» (<i>Hb</i> 7,25; cf. <i>Rm</i> 8,34).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Los santos ayudan a todos los fieles «a la plenitud de
la vida cristiana y a la perfección de la caridad»<a name="_ftnref28"></a>[28]. Su
vida es una prueba concreta de que es posible vivir el Evangelio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Jesús dijo: «Aprendan de mí, que soy manso y humilde
de corazón» (<i>Mt</i> 11,29), y ellos a su vez son ejemplos de vida a
imitar. San Pablo exhortó explícitamente: «Vivan como imitadores míos» (<i>1 Co</i> 4,16)<a name="_ftnref29"></a>[29]. San José lo dijo a través de su elocuente
silencio.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Ante el ejemplo de tantos santos y santas, san Agustín
se preguntó: «¿No podrás tú lo que éstos y éstas?». Y así llegó a la conversión
definitiva exclamando: «¡Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva!»<a name="_ftnref30"></a>[30].<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">No queda más que implorar a san José la gracia de las
gracias: nuestra conversión.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">A él dirijamos nuestra oración:<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: center;"><i><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Salve, custodio del Redentor<br />
y esposo de la Virgen María.<br />
A ti Dios confió a su Hijo,<br />
en ti María depositó su confianza,<br />
contigo Cristo se forjó como hombre.</span></i><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: center;"><i><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Oh, bienaventurado José,<br />
muéstrate padre también a nosotros<br />
y guíanos en el camino de la vida.<br />
Concédenos gracia, misericordia y valentía,<br />
y defiéndenos de todo mal. Amén.</span></i><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><i><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Roma, en San Juan de Letrán, 8 de
diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen
María, del año 2020, octavo de mi pontificado.</span></i><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><b><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Francisco</span></b><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"> <o:p></o:p></span></p>
<div class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 7.5pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 7.5pt; margin: 7.5pt 0cm;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">
<hr align="left" size="1" width="33%" />
</span></div>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span face=""Tahoma",sans-serif" style="color: black; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn1"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[1] <i>Lc</i> 4,22; <i>Jn</i> 6,42;
cf. <i>Mt</i> 13,55; <i>Mc</i> 6,3.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn2"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[2] S. Rituum Congreg., <i>Quemadmodum
Deus</i> (8 diciembre 1870): <i>ASS 6 (1870-71), 194.</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn3"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[3] Cf. <i>Discurso a las
Asociaciones cristianas de Trabajadores italianos con motivo de la Solemnidad
de san José obrero</i> (1 mayo 1955): <i>AAS</i> 47 (1955), 406.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn4"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[4] Exhort. ap. <i><a href="http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_15081989_redemptoris-custos.html"><span color="windowtext">Redemptoris custos</span></a></i> (15 agosto
1989): <i>AAS</i> 82 (1990), 5-34.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn5"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[5] </span><a href="http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p123a11_sp.html#II%20Morir%20en%20Cristo%20Jes%C3%BAs"><i><span color="windowtext" style="mso-fareast-language: ES;">Catecismo de la Iglesia
Católica</span></i></a><span style="mso-fareast-language: ES;">, 1014.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn6"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[6] </span><a href="http://www.vatican.va/content/francesco/es/events/event.dir.html/content/vaticanevents/es/2020/3/27/uniti-in-preghiera.html"><i><span color="windowtext" style="mso-fareast-language: ES;">Meditación en tiempos de
pandemia</span></i></a><span style="mso-fareast-language: ES;"> (27 marzo
2020): <i>L’Osservatore Romano</i>, ed. semanal en lengua española (3
abril 2020), p. 3.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn7"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[7]<i> In Matth. Hom</i>, V, 3: <i>PG</i> 57,
58.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn8"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[8] <i>Homilía</i> (19 marzo
1966): <i>Insegnamenti di Paolo VI</i>, IV (1966), 110.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn9"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[9] Cf. <i>Libro de la vida</i>, 6,
6-8.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn10"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[10] Todos los días, durante más de
cuarenta años, después de Laudes, recito una oración a san José tomada de un
libro de devociones francés del siglo XIX, de la Congregación de las Religiosas
de Jesús y María, que expresa devoción, confianza y un cierto reto a san José:
«Glorioso patriarca san José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas
imposibles, ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma
bajo tu protección las situaciones tan graves y difíciles que te confío, para
que tengan una buena solución. Mi amado Padre, toda mi confianza está puesta en
ti. Que no se diga que te haya invocado en vano y, como puedes hacer todo con
Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén».<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn11"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[11] Cf. <i>Dt</i> 4,31; <i>Sal</i> 69,17;
78,38; 86,5; 111,4; 116,5; <i>Jr</i> 31,20.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn12"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[12] Cf. Exhort. ap. <i><a href="http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html"><span color="windowtext">Evangelii gaudium</span></a> </i>(24 noviembre
2013), </span><a href="http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html#S%C3%AD_a_las_relaciones_nuevas_que_genera_Jesucristo"><span color="windowtext" style="mso-fareast-language: ES;">88</span></a><span style="mso-fareast-language: ES;">, </span><a href="http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html#La_Estrella_de_la_nueva_evangelizaci%C3%B3n"><span color="windowtext" style="mso-fareast-language: ES;">288</span></a><span style="mso-fareast-language: ES;">: <i>AAS</i> 105 (2013), 1057,
1136-1137.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn13"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[13] Cf. <i>Gn</i> 20,3; 28,12;
31,11.24; 40,8; 41,1-32; <i>Nm</i> 12,6; <i>1 Sam</i> 3,3-10; <i>Dn</i> 2;
4; <i>Jb</i> 33,15.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn14"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[14] En estos casos estaba prevista la
lapidación (cf. <i>Dt</i> 22,20-21).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn15"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[15] Cf. <i>Lv</i> 12,1-8; <i>Ex</i> 13,2.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn16"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[16] Cf. <i>Mt</i> 26,39; <i>Mc</i> 14,36; <i>Lc</i> 22,42.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn17"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[17] S. Juan Pablo II, Exhort. ap. <i><a href="http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_15081989_redemptoris-custos.html"><span color="windowtext">Redemptoris custos</span></a></i> (15 agosto
1989), 8: <i>AAS</i> 82 (1990), 14.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn18"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[18] </span><a href="http://www.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2017/documents/papa-francesco_20170908_omelia-viaggioapostolico-colombiavillavicencio.html"><i><span color="windowtext" style="mso-fareast-language: ES;">Homilía en la Santa Misa con
beatificaciones</span></i></a><span style="mso-fareast-language: ES;">,
Villavicencio – Colombia (8 septiembre 2017): <i>AAS</i> 109 (2017),
1061.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn19"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[19] <i>Enchiridion de fide, spe et
caritate</i>, 3.11: <i>PL</i> 40, 236.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn20"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[20] Cf. <i>Dt</i> 10,19; <i>Ex</i> 22,20-22; <i>Lc</i> 10,29-37.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn21"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[21] Cf. S. Rituum Congreg., <i>Quemadmodum
Deus</i> (8 diciembre 1870): <i>ASS </i>6 (1870-71), 193; B. Pío
IX, Carta ap. <i>Inclytum Patriarcham</i> (7 julio 1871): <i>l.c.</i>,
324-327.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn22"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[22] Conc. Ecum. Vat. II, Const.
dogm. </span><a href="http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19641121_lumen-gentium_sp.html"><i><span color="windowtext" style="mso-fareast-language: ES;">Lumen gentium</span></i></a><span style="mso-fareast-language: ES;">, 58.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn23"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[23] Cf. </span><a href="http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p123a9p6_sp.html"><i><span color="windowtext" style="mso-fareast-language: ES;">Catecismo de la Iglesia
Católica</span></i></a><span style="mso-fareast-language: ES;">, 963-970.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn24"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[24] Edición original: <i>Cień Ojca</i>,
Varsovia 1977.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn25"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[25] Cf. S. Juan Pablo II, Exhort.
ap. <i><a href="http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_15081989_redemptoris-custos.html"><span color="windowtext">Redemptoris custos</span></a></i>, 7-8: <i>AAS</i> 82
(1990), 12-16.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn26"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[26] Cf. <i>Gn</i> 18,23-32.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn27"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[27] Cf. <i>Ex</i> 17,8-13;
32,30-35.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn28"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[28] Conc. Ecum. Vat. II, Const.
dogm. </span><a href="http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19641121_lumen-gentium_sp.html"><i><span color="windowtext" style="mso-fareast-language: ES;">Lumen gentium</span></i></a><span style="mso-fareast-language: ES;">, 42.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn29"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[29] Cf. <i>1 Co </i>11,1; <i>Flp</i> 3,17; <i>1
Ts</i> 1,6.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><a name="_ftn30"></a><span style="mso-fareast-language: ES;">[30] <i>Confesiones</i>, 8, 11, 27: <i>PL</i> 32,
761; 10, 27, 38: <i>PL</i> 32, 795.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES;"> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNoSpacing" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-75910422268799519832020-11-23T17:44:00.005+01:002020-11-23T18:50:59.468+01:00Esperando al Niño Dios. ¿Es razonable?<p style="text-align: justify;">La afirmación: nace el Niño Dios contiene dos premisas: 1ª que Dios existe; 2ª que 'nace' como niño. ¿Son ambas aceptables?</p><p>La primera, que Dios existe, parece una afirmación patente: si el universo existe y, más en concreto, si el mundo existe -es más próximo a nosotros-, y presentan cierta organización de estructura y dinamismo, tiene que haber una inteligencia que los rige. Una inteligencia es algo más que una materia física o química u orgánica. </p><p>Algunos dicen: dilucidar ese tema corresponde a la ciencia. Pero si la ciencia, por definición, estudia la materia y solo la materia sensible directamente o mediante instrumentos, la ciencia no tiene que decir nada de la existencia del espíritu. Salvo que para ser científico se ha de emplear la inteligencia, que pertenece al ámbito espiritual. </p><p>Otros: que la ciencia evoluciona y ella misma va determinando las especies de lo existente cuando llega a un cierto éxito de subsistencia. Pero se puede preguntar: ¿y quién le ha ordenado que evolucione y que llegue a tener conciencia de un éxito de combinación de elementos que determinen una especie: desde elementos simples o más complejos como diversos tipos de rocas, de vida, hasta llegar al <br />hombre? Parece obra de una inteligencia y de una decisión de la voluntad. Pero ambos pertenecen al espíritu, más que a la materia. ¿Y la libertad, quien determina que exista en la especie humana?</p><p>En principio, la afirmación 'Dios existe', un ser inteligente y poderoso está al comienzo del universo, parece patente. La solución de Baruc Spinoza de que materia y espíritu es lo mismo, encierra una contradicción: la materia es gobernada por la necesidad, mientras que en el hombre, ser especialmente espiritual aunque tenga cuerpo, rige la libertad. </p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjH-au3Cw6YsiesQXuiiRZj6ICN3m0lBRaL1ITVXQVM2WqcFpCS0l95U0pcIHru1jW7SB-4pFEBh_5PLLLQz0p2keHX34Y3BwK1WNj7pZdbMeIfDXfDQ9kHdNvwtcrw_PaIJmU6x2BUPEI/s900/nacimiento.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="900" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjH-au3Cw6YsiesQXuiiRZj6ICN3m0lBRaL1ITVXQVM2WqcFpCS0l95U0pcIHru1jW7SB-4pFEBh_5PLLLQz0p2keHX34Y3BwK1WNj7pZdbMeIfDXfDQ9kHdNvwtcrw_PaIJmU6x2BUPEI/w382-h212/nacimiento.jpg" width="382" /></a></div><p></p><p>En segundo lugar, 'que Dios nazca como niño, humano,' también ha de ser aceptada. ¿Es ello posible? Si se acepta que Dios es poderoso, no parece que haya dificultad. Si nos damos cuenta que es muy conveniente dado que el hombre se introduce en un embrollo notable a causa de su libertad, es de agradecer. </p><p></p><p>Ahora bien, tendría que venir de manera que el hombre le vea y le entienda. Eso no tiene inconveniente desde el momento en que Dios se hace hombre. ¿Y en cuanto a que nazca como un niño, como un bebé? Abunda en esa conveniencia: también el hombre nace niño y ha de crecer material y espiritual auxiliado por su madre, primero, por sus padres y por su entorno social. El universo evoluciona y las especies vivas crecen, siempre ayudadas por su entorno favorable. Parece lógico que ocurra lo mismo con el hombre: recibe ayuda material e intelectual. El crecimiento físico llega un momento que disminuye e incluso cesa. Pero no tiene que ocurrir lo mismo con el crecimiento intelectual, la dependencia de sus órganos no es total, incluso aun cuando esos órganos mueran. Si el espíritu es distinto a la materia, no muere. Dios promete otra vida y un crecimiento para siempre.</p><p>Más aún, el aprendizaje que nos ofrece Dios-hombre es admirable: desde la cruz nos dice que no importa el destino material al que lleguemos, porque el espíritu perdura. E incluso promete una vida nueva. Imposible no es. Que es algo grandioso e inimaginable, está fuera de dudas. Pero es la única manera de que la Verdad se haga patente, y que el conocimiento y el triunfo de la Justicia, tan deseable para tranquilidad de todos, sea posible. </p><p>Eso sí, todo esto es razonable pero cada persona humana ha de añadir: sí, creo. Y, a continuación, lo coherente es aplicarse a vivir en consecuencia. </p>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-34546814041312254602020-11-19T19:12:00.004+01:002020-11-20T10:13:19.877+01:00Noviembre y los 'novísimos'<p> Se suele hablar en noviembre de las Postrimerías, la situación que llegará al final de los tiempos. Otros prefieren hablar de la misma realidad llamándola 'los Novísimos'. Prefiero esta designación porque parece más acorde con el sentido que la Sagrada Escritura da a la historia y al comienzo de los últimos tiempos que son en realidades nuevos para la humanidad.</p><p>Al comienzo del Génesis, primer libro escrito por inspiración del Espíritu Santo, se lee que 'Al principio Dios creó el cielo y la tierra'. Nada había antes de que Dios empezase a crear el mar, las plantas y los animales que pueblan el mar y la tierra...</p><p>Hoy se suele explicar el origen de modo materialista: al principio, se dice, existía la materia y por evolución empezaron a aparecer seres concretos, desde los más caóticos y confusos, a los más definidos y bien cuidados. Ahora bien, se puede preguntar: ¿Y qué hace ahí la materia, en el origen, y quién le da la capacidad de ir concretados seres compuestos pero muy bien armonizados? ¿El azar, el éxito o la mera evolución? ¿Y cómo es que tenían esa posibilidad de éxito, la tenían por sí mismos, tan listos eran? O, ¿quién les ordena que se pare y defienda ese orden que ha producido?</p><p>Los libros sagrados parecen más convincentes: hay un espíritu que crea y ordena materia y espíritus. El hombre, aunque tiene un cuerpo, actúa más como un espíritu que como una torpe materia. ¿Y si la materia no es torpe por qué no lo es, porque es también espíritu? Esa explicación la intentó Baruc Spinoza, pero no consiguió distinguir a qué era debido la determinación de la materia y, por otra parte, la libertad del espíritu. Más que difícil parece imposible.</p><p>Dios crea: 'hágase' y se hace. Y vio Dios que todo lo que había creado era bueno y era coherente, y solidario entre sí. Y de este modo, nos muestra el Génesis novedad tras novedad. Como un artista, se dice que Dios crea poco a poco. Actúa, espera, contempla, juzga y vuelve a crear. En el caso del hombre, hombre y mujer, le parece la realización excelente, muy buena, porque se muestran a su imagen y semejanza. ¿Es que tiene Dios cuerpo? No, pero mediante el cuerpo la relación de la persona humana con la creación es directa, inmediata: ha de trabajarla y de ella ha de alimentarse. Y ese trabajo exige colaboración, encuentro entre los hombres y comunicación, acuerdos. De ese modo el ser personal y comunitario de Dios queda reflejado en la creación. </p><p>Y con esos trabajos y esas relaciones comienza la historia. La historia es el intervalo entre el principio de los tiempos y su final. Y Dios, para que el hombre pueda orientar su presente, le muestra cómo será el final. O, más que final, el principio de una nueva situación que es la eternidad, en la que habrá novedad y crecimiento junto a Dios.</p><p>En el último libro de la Biblia, llamado Apocalipsis o Revelación del apóstol Juan, podemos leer en 20.11 el momento, antes nunca antes visto, del Juicio Final: </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKgTC5F6oPbVCpP3J-qck1tTalgCkIyGI72B9-quyxPAz6BJo9lS-BZ3fJX__J3xDPhnCpMKJmXgrS8r-kk4sJDapOPdgov0j8mifxx4oN5o2iKzmVq3qDbioLl1UCp3DuhfiCEUadm6A/s325/juicio+final.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="155" data-original-width="325" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKgTC5F6oPbVCpP3J-qck1tTalgCkIyGI72B9-quyxPAz6BJo9lS-BZ3fJX__J3xDPhnCpMKJmXgrS8r-kk4sJDapOPdgov0j8mifxx4oN5o2iKzmVq3qDbioLl1UCp3DuhfiCEUadm6A/w446-h212/juicio+final.jpg" width="446" /></a></div>(Fra Angelico)<p></p><p>"Vi un trono blanco y grande, y al que estaba sentado en él. De su presencia huyeron cielo y tierra, y no dejaron rastro. Vi a los muertos, pequeños y grandes, de pie ante el trono. Se abrieron los libros y se abrió otro libro, el de la vida. <b>Los muertos fueron juzgados según sus obras, escritas en los libros.</b> El mar devolvió a sus muertos, Muerte y Abismo devolvieron a sus muertos, y todos fueron juzgados según sus obras.</p><p>Después, Muerte y Abismo fueron arrojados al lago de fuego –el lago de fuego es la muerte segunda–. Y si alguien no estaba escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego."</p><p>Y más adelante comienzo todo lo nuevo: "<b>Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva</b>, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo." </p><p>¿La esposa de Dios? Es el lugar donde habitará la comunidad de los santos con los que quiere unirse íntimamente: «He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el “Dios con ellos” será su Dios».</p><p>Está hablando de la vida futura, totalmente desconocida, nueva, vida en la que todo será nuevo. De una manera rotunda declara: «<b>Mira, hago nuevas todas las cosas</b>».</p><p>Está decidido: «Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tenga sed yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente. El vencedor heredará esto: yo seré Dios para él, y él será para mí hijo. Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, impuros, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda».</p><p>¿En qué consiste esa valentía que mostrarán los vencedores? En la valentía de acoger la fe, porque la fe, la revelación de Dios, hay que pensarla y aceptarla, por encima de la prudencia de los sentidos que nos insinúan: lo que dice la fe no existe porque no se ve. Es necesario superar esas evidencias de la carne con la fortaleza de la inteligencia del espíritu. Los cobardes prefieren atrincherarse en lo inmediato, en lo que palpan con la mano, no se arriesgan. Siendo así que cualquier otra decisión de esta vida requiere afrontar el riesgo del futuro, de lo que no se sabe. Pero piensan que la fe no, no me arriesgo a creer y a vivir de acuerdo con la fe, prefiero la anarquía. Cuando es evidente que la sinceridad, la verdad, la caridad, el perdón, vivir en paz, son superiores a sus contrarios. Pero no se fían, son cobardes. </p><p>"Y me mostró un río de agua de vida, reluciente como el cristal... En medio de su plaza, a un lado y otro del río, hay un árbol de vida que da doce frutos, uno cada mes. Y las hojas del árbol sirven para la curación de las naciones. Y no habrá maldición alguna. Y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le darán culto. Y verán su rostro, y su nombre está sobre sus frentes. Y ya no habrá más noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz de sol, porque el Señor Dios los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos."</p><p>La novedad de Dios, que imprime a la creación desde el primer momento. Todos tenemos la experiencia de la novedad de los días y del encuentro entre las personas. La vida de Jesús estaba llena de iniciativa, de actividad. Iba y venía, encontraba a unos y otros, hacía esto y aquello. Solo nosotros somos aburridos, no sabemos qué hacer y muchas desaprovechamos el tiempo. Lo matamos con la pasividad, la televisión, el sueño. Pero Dios no es así. Los que están cerca de Él en esta vida son muy activos. Y en la otra, ya vemos, será Dios quien estará cerca de nosotros, y todo será constantemente nuevo. </p><p>"Mira, yo vengo pronto. Bienaventurado el que guarda las palabras proféticas de este libro." "Mira, yo vengo pronto y traeré mi recompensa conmigo para dar a cada uno según sus obras. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.</p><p>Dice el que da testimonio de estas cosas: «Sí, vengo pronto».</p><p>Amén, ¡Ven, Señor Jesús!"</p><div><br /></div>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-41747228496306678882020-09-10T12:59:00.001+02:002020-09-10T12:59:22.729+02:00 ESTÁ CON NOSOTROS<p>Pedro Casciaro cuenta que, al comienzo de sus conversaciones con san Josemaría, encontró a este especialmente contento. El motivo era que habían aprobado en el arzobispado de Madrid que pudieran tener a Jesucristo reservado en el sagrario en el oratorio de la residencia universitaria Dya. Llevaban poco tiempo viviendo, días, pero el Padre estaba deseando que Jesús pudiera vivir bajo el mismo techo con ellos. </p><p>Pedro no era muy versado sobre costumbres religiosas, y le preguntó muchas cosas acerca de la lamparilla que anuncia que el Señor está, si por las noches se dejaba en el sagrario o se retiraba, si las formas consagradas se renovaban, y añadió que algunas veces había entrado a alguna iglesia vacía, sin fieles visitantes. </p><p>San Josemaría le respondió que el Señor en la residencia nunca estaría solo. Estaban los residentes y muchos otros chicos que iban a lo largo del día y que le acompañarían. Pedro se sintió tan impresionado que se hizo el propósito de llegarse un momento cuando iba de su casa a la universidad para visitar al Señor. </p><p> Y es que Jesús quiere estar con nosotros, y nosotros deberíamos querer estar con Él. Pero, ¿cómo es que Jesucristo está presente en la Eucaristía?</p><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglYzhib53f8Jo83MfG9DWwvfjNJXscCa-PE4uV0kduK8i3Qs718nQVUgRnyTBureGSi0woPM6E23wNKXHrrP15Va6l4DYIm48qFNm7J3X2tjfQfehBcSvM4nNuBcdOfyyJP_qYQMFCEuQ/s318/EUCARISTIA.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="159" data-original-width="318" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEglYzhib53f8Jo83MfG9DWwvfjNJXscCa-PE4uV0kduK8i3Qs718nQVUgRnyTBureGSi0woPM6E23wNKXHrrP15Va6l4DYIm48qFNm7J3X2tjfQfehBcSvM4nNuBcdOfyyJP_qYQMFCEuQ/s0/EUCARISTIA.jpg" /></a></div><br />San Hilario, allá por el siglo IV, se hacía la misma pregunta y se contestaba. Estamos en el área de los misterios. Todo lo referente a Dios es un misterio, pero para el hombre hay muchos otros misterios. Qué es una célula, un átomo, la vida, un organismo compuesto en su unidad de múltiples elementos, etc. Misterio es toda realidad que supera el conocimiento humano, como por ejemplo una mosca. <p></p><p>En este caso, estamos refiriendo a una realidad algo más extraordinaria. Si ya es admirable que aparezca en un momento determinado un embrión humano en el seno de una mujer, aunque conozcamos sus causas, en el caso de la concepción de Jesús en el seno de María estamos hablando de que el Hijo de Dios toma cuerpo sin el proceso habitual que produce el embarazo. </p><p>Diría que el Hijo de Dios es libre de ir a donde quiera, al menos como yo soy libre de estar aquí o ir a por el periódico al kiosco. Y quiso, llevado de un motivo mucho mayor que la compra de un periódico, venir a santa María. </p><p>Pues algo similar ocurre con la presencia del Hijo de Dios en el pan una vez consagrado. Si quiere estar allí, viene y se queda, con toda libertad y gracias a su poder como Dios. Si quiso venir a la tierra para estar con nosotros, ahora prolonga con la Eucaristía esa presencia. Y si quería que nosotros nos uniésemos a Él espiritualmente, comienza la operación Él para que mediante la comunión nos encontremos.</p><p><i>Adoro te devote latens deitas,</i> decimos al recitar esta oración tan difundida de santo Tomás. <i>Latens</i>, presente pero de modo ‘oculto’, no patente a los sentidos. Y, entonces, ¿Cómo sabemos que está? Porque nos ha dicho las circunstancias que se han de conjugar para su venida: un sacerdote legítima y válidamente ordenado, que dice las palabras que Jesús dijo en su última cena: esto es mi cuerpo. No es un capricho, su presencia y nuestra unión con Él son de una enorme importancia para nuestro alimento espiritual cotidiano.</p><p>En la Eucaristía, Jesús hace presentes todos los misterios referidos a Dios, de modo que la fe en la Eucaristía es un compendio y un modo enriquecido de creer, esperar y amar a Dios.</p><p><br /></p>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-54784446102210247502020-08-22T12:53:00.003+02:002020-08-22T19:24:24.816+02:00REINA Y MADRE<p style="text-align: justify;"> “Y le dijo el ángel: No temas María, porque has hallado gracia ante Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Este será grande: se llamará Hijo del Altísimo, el señor Dios le dará el trono de David su padre, reinará eternamente sobre la casa de Jacob y su reino no tendrá fin” (Lc 1,31-33).</p><p style="text-align: justify;">El ángel le anuncia dos cosas: que va a ser Madre y que va a ser Reina: porque va a tener un hijo que será rey, y porque la madre del rey es y será siempre la reina madre. </p><p style="text-align: justify;">El anuncio más importante es el siguiente: que se cumple el tiempo para la llegada del Mesías, y que el Mesías va a ser rey, Dueño y Señor, que hereda el trono de David, su padre, y lo va a conservar perpetuamente como rey triunfador. Ningún reino de este mundo ha llegado nunca a perpetuarse, porque los muchos problemas terminan derrocándo al rey o a su dinastía. Pero éste no, éste continuará en la tierra y en la eternidad. Y, ¿por qué? Porque va a ser un reino espiritual, con súbditos que pertenecerán a él con libertad, y querrán voluntariamente ser gobernados. Si Él triunfa sobre las dificultades y la muerte, con él vencerán sus súbditos. </p><p></p><div style="text-align: justify;"> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-xV3Jt7fYXQ8E9d5i5mVad2baS0EOwagA0e2GiwmTQSuATWHP0z8llu5a-OBkdJiiGww08NZUtztFLbBdIk1tvV2DI_Q6aGczgookT_tzUyzlJNrTCfpoZ7BQz_zZREhcqRSpsKJ-1TM/s600/Coronaci%25C3%25B3n.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="600" height="267" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-xV3Jt7fYXQ8E9d5i5mVad2baS0EOwagA0e2GiwmTQSuATWHP0z8llu5a-OBkdJiiGww08NZUtztFLbBdIk1tvV2DI_Q6aGczgookT_tzUyzlJNrTCfpoZ7BQz_zZREhcqRSpsKJ-1TM/w400-h267/Coronaci%25C3%25B3n.jpg" width="400" /></a></div><p style="text-align: center;">(Retablo del Santuario de Torreciudad)</p><div style="text-align: justify;">Pertenecer a ese reino significará para ellos también reinar: si el rey es vencedor los súbditos lo serán en el ámbito de sus vidas y en sus dominios. San Pablo lo explica así: “Pues si por el pecado de uno sólo reinó la muerte por éste, cuanto más los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia <b>reinarán </b>en la vida por uno sólo, Jesucristo” (Ro 5,17). ¿A qué vida se refiere? A la temporal y a la eterna. Y también: “Si hemos muerto con él, también con él viviremos; si nos mantenemos firmes, también con él <b>reinaremos</b>” (2 Tim 11-13). Porque somos súbditos hijos de Dios y hermanos de Jesucristo. </div><p></p><p style="text-align: justify;">La fiesta</p><p style="text-align: justify;">En 1925 Pío XI instituía, al final de un año santo, la fiesta de Cristo Rey. Y daba estas razones para ello: 1. Por ser Dios e hijo de David; 2. Por derecho de conquista: nos ha redimido venciendo todo tipo de males e incluso a la muerte. Es vencedor y, por tanto, Rey.</p><p style="text-align: justify;">Y en 1954, al final de un año santo mariano, Pío XII proclamaba la festividad de Santa María Reina. Y daba para ello unas razones parecidas a las anteriores: 1. Porque es Madre del rey; 2. Porque es Co-redentora, y, por tanto, ella también ha conquistado ese título.</p><p style="text-align: justify;">Reina y Madre</p><p style="text-align: justify;">Pero hay más. Una oración muy popular desde el siglo XIII, la Salve Regina, se comienza invocando a la Virgen como Reina y Madre. Si la Virgen María fuese reina solamente por ser madre, habría que invertir los términos y decir madre y reina. Pero no, porque fue concebida y nació para ser reina, como sucede con un hijo o una hija heredera. Así sucedió en ella, nació para ser Reina y Madre, la oración acierta. </p><p style="text-align: justify;">Como madre nuestra, contamos con un consuelo cercano, una madre pendiente de nuestra salud y de nuestra felicidad. Su vida de madre consiste en cuidar de nosotros, como cuidó de Jesús. Y como es reina, cumple además el papel que le es propio, el de mediadora. Es una madre importante, es Reina, es reconocida como tal y ejerce. Cuando el rey tiene el poder, el papel de la madre consiste en aconsejar pero sobre todo interceder. Así vemos que lo hace Betsabé con su hijo Salomón, y así vemos que lo hace la Virgen María en la bodas de Caná. El detalle por el que intercede puede parecer de poca importancia: no es estrictamente necesario, pero sí lo es para que una contrariedad no empañe la celebración de unos novios en el día de su boda, por faltarles el vino. Jesús le advierte a su Madre que propiamente no es de su incumbencia, pero accede a la petición como Ella ya preveía. ¿A qué viene esa advertencia del Hijo, le protesta a su Madre? Más bien quiere decirnos a nosotros que basta con una insinuación proveniente del corazón de Ella para que Él realice lo que le pide. </p><p style="text-align: justify;">Las Letanías</p><p style="text-align: justify;">Con las últimas reformas, 15 veces se nombra a la Virgen Madre, y 13 Reina. Es Reina de los ángeles, es decir, del mundo espiritual. ¿Por qué? Porque es la Madre del Verbo por el que ese mundo espiritual fue creado. Es Reina de los Patriarcas del Antiguo Testamento, de los profetas en ese tiempo anterior que prepara el nuevo en el que la Reina y el Rey aparecen. Es Reina de los Apóstoles, ya en el Nuevo Testamento. </p><p style="text-align: justify;">Los Apóstoles son los 'enviados' por Jesucristo para cumplir una misión escatológica, es decir, cara al tiempo final, final para cada uno de nosotros y al final de los tiempos. Es fundamental: Jesús nos dice que ha preparado un banquete y que nos invita, pero los hombres no queremos ir. Entonces los que están a su lado, sus fieles, son enviados (eso significa apóstol) para avisar y urgir a los hombres a que reaccionen y respondan a la invitación, algo que es vital si se es capaz de comprender el sentido que tiene la vida que estamos viviendo, que se acaba, y que seguimos entretenidos en tareas innecesarias, frente a lo único necesario (Mt 22).</p><p style="text-align: justify;">Continuamos llamándola Reina de los mártires, de los confesores, de las vírgenes, de los santos, Ella es la única concebida sin pecado y la única elevada al cielo, es Reina del Rosario, su oración preferida que siempre nos recomienda en sus apariciones personales, Reina de la familia y de la paz. </p><p style="text-align: justify;">En Apocalípsis 12,1, aparece vestida de sol, con la luna bajo sus pies y doce estrellas alrededor de su cabeza. Todos nos vestimos con elementos tomados del mundo físico, pero desde luego ni siquiera intentamos vestirnos de sol ni adornarnos con estrellas. Ella sí porque es la Reina de todo lo creado. </p><p style="text-align: justify;">La llamamos Reina y Madre de misericordia, porque entendemos que realiza esa función libremente, guiada únicamente por el amor a Dios y a cuanto Él ama.</p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-42014279945344919552020-06-26T11:41:00.000+02:002020-06-27T14:13:55.387+02:00Una fecha entrañable: 26 de junio<div style="text-align: justify;">
Crecer como hombre o mujer, no es fácil. El crecer físico es cosa de años, pero el crecimiento intelectual y ético depende de la familia, de los profesores, de los amigos. Aunque llega el momento en el que queremos ser independientes. Y es un momento importante, crucial, un momento decisivo porque es la libertad propia la que decide. Normalmente sigue a un encuentro con personas que antes no conocíamos o con ideas que hemos descubierto o nos han señalado otros y nos han deslumbrado. La conciencia propia, íntima, va marcando el camino hacia el nuevo puerto al que se quiere llegar. Si es que hay un puerto, porque a veces tan sólo se camina 'por uno mismo' a dónde sea, aunque no se sepa muy bien ese adónde.</div>
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Ser cristiano tampoco es fácil. Como no lo era ser israelita. Nacer en ese pueblo era nacer con una historia, en un contexto temporal resultado de muchos sucesos que era preciso conocer y asimilar. Ser cristiano también tiene su historia, una historia que comienza en Cristo una persona anunciada en la tradición judía. Pero no todos entendieron el anuncio de su llegada, más bien fueron pocos judíos los que lo entendieron. La misma escritura habla de un 'resto', del 'resto' que le esperaba, que leía la sagrada escritura y hablaban con Dios porque querían hacer su voluntad, no una cualquiera. A ese 'resto' perteneció la Virgen María, san José, los apóstoles y los primeros discípulos. Y, después, los primeros cristianos.</div>
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De modo que para ser buen cristiano hay que pertenecer a una tradición, o hay que encontrarla y considerarla buena, lo suficiente como para adherirse a ella. Una tradición de fiar debe tener conciencia del origen que la fundamenta y del fin al que se quiere llegar. Sólo así la adhesión de quien la encuentra puede ser plena.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGlYM6g1RAyUXW441E9FyptQVWy1kJfDVAMWFhCk4lpEHALvnT_OEbk3CHKSXrfH93pf2UYL7HXBqyWuhAZb_rYXA5K90iSQiW-lFJ9zMDR1YIA27v-FPA8IwNZMtDVyIQKAcEg2NvnAQ/s1600/paz.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: justify;"><img border="0" data-original-height="375" data-original-width="500" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGlYM6g1RAyUXW441E9FyptQVWy1kJfDVAMWFhCk4lpEHALvnT_OEbk3CHKSXrfH93pf2UYL7HXBqyWuhAZb_rYXA5K90iSQiW-lFJ9zMDR1YIA27v-FPA8IwNZMtDVyIQKAcEg2NvnAQ/s200/paz.jpg" width="200" /></a></div>
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Dios, como siempre, nos ayuda a discernir de modo íntimo personal, aunque entenderle depende de la rectitud de nuestras disposiciones. El camino más común vendrá dado por la tradición marcada por los primeros cristianos, refrendada en los sucesivos concilios universales, directa y sencilla para poder vivir en paz y aprovechar los medios sagrados que son los sacramentos.</div>
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Hay tres de ellos que llamamos de la 'iniciación cristiana', bautismo, confirmación y eucaristía, que nos ponen en relación con el Padre, el Espíritu Santo y Jesucristo. Otros dos ayudan al bien de la comunidad, como son el matrimonio y el orden sagrado, indispensable para que el poder de Dios continúe actuando entre nosotros, perdonándonos y consagrando el cuerpo de Cristo. El último de ellos, el sacramento que nos asiste en momentos difíciles de enfermedad o de muerte. Pero el primero, el bautismo, es el que sirve de guía porque nos pone en comunicación íntima con Dios Padre, imprescindible para hablar con Él y entender su voluntad para orientar nuestra vida en relación con los hombres.</div>
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Ese trato con el Padre nos orientará en la vida social, en la familiar, en la del trabajo que todos hemos de practicar. Él nunca nos dejará solos. Nos envía constantemente a Jesús, y al Espíritu Santo que nos sacará adelante.</div>
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Por eso es importante encontrar una buena tradición que nos acoja y nos ayude como una buena familia en la que estar y en la que encontrar tareas fundamentales. Por querer de Dios, una familia así, sencilla y desprendida de los bienes de la tierra y esperanzada en los bienes eternos, fue la que comenzó san Josemaría Escrivá, a partir del dos de octubre de 1928. Hoy celebramos su fiesta litúrgica en la Iglesia Católica. 'Un camino seguro' le pedía él a la Virgen. Sí, un camino sencillo, recto y seguro, que podamos recorrer los que, gracias a Dios, hemos encontrado los que hemos sido llamados a ella. </div>
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Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-63538517989261653912020-01-26T14:14:00.001+01:002020-01-26T14:15:46.241+01:00Saber narrarEl III domingo del Tiempo Ordinario se ha convertido, por deseo del Papa, en el domingo de la Palabra de Dios. ¿No lo son todos los domingos, todos los días? Sí, pero un domingo al año nos detendremos en pensar un poco en la Palabra de Dios.<br />
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Al comienzo del evangelio de Juan, en el versículo dieciocho, se nos dice que el Verbo de Dios se hizo hombre, se encarnó y vino a la tierra como uno de nosotros. El Verbo de Dios. Se ve que Dios quería hablar con nosotros. Él tiene la capacidad de comunicarse con el Padre, y quiere conversar con nosotros para transmitirnos el pensar del Padre, la voluntad del Padre.<br />
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Esta voluntad de conversar de Dios queda ya reflejada en el primer capítulo del Génesis. Dios conversa consigo mismo y a una palabra emitida hacia el exterior se van creando todas las cosas. Incluido -en último lugar, cuando tiene preparado el lugar donde va a vivir-, al hombre.<br />
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Y le comunica que tiene una libertad completa para actuar. Pero hay una salvedad, que no toque el árbol de la ciencia del bien y del mal. ¿A qué viene esta pequeñez? Será la prueba de que Adán y Eva han escuchado la palabra de Dios, la han entendido y la aceptan.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFfitVo7yvNewIVzBGAZbbaAGLAOlh2x_3ZZYZpnQ3BIIfo7bsKQOMp3Wj_hdTodDX-Q3PIstIKLlcN7a0ey1El_B0Mi9Rq8QZqf7neOSTm5yaxpUJKC7d4N3GuPTTRyWo2Mgg04S5Sfo/s1600/arbol.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="194" data-original-width="259" height="149" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFfitVo7yvNewIVzBGAZbbaAGLAOlh2x_3ZZYZpnQ3BIIfo7bsKQOMp3Wj_hdTodDX-Q3PIstIKLlcN7a0ey1El_B0Mi9Rq8QZqf7neOSTm5yaxpUJKC7d4N3GuPTTRyWo2Mgg04S5Sfo/s200/arbol.jpg" width="200" /></a></div>
Enseguida se ve la eficacia de la prueba del árbol, porque va a intervenir otra voz, otro personaje. También él tiene algo que decirles. Les hace ver que él es más generoso y más amplio que Dios creador. Que pueden comer lo que quieran, que no pasa nada. Para ellos no habrá prohibición alguna. Y añade a su discurso una diversión que Dios no le había otorgado, una aventurilla pícara que consiste en actuar en el campo de lo prohibido, a escondidas de la autoridad moral. A ver cómo reacciona Dios. Es una aventura atrevida, pero divertida en cuanto que no se sabe qué final tendrá.<br />
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Este es el perfume que recibe toda trastada, todo pecado. Un perfume que huele a que se ha escuchado a otro personaje que no es Dios, y que no puede prometer mucho más que la dicha de caminar donde no debemos, porque no va a ninguna parte. ¿Qué más puede ofrecer la serpiente? ¿Qué felicidad duradera nos puede prometer? La dicha de hacer lo que me da la gana, el gozo de no obedecer, la íntima satisfacción de ir contra los sensatos, contra la gente de bien.<br />
<br />
¡Qué importante es comunicar el camino auténtico! ¡Qué importante escuchar a quien comunica la verdad y el bien!<br />
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Saber narrar. El Papa nos anima a narrar bien. Hoy oímos muchas narraciones: noticias, historias reales, inventadas, novelas, cine, chistes, de todo. La Sagrada Escritura narra muchas historias, de todo tipo buenas y malas, que respetan la dignidad y el destino del hombre y que no lo respetan, pero que la misma narración muestra, en toda su extensión, el distinto fin de una y otra. A Moisés, dios le dice (Ex. 10,3) que vaya a liberar a su pueblo de Egipto. No va a ser fácil, por eso que cuente a sus hijos y a los hijos de sus hijos la historia de cómo actuó Yavé. Que cuente la verdad completa, para que puedan aprender quién es Dios.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPDYwNYrwlpdQAm0WHK8FK-ZvU4NOuPQJRizcDJVvTWPwbneL-hFvwuTqVC29vzCtfhJdsQkAxSJh0pJ3MdyO6c7CLs4ViKrVMWaFxYaZyb8bkXkkR6__4f8uDyyk9a1xOERzhlEkefa8/s1600/el+mar.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="195" data-original-width="259" height="150" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPDYwNYrwlpdQAm0WHK8FK-ZvU4NOuPQJRizcDJVvTWPwbneL-hFvwuTqVC29vzCtfhJdsQkAxSJh0pJ3MdyO6c7CLs4ViKrVMWaFxYaZyb8bkXkkR6__4f8uDyyk9a1xOERzhlEkefa8/s200/el+mar.jpg" width="200" /></a>Dios no se contradice, por eso hay continuidad entre Antiguo y Nuevo Testamento. La historia de <br />
Jesús está en continuidad con lo avisado por los profetas. Leemos este domingo que Isaías dice (8,23-9, 3) que una gran luz aparecerá por tierras de Zabulón y Neftalí, en el camino del mar. Y Mateo recoge la profecía y nos muestra cómo se cumple cuando Jesús empieza a predicar: Convertíos. Es decir, volved a Dios (Mt. 4, 12-23).<br />
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He aquí la importancia de la buena narración y de saber escucharla. ¿Cómo distinguir la buena de la mala? A través de la luz de la fe, de la luz que aparece en las tierras de Zabulón y Neftalí, en el camino del mar.<br />
<br />Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-78957515533573493742020-01-15T20:09:00.000+01:002020-01-15T21:57:10.214+01:00Estar presente<div style="text-align: justify;">
"El crecimiento de la vida espiritual está relacionado en proporción directa con el crecimiento de nuestra devoción eucarística" (J. Echevarría, Vivir la santa Misa).</div>
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¿Qué podemos hacer para que una y otra crezcan?</div>
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Se me ocurre apartar, en primer lugar, prejuicios que la imaginación o la razón me pueden poner como un obstáculo. Simplemente por no haberlas ejercitado la analogía más simple para 'hacerme una idea' de lo que Jesús nos quiso hacer entender al instaurar la Eucaristía: Esto es mi cuerpo, esta es mi sangre.</div>
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Dios ha querido que algunas criaturas suyas nos sirvan de alimento. Y para ello establece una cadena de producción: tierra, sol, lluvia, semillas, y aparecen productos como las espigas de trigo y las vides. El hombre completa la tarea y, mediante el trabajo, produce, entre otras cosas, pan y vino, alimentos que alegran la vida del hombre.</div>
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En el evangelio nos ha ido preparando con algunos milagros para entender mejor lo que hará al final de su vida: cambia el agua por vino, en la boda de Caná; multiplica el pan por dos veces para llegar a más de mil personas a partir de unos pocos panes. Por no hablar del poder que muestra en multitud de milagros de curaciones e incluso de difuntos resucitados.</div>
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Pero, ¿de qué nos extrañamos? Nosotros podemos producir chapa y recubrir unos hierros y unos hilos de cobre reformados; añadimos una ruedas de goma recauchutada. Con todo ello y gasolina, producimos una combustión: y todo eso, bien ensamblado, ¡es un automóvil! Ninguno de los elementos sueltos lo es, sí lo es el resultado de nuestro trabajo: ¡una realidad nueva, -eso sí artificial, pero real-, que no existía!</div>
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Hemos 'espiritualizado' cada pieza dándoles un cometido. Pero el colmo de la espiritualización es que 'yo me meto dentro', y ese ¡es mi coche! No solo porque lo he pagado, sino porque al conducirlo, mis sensaciones corporales las extiendo hasta las esquinas, hacia todas las dimensiones del coche. Y lo aparco en lugar más bien estrecho, y calculo si podré pasar bajo una viga del garaje. Mi sensibilidad se ha dilatado a cada esquina del automóvil. Auto-móvil, el 'auto' soy yo, que manejo el móvil.</div>
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Y sigo espiritualizándolo, y ahora lo uso para ir al trabajo, para llegar a una reunión, para recoger a un enfermo y llevarlo al hospital. Esas funciones el coche no podía ni imaginar que iba a hacerlas: no sólo recorrer las calles, sino recorrerlas para un fin humano, fijado por el intelecto. Habrá quien se fije en el coche, pero lo realmente importante es que 'yo voy dentro del coche, yo soy quien lo he conducido, yo soy el que acaba de llegar'. ¡Yo estoy dentro de él, he llegado yo a la reunión no el coche! Soy yo quien ha llegado en el coche.</div>
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Un bolígrafo es un tubo de plástico rellenado de tinta. Pero yo lo tomo y escribo una carta, pido un préstamo, preparo un discurso. Eso se llama poner al servicio de la capacidad espiritual del hombre un instrumento sencillo, inventado precisamente por el hombre.</div>
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¿Por qué hablar de 'espiritual'? Porque el hombre no es solo materia, lo que le eleva sobre las demás criaturas son sus capacidades de conocimiento y de voluntad, que impulsan 'su' cuerpo, ciertamente más íntimo a la persona que su 'coche', o que su bolígrafo, pero también instrumento.</div>
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Si uso una pierna ortopédica, es mía, y exijo para ella un respeto que exijo también para mí. ¡Es mía!, Me sirve a mí de una manera inalienable.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3mHOAOsi3EpEOp803EzmxCKkmO9UZ_gbpnMDvue1v9YA4iqHebm8nyMVn3XVBgNSlMQ0kThB8QFJqymj74ByK67NTWfEvSgAg_UF0ZYoRWPzLgRBvMnzKg-oqX86G0rG4KyzauEX9s3M/s1600/pan+y+vino.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: justify;"><img border="0" data-original-height="203" data-original-width="248" height="163" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3mHOAOsi3EpEOp803EzmxCKkmO9UZ_gbpnMDvue1v9YA4iqHebm8nyMVn3XVBgNSlMQ0kThB8QFJqymj74ByK67NTWfEvSgAg_UF0ZYoRWPzLgRBvMnzKg-oqX86G0rG4KyzauEX9s3M/s200/pan+y+vino.jpg" width="200" /></a></div>
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"Esto es mi Cuerpo, ésta es mi Sangre". Yo, nos dice Jesús, estoy ahí, he venido a vosotros en ellos. Pan y vino son los accidentes, la realidad que hay en ellos ¡soy Yo!</div>
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¿No estáis vosotros presentes en otro lugar, ante otras personas mediante una carta una voz transmitida por teléfono? Pues, Yo estoy con vosotros a través del Pan y del Vino consagrados, 'porque son mis instrumentos', los que os dado para que podáis utilizarlos y así podamos estar reunidos unos minutos. Las personas que se quieren necesitan amorosamente estar juntos unos momentos. Y Yo, siendo Dios, quiero estar con vosotros al modo humano.</div>
Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-84752621377085958202020-01-09T17:29:00.000+01:002020-01-09T17:48:43.152+01:00La libertad con la que actúa Jesús<div style="text-align: justify;">
En el Evangelio de Marcos (6,45 y ss.) leemos como Jesús, después de la multiplicación de panes y peces, despide a sus discípulos para que le precedan en Betsaida mientras Él se retira a un monte cercano para orar. Horas más tarde, viéndoles remar con dificultad, porque el viento les era contrario, en la cuarta vigilia de la noche se les acerca caminando sobre el mar.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCMcCemlofgWi4jOmackO1Tnf97PRKNdTOaDIK3bIdhrz7GPPYb4M8rTAtzA_WWIeFmPEqJrlEipWpyz-LfKw89lhG8VOFxKd-Moc0WsiSNQI41Lzn_uLJ__ZdoOeZakLwtXiKKUrhA0A/s1600/Jesus+mar.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: justify;"><img border="0" data-original-height="272" data-original-width="185" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCMcCemlofgWi4jOmackO1Tnf97PRKNdTOaDIK3bIdhrz7GPPYb4M8rTAtzA_WWIeFmPEqJrlEipWpyz-LfKw89lhG8VOFxKd-Moc0WsiSNQI41Lzn_uLJ__ZdoOeZakLwtXiKKUrhA0A/s200/Jesus+mar.jpg" width="136" /></a>¿Por que nos alegra leer o escuchar esta nueva acción de Jesús? Quizás porque nos lo descubre como Dios, dominador de las leyes de la naturaleza; quizás por el modo de emplear su libertad superando las dificultades; quizás también por su rebeldía porque no quiere ser encadenado por una situación sin salida. Entusiasma la libertad con la que actúa Jesús por encima de la rigidez y el estrecho sentido común de escribas y fariseos.</div>
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Es conocido el poema de Antonio Machado que -dice él dirigiéndose a Cristo crucificado-: Oh, no eres tú mi cantar, / no quiero cantar ni puedo / a ese Cristo del madero / sino al que anduvo en la mar. Contrapone una acción de Jesús con otra y rechaza una y acepta complacido otra. No entiende por qué se dejó crucificar, por qué tuvo que aceptar esa parte tan desagradable de su vida, cuando gracias a su poder podría haberla evitado. Es mejor la vida cómoda y pacífica, a una vida de sufrimiento.</div>
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Pero habría que aceptar ambas partes si se quiere comprender a Jesús. Jesús no es partidario ni de una ni de otra, sino de las dos. ¿Cómo las hace compatibles?<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhv5_2_DuxYOzQ1wdySpUErqwUlFbIIa4bJqSmVuuC4shslBjuFo1a8dca2GsdvVNCFaAJstIk6itE4pDsE8dRNBpuihW98c8BE8OS1BRetYHMNHOH0OP9Z1B8LsLtpSi4om4gniFB7Rrs/s1600/joven.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="229" data-original-width="150" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhv5_2_DuxYOzQ1wdySpUErqwUlFbIIa4bJqSmVuuC4shslBjuFo1a8dca2GsdvVNCFaAJstIk6itE4pDsE8dRNBpuihW98c8BE8OS1BRetYHMNHOH0OP9Z1B8LsLtpSi4om4gniFB7Rrs/s200/joven.jpg" width="131" /></a></div>
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Hoy, nueve de enero, es el aniversario del nacimiento de san Josemaría Escrivá. En su tiempo había una tradición pacífica en la Iglesia, un derecho canónico bien razonado y aprobado por la autoridad correspondiente. Pero Dios le pide veintiséis años después de su nacimiento que lo cambie. Ha llegado el momento histórico de hacer unas rectificaciones de importancia, tal y como vemos que se hicieron en el Vaticano II. Y su misión va a consistir en mostrar una muestra real, ya en marcha, del papel de los laicos en la sociedad temporal. La vanguardia de la Iglesia en el mundo no va a ser la jerarquía, sino los fieles de a pie. Los que están en el mercado laboral y trabajan de mil maneras, los que están casados y tienen hijos, y tienen derecho de intervenir en la educación y en la economía y en la política, como cualquier otro ciudadano responsable.</div>
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De nuevo, organización razonablemente establecida, y novedad querida por Dios que la remuevo. Derecho y seguridad frente a libertad y mejora de la vida social, haciéndola más abierta, más acogedora. La libertad de Dios frente a la seguridad de los hombres, atrincherados en sus costumbres y en su derecho. </div>
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Los rebeldes, los antisistemas claman por la libertad, pero para destruir toda previsión. Dios es de los rebeldes y antisistema: la mente del hombre ha de estar abierta a una visión de la justicia y de la rectitud que abre caminos en la historia.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7Wi4LyVl6Xmoa9eQcampKZ4YKreRuY4roqGeHru6eYxVrpi8LvrghYiyQo_h2AdhEKAhKtf8DFnLdxge0e07kdhBkyLU2V4YUgNTUrDzWx36SX9KzNjaJ7B4-MCL1JgqkN9wroIochso/s1600/Jesus+y+templo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="183" data-original-width="275" height="133" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7Wi4LyVl6Xmoa9eQcampKZ4YKreRuY4roqGeHru6eYxVrpi8LvrghYiyQo_h2AdhEKAhKtf8DFnLdxge0e07kdhBkyLU2V4YUgNTUrDzWx36SX9KzNjaJ7B4-MCL1JgqkN9wroIochso/s200/Jesus+y+templo.jpg" width="200" /></a></div>
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Podemos recordar a Jesús con doce años. Sus padres -padres más buenos no se podrán encontrar nunca-, siguen la tradición y las costumbres. Pero Jesús juzga oportuno quedarse en el Templo todo un día y la noche. Cuando le encuentran y le pregunta su ;Madre por qué ha hecho eso, simplemente para saber algo que quizás desconocía, Jesús le responde que debe estar atento a los asuntos de su Padre, que pueden ser imprevisibles. Y a nosotros se nos escapan los motivos, pero nos basta saber que a Jesús les pareció suficientes. </div>
Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-38116096264589658132020-01-03T18:57:00.000+01:002020-01-09T16:53:00.226+01:00La alegríaLa Navidad está llena de luz y alegría, porque en estos días celebramos el cumplimiento de las promesas.<br />
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¿Qué promesas? La primera, aquella que Yavé establece después del primer pecado. Ésto no va a quedar así, no puede quedar así. Una mujer y su descendencia lo arreglarán todo: será como una nueva creación pero ésta vez espiritual. Lo que se ha roto es el vínculo con Dios, continúa existiendo lo creado pero malherido. Hay que subsanarlo.<br />
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La naturaleza herida se recuperará pero no sin esfuerzo. Para ello, incluso el Hijo de aquella mujer tendrá que sufrir por nuestra causa, pero de ese modo nos ayudará. Por nuestra parte, se requerirá una voluntad firme de conseguir la salud. Unos ejercicios de recuperación, que pueden durar toda la vida, nos sacarán adelante.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqsuCpTP_GEWYk3mq3Opj9_DkelnllDmnFMBtBHMTGGYVZIfOWo0DcQwCX1lSt537QXQoK1xaO6TS9f-z6PIU9ZNAijbG96SPsOpl7yALPsiL7XMbLAr3JmqBwmz5Fkqh0LjZk0xQxUCE/s1600/navidad.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="199" data-original-width="253" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqsuCpTP_GEWYk3mq3Opj9_DkelnllDmnFMBtBHMTGGYVZIfOWo0DcQwCX1lSt537QXQoK1xaO6TS9f-z6PIU9ZNAijbG96SPsOpl7yALPsiL7XMbLAr3JmqBwmz5Fkqh0LjZk0xQxUCE/s1600/navidad.jpg" /></a></div>
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Pero saldremos adelante incluso con ventaja sobre el punto de partida. El Hijo nos aceptará como hermanos. Y así, la unión con Dios será más fuerte y nuestra esperanza -motor de toda actividad voluntaria- más alta. Porque el Hijo de aquella mujer nos llamará hermanos y nos introducirá en la intimidad del Padre. Y su Madre será también Madre nuestra, y nos auxiliará siempre.<br />
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La luz es sinónimo de verdad. Y la alegría acompaña siempre el descubrimiento de la verdad gozosa que nos hace tanto bien. En concreto, no andar por las ramas, ir rectos, aprovechar el tiempo, llegar a la meta e incluso sobrepasarla.<br />
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Cuando uno se sabe querido, se excede en lo que hace, loco de alegría. "Ahora estáis tristes, dijo Jesús un día a sus amigos, pero volveré a veros y se os alegrará el corazón, y nadie os quitará esa alegría".<br />
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Es lo que ocurre cada año en Navidad. Es lo que sucede en cada Misa. Es lo que ocurrirá al final de la vida. Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-5975705247446032442019-12-08T17:50:00.002+01:002019-12-08T17:54:58.945+01:00El "lugar" de la Presencia de Dios<br /><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6qP5CO7nDkzpmnptxI2jUXPZkH0NWNL82rM_vLMOote-XUD6Le9MJyzNqtqXokKcqgb_pwiWaYhixfmd__frO876SxgFdqwziFpjQYJIauIek4ETH9vNU1qUD9llg8fBC6C7Aj9kYLxo/s1600/roma.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="260" data-original-width="168" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6qP5CO7nDkzpmnptxI2jUXPZkH0NWNL82rM_vLMOote-XUD6Le9MJyzNqtqXokKcqgb_pwiWaYhixfmd__frO876SxgFdqwziFpjQYJIauIek4ETH9vNU1qUD9llg8fBC6C7Aj9kYLxo/s1600/roma.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Homenaje a La Inmacula en la Plaza de España en Roma</td></tr>
</tbody></table>
“Pues todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñanza nuestra, a fin de que a través de nuestra paciencia y del consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza”. (Ro 15,4)<br />
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Así es, todos los pueblos intenta mantener memoria de su pasado, pero eso fue más importante que en ningún otro en el pueblo judío, porque Dios se le había aparecido en diversos momentos, indicándoles su voluntad y rectificando con claridad su mala conducta. No se quedaba en el afeamiento de sus actos, les marcaba el camino futuro a la vez que les pedía rectificar. Sucedió desde Adán en adelante. Más aún, a través del Espíritu Santo, quiso que su historia quedara por escrito y fuera enseñada generación tras generación para no perder el recuerdo.<br />
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Las apariciones de Dios a algún hombre en la antigüedad lo rememoraba con algún monumento hecho con piedras acumuladas, pero con el tiempo se han perdido. En el caso de Moisés, no fue así porque Dios quiso que su presencia y su providencia sobre el pueblo, se guardase en la Tienda del Encuentro. Conforme el pueblo marchaba, la tienda iba con ellos, pero era la memoria de la presencia de Dios. Más tarde, el lugar del encuentro de Dios con nosotros y su recuerdo residirá en la Virgen María.<br />
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Moisés recibe la tablas de la ley, la voluntad de Dios expresada en palabras y escrita en piedra. Se guardarán en el Arca de la Alianza. Más adelante, no ya la palabra escrita de Dios sino su Palabra viva, su Hijo, será custodiada en el Arca viviente que fue el seno de la Virgen.<br />
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David llevará el Arca a Sión, el lugar preparado para que reposase. Gracias a ella, el monte Sión tendrá un enorme renombre entre los judíos. Allí Salomón construye el Templo e introduce embellecida el Arca. Templo y Arca son lugares de la presencia de Dios. Todos los judíos son espiritualmente hijos de Sión. Aunque no hayan nacido en ese monte, según el salmo 87 todos han nacido espiritualmente allí, Fulano y Mengano, viene a decir el salmo, pueden decir que han nacido allí.<br />
<br />
Todos son hijos de Sión, lugar de la presencia, donde se ofrecen dones y sacrificios. Pero la hija predilecta de Sión es María, la Virgen. El lugar santo, mejor, la persona santa que es “lugar” de la presencia.<br />
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Según el Espíritu, la vida no iba a ser monótona, siempre igual. Habría una plenitud de los tiempos, que precisamente se cumple con la concepción de María nacida, según el proto evangelio de Santiago, de Joaquín y Ana, que vivían según la tradición junto a la piscina probática, a un costado del Templo. Allí está situada la Iglesia de Santa Ana, y los restos de la casa primitiva.<br />
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El resto de la historia es más conocido y sucede en Nazaret, estando desposada con José. El Ángel le anuncia y le pregunta si quiere ser la Madre del Salvador. Todas las promesas antiguas se van a cumplir en Ella. Ella será el “lugar” de la presencia de Jesús, el Salvador. Del mismo modo que los judíos debían ir a Jerusalén, sobre todo en las fiestas más importante, para poder adorar a Dios, también nosotros hemos de ir y volver a ir a María para encontrarnos con Él. Junto al Sagrario se suele colocar en todas partes una imagen de María. Mirándola se hace más fácil dirigir después la mirada al tabernáculo.<br />
<br />
María, concebida sin pecado, Madre de Dios hecho hombre, es el lugar seguro al que nos dirigiremos para poder estar tranquilo, seguros, con Dios Salvador.<br />
<div>
<br /></div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq_rofDO6JrZHBnSnM5YFjSBn1PpLIGPvXZlS5cqyjlPdkUUT92daYTATJ5Ppp53Bz4NV0u3ubeexkllFw_54tgM4DKMDjm0tGAQjB8231fSBgJ3VMp37L7VgbrDpbhlpqkVF7xHGON8c/s1600/papa+en+roma.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="168" data-original-width="299" height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq_rofDO6JrZHBnSnM5YFjSBn1PpLIGPvXZlS5cqyjlPdkUUT92daYTATJ5Ppp53Bz4NV0u3ubeexkllFw_54tgM4DKMDjm0tGAQjB8231fSBgJ3VMp37L7VgbrDpbhlpqkVF7xHGON8c/s400/papa+en+roma.jpg" width="400" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El Papa suele hacer una Oración a sus pies (foto del años pasado)</td></tr>
</tbody></table>
<div>
<br /></div>
Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8845115243931257255.post-70458486796686001022019-12-03T20:53:00.000+01:002019-12-03T20:55:04.423+01:00El significado y el valor del 'belén'<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Carta Apostólica <i style="font-weight: bold;">Admirabile signum </i><span> (</span><span>1.XII.2019), </span><i style="font-weight: bold;"> </i>del Santo Padre Francisco, sobre</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
EL SIGNIFICADO Y EL VALOR DEL BELÉN</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
1. El hermoso signo del pesebre, tan estimado por el pueblo cristiano, causa siempre asombro y admiración. La representación del acontecimiento del nacimiento de Jesús equivale a anunciar el misterio de la encarnación del Hijo de Dios con sencillez y alegría. El belén, en efecto, es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada Escritura. La contemplación de la escena de la Navidad, nos invita a ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Aquel que se ha hecho hombre para encontrar a cada hombre. Y descubrimos que Él nos ama hasta el punto de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él.</div>
<div style="text-align: justify;">
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Con esta Carta quisiera alentar la hermosa tradición de nuestras familias que en los días previos a la Navidad preparan el belén, como también la costumbre de ponerlo en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las plazas... Es realmente un ejercicio de fantasía creativa, que utiliza los materiales más dispares para crear pequeñas obras maestras llenas de belleza. Se aprende desde niños: cuando papá y mamá, junto a los abuelos, transmiten esta alegre tradición, que contiene en sí una rica espiritualidad popular. Espero que esta práctica nunca se debilite; es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada.</div>
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2. El origen del pesebre encuentra confirmación ante todo en algunos detalles evangélicos del nacimiento de Jesús en Belén. El evangelista Lucas dice sencillamente que María «dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada» (2,7). Jesús fue colocado en un pesebre; palabra que procede del latín: praesepium.</div>
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El Hijo de Dios, viniendo a este mundo, encuentra sitio donde los animales van a comer. El heno se convierte en el primer lecho para Aquel que se revelará como «el pan bajado del cielo» (Jn 6,41). Un simbolismo que ya san Agustín, junto con otros Padres, había captado cuando escribía: «Puesto en el pesebre, se convirtió en alimento para nosotros» (Serm. 189,4). En realidad, el belén contiene diversos misterios de la vida de Jesús y nos los hace sentir cercanos a nuestra vida cotidiana.</div>
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Pero volvamos de nuevo al origen del belén tal como nosotros lo entendemos. Nos trasladamos con la mente a Greccio, en el valle Reatino; allí san Francisco se detuvo viniendo probablemente de Roma, donde el 29 de noviembre de 1223 había recibido del Papa Honorio III la confirmación de su Regla. Después de su viaje a Tierra Santa, aquellas grutas le recordaban de manera especial el paisaje de Belén. Y es posible que el Poverello quedase impresionado en Roma, por los mosaicos de la Basílica de Santa María la Mayor que representan el nacimiento de Jesús, justo al lado del lugar donde se conservaban, según una antigua tradición, las tablas del pesebre.</div>
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Las Fuentes Franciscanas narran en detalle lo que sucedió en Greccio. Quince días antes de la Navidad, Francisco llamó a un hombre del lugar, de nombre Juan, y le pidió que lo ayudara a cumplir un deseo: «Deseo celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno»[1]. Tan pronto como lo escuchó, ese hombre bueno y fiel fue rápidamente y preparó en el lugar señalado lo que el santo le había indicado. El 25 de diciembre, llegaron a Greccio muchos frailes de distintos lugares, como también hombres y mujeres de las granjas de la comarca, trayendo flores y antorchas para iluminar aquella noche santa. Cuando llegó Francisco, encontró el pesebre con el heno, el buey y el asno. Las personas que llegaron mostraron frente a la escena de la Navidad una alegría indescriptible, como nunca antes habían experimentado. Después el sacerdote, ante el Nacimiento, celebró solemnemente la Eucaristía, mostrando el vínculo entre la encarnación del Hijo de Dios y la Eucaristía. En aquella ocasión, en Greccio, no había figuras: el belén fue realizado y vivido por todos los presentes[2].</div>
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Así nace nuestra tradición: todos alrededor de la gruta y llenos de alegría, sin distancia alguna entre el acontecimiento que se cumple y cuantos participan en el misterio.</div>
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El primer biógrafo de san Francisco, Tomás de Celano, recuerda que esa noche, se añadió a la escena simple y conmovedora el don de una visión maravillosa: uno de los presentes vio acostado en el pesebre al mismo Niño Jesús. De aquel belén de la Navidad de 1223, «todos regresaron a sus casas colmados de alegría»[3].</div>
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3. San Francisco realizó una gran obra de evangelización con la simplicidad de aquel signo. Su enseñanza ha penetrado en los corazones de los cristianos y permanece hasta nuestros días como un modo genuino de representar con sencillez la belleza de nuestra fe. Por otro lado, el mismo lugar donde se realizó el primer belén expresa y evoca estos sentimientos. Greccio se ha convertido en un refugio para el alma que se esconde en la roca para dejarse envolver en el silencio.</div>
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¿Por qué el belén suscita tanto asombro y nos conmueve? En primer lugar, porque manifiesta la ternura de Dios. Él, el Creador del universo, se abaja a nuestra pequeñez. El don de la vida, siempre misterioso para nosotros, nos cautiva aún más viendo que Aquel que nació de María es la fuente y protección de cada vida. En Jesús, el Padre nos ha dado un hermano que viene a buscarnos cuando estamos desorientados y perdemos el rumbo; un amigo fiel que siempre está cerca de nosotros; nos ha dado a su Hijo que nos perdona y nos levanta del pecado.</div>
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La preparación del pesebre en nuestras casas nos ayuda a revivir la historia que ocurrió en Belén. Naturalmente, los evangelios son siempre la fuente que permite conocer y meditar aquel acontecimiento; sin embargo, su representación en el belén nos ayuda a imaginar las escenas, estimula los afectos, invita a sentirnos implicados en la historia de la salvación, contemporáneos del acontecimiento que se hace vivo y actual en los más diversos contextos históricos y culturales.</div>
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De modo particular, el pesebre es desde su origen franciscano una invitación a “sentir”, a “tocar” la pobreza que el Hijo de Dios eligió para sí mismo en su encarnación. Y así, es implícitamente una llamada a seguirlo en el camino de la humildad, de la pobreza, del despojo, que desde la gruta de Belén conduce hasta la Cruz. Es una llamada a encontrarlo y servirlo con misericordia en los hermanos y hermanas más necesitados (cf. Mt 25,31-46).</div>
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4. Me gustaría ahora repasar los diversos signos del belén para comprender el significado que llevan consigo. En primer lugar, representamos el contexto del cielo estrellado en la oscuridad y el silencio de la noche. Lo hacemos así, no sólo por fidelidad a los relatos evangélicos, sino también por el significado que tiene. Pensemos en cuántas veces la noche envuelve nuestras vidas. Pues bien, incluso en esos instantes, Dios no nos deja solos, sino que se hace presente para responder a las preguntas decisivas sobre el sentido de nuestra existencia: ¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿Por qué nací en este momento? ¿Por qué amo? ¿Por qué sufro? ¿Por qué moriré? Para responder a estas preguntas, Dios se hizo hombre. Su cercanía trae luz donde hay oscuridad e ilumina a cuantos atraviesan las tinieblas del sufrimiento (cf. Lc 1,79).</div>
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Merecen también alguna mención los paisajes que forman parte del belén y que a menudo representan las ruinas de casas y palacios antiguos, que en algunos casos sustituyen a la gruta de Belén y se convierten en la estancia de la Sagrada Familia. Estas ruinas parecen estar inspiradas en la Leyenda Áurea del dominico Jacopo da Varazze (siglo XIII), donde se narra una creencia pagana según la cual el templo de la Paz en Roma se derrumbaría cuando una Virgen diera a luz. Esas ruinas son sobre todo el signo visible de la humanidad caída, de todo lo que está en ruinas, que está corrompido y deprimido. Este escenario dice que Jesús es la novedad en medio de un mundo viejo, y que ha venido a sanar y reconstruir, a devolverle a nuestra vida y al mundo su esplendor original.</div>
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5. ¡Cuánta emoción debería acompañarnos mientras colocamos en el belén las montañas, los riachuelos, las ovejas y los pastores! De esta manera recordamos, como lo habían anunciado los profetas, que toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías. Los ángeles y la estrella son la señal de que también nosotros estamos llamados a ponernos en camino para llegar a la gruta y adorar al Señor.</div>
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«Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado» (Lc 2,15), así dicen los pastores después del anuncio hecho por los ángeles. Es una enseñanza muy hermosa que se muestra en la sencillez de la descripción. A diferencia de tanta gente que pretende hacer otras mil cosas, los pastores se convierten en los primeros testigos de lo esencial, es decir, de la salvación que se les ofrece. Son los más humildes y los más pobres quienes saben acoger el acontecimiento de la encarnación. A Dios que viene a nuestro encuentro en el Niño Jesús, los pastores responden poniéndose en camino hacia Él, para un encuentro de amor y de agradable asombro. Este encuentro entre Dios y sus hijos, gracias a Jesús, es el que da vida precisamente a nuestra religión y constituye su singular belleza, y resplandece de una manera particular en el pesebre.</div>
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6. Tenemos la costumbre de poner en nuestros belenes muchas figuras simbólicas, sobre todo, las de mendigos y de gente que no conocen otra abundancia que la del corazón. Ellos también están cerca del Niño Jesús por derecho propio, sin que nadie pueda echarlos o alejarlos de una cuna tan improvisada que los pobres a su alrededor no desentonan en absoluto. De hecho, los pobres son los privilegiados de este misterio y, a menudo, aquellos que son más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros.</div>
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Los pobres y los sencillos en el Nacimiento recuerdan que Dios se hace hombre para aquellos que más sienten la necesidad de su amor y piden su cercanía. Jesús, «manso y humilde de corazón» (Mt 11,29), nació pobre, llevó una vida sencilla para enseñarnos a comprender lo esencial y a vivir de ello. Desde el belén emerge claramente el mensaje de que no podemos dejarnos engañar por la riqueza y por tantas propuestas efímeras de felicidad. El palacio de Herodes está al fondo, cerrado, sordo al anuncio de alegría. Al nacer en el pesebre, Dios mismo inicia la única revolución verdadera que da esperanza y dignidad a los desheredados, a los marginados: la revolución del amor, la revolución de la ternura. Desde el belén, Jesús proclama, con manso poder, la llamada a compartir con los últimos el camino hacia un mundo más humano y fraterno, donde nadie sea excluido ni marginado.</div>
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Con frecuencia a los niños —¡pero también a los adultos!— les encanta añadir otras figuras al belén que parecen no tener relación alguna con los relatos evangélicos. Y, sin embargo, esta imaginación pretende expresar que en este nuevo mundo inaugurado por Jesús hay espacio para todo lo que es humano y para toda criatura. Del pastor al herrero, del panadero a los músicos, de las mujeres que llevan jarras de agua a los niños que juegan..., todo esto representa la santidad cotidiana, la alegría de hacer de manera extraordinaria las cosas de todos los días, cuando Jesús comparte con nosotros su vida divina.</div>
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7. Poco a poco, el belén nos lleva a la gruta, donde encontramos las figuras de María y de José. María es una madre que contempla a su hijo y lo muestra a cuantos vienen a visitarlo. Su imagen hace pensar en el gran misterio que ha envuelto a esta joven cuando Dios ha llamado a la puerta de su corazón inmaculado. Ante el anuncio del ángel, que le pedía que fuera la madre de Dios, María respondió con obediencia plena y total. Sus palabras: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38), son para todos nosotros el testimonio del abandono en la fe a la voluntad de Dios. Con aquel “sí”, María se convertía en la madre del Hijo de Dios sin perder su virginidad, antes bien consagrándola gracias a Él. Vemos en ella a la Madre de Dios que no tiene a su Hijo sólo para sí misma, sino que pide a todos que obedezcan a su palabra y la pongan en práctica (cf. Jn 2,5).</div>
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Junto a María, en una actitud de protección del Niño y de su madre, está san José. Por lo general, se representa con el bastón en la mano y, a veces, también sosteniendo una lámpara. San José juega un papel muy importante en la vida de Jesús y de María. Él es el custodio que nunca se cansa de proteger a su familia. Cuando Dios le advirtió de la amenaza de Herodes, no dudó en ponerse en camino y emigrar a Egipto (cf. Mt 2,13-15). Y una vez pasado el peligro, trajo a la familia de vuelta a Nazaret, donde fue el primer educador de Jesús niño y adolescente. José llevaba en su corazón el gran misterio que envolvía a Jesús y a María su esposa, y como hombre justo confió siempre en la voluntad de Dios y la puso en práctica.</div>
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8. El corazón del pesebre comienza a palpitar cuando, en Navidad, colocamos la imagen del Niño Jesús. Dios se presenta así, en un niño, para ser recibido en nuestros brazos. En la debilidad y en la fragilidad esconde su poder que todo lo crea y transforma. Parece imposible, pero es así: en Jesús, Dios ha sido un niño y en esta condición ha querido revelar la grandeza de su amor, que se manifiesta en la sonrisa y en el tender sus manos hacia todos.</div>
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El nacimiento de un niño suscita alegría y asombro, porque nos pone ante el gran misterio de la vida. Viendo brillar los ojos de los jóvenes esposos ante su hijo recién nacido, entendemos los sentimientos de María y José que, mirando al niño Jesús, percibían la presencia de Dios en sus vidas.</div>
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«La Vida se hizo visible» (1Jn 1,2); así el apóstol Juan resume el misterio de la encarnación. El belén nos hace ver, nos hace tocar este acontecimiento único y extraordinario que ha cambiado el curso de la historia, y a partir del cual también se ordena la numeración de los años, antes y después del nacimiento de Cristo.</div>
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El modo de actuar de Dios casi aturde, porque parece imposible que Él renuncie a su gloria para hacerse hombre como nosotros. Qué sorpresa ver a Dios que asume nuestros propios comportamientos: duerme, toma la leche de su madre, llora y juega como todos los niños. Como siempre, Dios desconcierta, es impredecible, continuamente va más allá de nuestros esquemas. Así, pues, el pesebre, mientras nos muestra a Dios tal y como ha venido al mundo, nos invita a pensar en nuestra vida injertada en la de Dios; nos invita a ser discípulos suyos si queremos alcanzar el sentido último de la vida.</div>
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9. Cuando se acerca la fiesta de la Epifanía, se colocan en el Nacimiento las tres figuras de los Reyes Magos. Observando la estrella, aquellos sabios y ricos señores de Oriente se habían puesto en camino hacia Belén para conocer a Jesús y ofrecerle dones: oro, incienso y mirra. También estos regalos tienen un significado alegórico: el oro honra la realeza de Jesús; el incienso su divinidad; la mirra su santa humanidad que conocerá la muerte y la sepultura.</div>
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Contemplando esta escena en el belén, estamos llamados a reflexionar sobre la responsabilidad que cada cristiano tiene de ser evangelizador. Cada uno de nosotros se hace portador de la Buena Noticia con los que encuentra, testimoniando con acciones concretas de misericordia la alegría de haber encontrado a Jesús y su amor.</div>
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Los Magos enseñan que se puede comenzar desde muy lejos para llegar a Cristo. Son hombres ricos, sabios extranjeros, sedientos de lo infinito, que parten para un largo y peligroso viaje que los lleva hasta Belén (cf. Mt 2,1-12). Una gran alegría los invade ante el Niño Rey. No se dejan escandalizar por la pobreza del ambiente; no dudan en ponerse de rodillas y adorarlo. Ante Él comprenden que Dios, igual que regula con soberana sabiduría el curso de las estrellas, guía el curso de la historia, abajando a los poderosos y exaltando a los humildes. Y ciertamente, llegados a su país, habrán contado este encuentro sorprendente con el Mesías, inaugurando el viaje del Evangelio entre las gentes.</div>
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10. Ante el belén, la mente va espontáneamente a cuando uno era niño y se esperaba con impaciencia el tiempo para empezar a construirlo. Estos recuerdos nos llevan a tomar nuevamente conciencia del gran don que se nos ha dado al transmitirnos la fe; y al mismo tiempo nos hacen sentir el deber y la alegría de transmitir a los hijos y a los nietos la misma experiencia. No es importante cómo se prepara el pesebre, puede ser siempre igual o modificarse cada año; lo que cuenta es que este hable a nuestra vida. En cualquier lugar y de cualquier manera, el belén habla del amor de Dios, el Dios que se ha hecho niño para decirnos lo cerca que está de todo ser humano, cualquiera que sea su condición.</div>
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Queridos hermanos y hermanas: El belén forma parte del dulce y exigente proceso de transmisión de la fe. Comenzando desde la infancia y luego en cada etapa de la vida, nos educa a contemplar a Jesús, a sentir el amor de Dios por nosotros, a sentir y creer que Dios está con nosotros y que nosotros estamos con Él, todos hijos y hermanos gracias a aquel Niño Hijo de Dios y de la Virgen María. Y a sentir que en esto está la felicidad. Que en la escuela de san Francisco abramos el corazón a esta gracia sencilla, dejemos que del asombro nazca una oración humilde: nuestro “gracias” a Dios, que ha querido compartir todo con nosotros para no dejarnos nunca solos.</div>
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Dado en Greccio, en el Santuario del Pesebre, 1 de diciembre de 2019.</div>
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<b><span style="font-size: large;">Francisco</span></b><br />
<br />
________________________________________<br />
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[1] Tomás de Celano, Vida Primera, 84: Fuentes franciscanas (FF), n. 468.<br />
[2] Cf. ibíd., 85: FF, n. 469.<br />
[3] Ibíd., 86: FF, n. 470.<br />
<br />Francisco Molinahttp://www.blogger.com/profile/10086051952396502977noreply@blogger.com0